Los Beatles todavía no existían cuando Yoko Ono ya era una de las creadoras más conocidas de vanguardia. Hoy el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York le abre sus puertas a esta pionera del arte acción y de la música experimental.
La artista multidisciplinaria de 82 años no deja de explorar distintos lenguajes de vanguardia -actualmente es DJ-, muchos de ellos concebidos durante su etapa como parte del movimiento Fluxus de los años 60.
“Ono tiene más de 60 años de vida artística. Ella ya era musa de John Cage y hacía performance con él cuando Lennon apenas aprendía a tocar la guitarra”, dice el curador español Pablo J. Rico, quien ha organizado más de una docena de exposiciones de la japonesa alrededor del mundo.
La artista organizó su primera “exposición no oficial” en el MoMA en 1971, la cual tituló Museum of Modern Fart. Ono había anunciado con anterioridad la inauguración de su primer one woman show en el recinto, y cuando la gente llegó, en vez de una exposición encontró únicamente un anuncio que informaba que Yoko había liberado cientos de moscas e invitaba a los presentes a seguirlas por la ciudad. Esta acción fue su forma de protesta por la falta de apoyo a las mujeres en el arte.
Para conmemorar 40 años de aquella “no exposición”, el MoMA inaugura hoy Yoko Ono: One Woman Show, 1960–1971, la primera retrospectiva dedicada a Ono en este museo. La muestra incluye 125 piezas de su primera etapa artística.
Para Pablo J. Rico y Cuauhtémoc Medina, curador en jefe del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), el recinto neoyorquino se tardó muchos años en dedicarle una retrospectiva a una artista ya galardonada en 2009 con el León de Oro de la Bienal de Venecia, y con decenas de exposiciones individuales; la última fue realizada el año pasado en el Guggenheim de Bilbao.
Christophe Cherix, curador de pintura de The Robert Lehman Foundation y uno de los organizadores de esta muestra, aclara vía correo electrónico que no es la primera vez que se presenta su obra en este espacio, aunque sí de manera individual.
“La Gilbert and Lila Silverman Fluxus Collection Gift de 2008 añadió aproximadamente 100 trabajos de arte de Ono a la colección del MoMA. La exhibición también fue acompañada de una iniciativa del museo de reevaluar figuras clave de los años 60, que podrían haber sido pasados por alto en ese tiempo”, explica Cherix.
AVANT-GARDE DESDE EL PRECIPICIO
Yoko Ono nació en Tokio en 1933, hija de un banquero y aristócrata japonés, siempre vivió adelantada a su época y a su contexto. Fue la primera mujer en estudiar filosofía en la escuela Gakushuin, lugar reservado para nobles o hijos de los emperadores.
“Durante los primeros años de su extensa carrera, se movía entre Nueva York, Tokio y Londres, siendo pionera en el desarrollo internacional del arte conceptual, el cine experimental y el performance”, dice el curador Christophe Cherix.
Después de mudarse a Nueva York a mediados de la década de 1950 -agrega-, Ono comenzó a componer instrucciones basadas en las partituras musicales; aunque ella escribió los textos, los lectores daban sus propias interpretaciones de la obra, lo que permitía un sinfín de posibles resultados.
EL JOHN ANTES DE LENNON
El músico experimental John Cage, quien formó parte del movimiento de vanguardia Black Mountain College, fue el primer John importante en su vida. A finales de los 50, realizaban conciertos y perfomances en Japón y Nueva York.
“Yoko Ono fue una persona clave de la vanguardia musical postCage, tanto en la escena japonesa como neoyorquina”, explica Medina. “La sustitución de las partituras por instrucciones se volvió decisivo; (las instrucciones) vienen a ser el punto de definición de un tipo de práctica artística que entiende por igual lo verbal, la presentación física y la acción. Esto va a ser recogido por el artista lituano George Maciunas en el movimiento Fluxus”.
El desarrollo de estas prácticas llevó a Ono a explorar otros lenguajes como el cine. Es así que la exposición del MoMA exhibirá Film No. 4 (1966), que consiste en una serie de pompas en movimiento que, a decir de Medina, fue muy escandalosa a pesar de ser un ejercicio formal de volumen. Para entender su obra de este periodo -añade- es fundamental el libro Grapefuit, publicado en los 60. Este compendio de instrucciones y pensamientos, es la base de su arte-acción.
“El happening es una acción que haces para provocar algo en tu entorno fomentando la participación física de la gente que está a tu alrededor. Ella lo hacía a través de las instrucciones”, explica Dulce María Alvarado, quien en su libro Performance en México. 28 testimonios 1995-2000, publicado recientemente con el apoyo de la Fundación Jumex, incluye una entrevista con la artista, realizada en 1997 durante su visita al Museo Tamayo para inaugurar su primera exposición individual en México, Ex – It.
“Una de sus piezas fundamentales es Cut piece: ella permanecía inmóvil e invitaba a la gente a que le cortaran un pedazo de su ropa hasta que la desnudaran; fue muy provocador”,cuenta la especialista en arte-acción.
La obra de Ono también mantiene un espíritu zen y elegante, limpio y minimalista. Tuvo su primera exposición en la galería londinense Indica en 1966. A la inauguración llegó John Lennon. El resto de la historia es muy conocido.
“No podríamos comprender el Imagine o las obras musicales de Lennon de los 70 sin la influencia de Ono; se alimentaron mutuamente y crearon una pareja excepcional de creatividad. Él decía que Yoko era la artista desconocida más famosa del mundo”, concluye Pablo J. Rico.
Fuente: www.elfinanciero.com.mx