Consagrados y jóvenes artistas dejaron sus huellas escultóricas durante la Semana de Arte en Miami.
Por: Toni Piñera (Enviado especial)
Miami.- El hombre ha dado siempre a sus mitos forma de dioses, de seres humanos, de objetos. Cosificar símbolos y divinizar cosas son operaciones equivalentes, aunque de signo contrario, efectuadas por eso que llamamos arte. El propósito fundamental de la escultura consiste, pues, en descubrir los dioses ocultos dentro de una piedra, el hierro o la madera.
El término de escultura llega del oficio de esculpir, que no es más que “dar forma” tallando sobre madera, metal, piedra... Una ojeada a esta Semana del Arte en esta ciudad sureña de los Estados Unidos, dejó ver que este arte está vivo, aunque las maneras de crearla son ya, en estos tiempos de tecnología avanzada, muy diversas. Una visita a las diversas ferias abiertas aquí y un paseo por las calles de Miami Beach o el centro hasta donde llegó nuestra revista Arte por Excelencias persiguiendo la creatividad en sus más variadas dimensiones, dejó ver, obras de disímiles opciones. Por ejemplo, los materiales utilizados para realizar la mayoría de estos “objetos” escultóricos, que muchos de ellos no siguen al pie de la letra el verbo que le dio origen al principio “esculpir”, sino mas bien “crear”, “armar”, “modelar”, entre muchos otros llegan desde los mas disímiles y actuales: plástico, telas, alambres, o hasta luces de neón…, por solo citar estos. Otras, muchas, son realizadas con materiales pobres, encontrados aquí y allá, con una historia anterior que de hecho las enriquece por su originalidad. Aunque las hay también de mal gusto y cercanas al kitsch (que por cierto ha estado muy en boga en este encuentro).
Pero es fácil advertir, en otras, una inteligencia, aires de buen gusto, virtuosismo técnico y muchos deseos de ser original. En términos generales los creadores se apropian de temáticas cotidianas, de símbolos universales que se traducen de muchas maneras para comunicar sus ideas ya no talladas en madera o esculpidas en mármol o bronce… (en su gran mayoría), para reflexionar sobre el entorno con una conciencia humana y hasta ecologista. Algo que ha sido muy bien recibido aquí por ser una necesidad de nuestro tiempo: salvar la naturaleza, y por ende al hombre. Y como es el protagonista de estas historias artísticas que vienen de nuestra realidad, se convoca en muchas piezas este importante tema y lema del hombre del XXI.
Pero también hay huellas de los grandes de la escultura a nivel internacional, que siguen en pie viendo el tiempo y el arte pasar. Nombres célebres de la escultura en nuestro continente Latinoamericano: Edgar Negret y Eduardo Ramírez Villamizar, aparecen en galerías no solo colombianas como su nación, sino en otras que expresan y conocen su valor e importancia en este arte donde dejaron imperecederas improntas. Henry Moore (Inglaterra), Eduardo Chillida, nuestro Agustín Cárdenas, Louise Bourgeois (Francia), por solo citar estos están allí representando valores muy universales como ellos mismos.
Pero también otros más jóvenes siguen sus huellas con materiales convencionales como la costarricense Marcela Ganly que toma los caballos como fuente de inspiración en una manera muy contemporánea de trabajar el bronce y los propios equinos. O esos objetos donde reúne materias de diversa índole como tarjetas de cartón, madera, cuerdas y luces para crear un ambiente diferente y hasta un corazón con las sombras de estos elementos en una imagen muy actual que habla de la inteligencia a la hora de armar una pieza conmovedora que llegó de la mano de la creadora inglesa Nicole Wassal, en Pulse Miami Beach… O las esculturas blandas de nuestro Manuel Mendive que hablan de las tradiciones afro ancestrales y de su capacidad creativa... ¡Hubo tanto! Caminar estos días por Miami era sentir el tiempo del arte.
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