Entre el academicismo romántico y las revoluciones artísticas de finales del siglo XIX, Jean Auguste Dominique Ingres (Montauban, 1780-París, 1867), seguidor de Rafael o de Poussin, representa un eslabón esencial en la historia del arte como precursor de algunos de los grandes cambios en la tradición pictórica europea.
Su particular estilo como retratista le convirtió en el favorito de la mujer burguesa europea ya que, tras la aparente tradición de su maestría y de sus escenas, traslucía una voluptuosidad renacida, una sensualidad muy alejada de la expresión académica de este género. La mirada de “La Gran Odalisca”, las poses atrevidas y naturales de sus mademoiselles, denotan la lucha contra los convencionalismos que libraba el pintor en su estudio y que se libraba fuera de él, en la sociedad del momento. En la masa de cuerpos de “El Baño Turco”, por ejemplo, se anuncia la búsqueda de tridimensionalidad de Picasso y sus distorsiones anatómicas a la vez que se muestra cómo Ingres pensaba que la verdadera belleza era irrepresentable, motivo por el que las figuras aparecen de espaldas, casi escondiéndose de la vista del espectador.
La exposición del Museo del Prado, desarrollada en colaboración con el Museo del Louvre, estará en las salas A y B del Edificio de los Jerónimos entre el 24 de noviembre de 2015 y el 27 de marzo de 2016 y, de manera cronológica, presenta un desarrollo cronológico preciso de la obra del pintor francés que inspiró la renovación de las escuelas europeas, especialmente la española.
Esta es la primera exposición que llega a España del pintor francés, del que, por cierto no hay ninguna obra en ninguna de las colecciones públicas españolas. La pintura "Gran Odalisca", procedente del Museo del Louvre, será la primera de las obras de Ingres que se instalará en El Prado en un acto que se celebrará el miércoles día 11 de noviembre.