Por: Diana Ferreiro
Una vez más en La Habana, Flavio Garciandía viene a exponer la versatilidad que ha caracterizado su obra, desde el fotorrealismo de la década del 70, hasta sus más recientes piezas, creadas específicamente para esta exposición.
Quisiera ser Wifredo Lam… (pero no se va a poder) es el título bajo el cual se exhibirán hasta febrero del 2015 en el Centro Wifredo Lam de La Habana Vieja, más de 70 obras (pinturas, dibujos, instalaciones, video), producidas entre el año 1973 y noviembre del 2014.
“Obviamente el título de la exposición forma parte de una mecánica paradójica de hacer homenajes. Pienso que es como un nuevo personaje, un artista tonto, que sería como mi alter ego, que cree que se puede repetir. Es quizá la manera más chistosa de rendir homenaje a Wifredo Lam, y de enfatizar con bastante humildad, que eso es imposible de igualar”, dijo Flavio Garciandía.
El “recorrido ideal” por la muestra comienza en la sala titulada I insulted Flavio Garciandía in Havana (Yo insulté a Flavio Garciandía en La Habana), título además de un libro que reúne la más completa información del artista y su obra, disponible al público en este espacio, apuntó la curadora de la exposición, Cristina Vives.
Seguidamente, en la planta superior del centro, se exhibirá, junto a una de las obras más paradigmáticas de Flavio, Todo lo que usted necesita es amor (1975), piezas menos conocidas del pintor, como otro retrato de Zaida del Río, del año 1973, además de las Declaraciones, obra que acompaña cada exposición suya desde el 2000 y que propone lo que él considera los derechos y deberes de todo artista.
Desde esta sala, se realiza un recorrido no exactamente cronológico por la obra de Flavio, pasando por sus etapas abstractas o de cuestionamiento de la identidad, o incluso de la posible fragilidad de la identidad nacional frente a otras culturas. De ahí, se presentan obras de sus series El síndrome de Marco Polo (1986) y Refranes (1985), y bocetos y acuarelas nunca antes expuestos.
Se incluyen además en la muestra, entre otras, sus piezas Frijoles coloraos, o Segundo viaje de Ad Reinhardt a La Habana (1994) y Frijoles blancos o Malevich y Ryman en La Habana, otra vez (2006), donde Flavio rinde homenaje a algunos de los grandes paradigmas del arte contemporáneo mundial, a partir de visitas ficticias de estos a Cuba.
Uno de los últimos espacios de la muestra, titulado El cuarto mundo… (el que está entre el tercero y el quinto), reúne las pinturas realizadas por el artista específicamente para la exposición, donde cita nuevamente a Wifredo Lam en sus cuadros, esta vez impregnados con la que pudiera ser —según Crsitina Vives—, de manera muy sutil y sensual, toda la belleza de la pintura de Flavio.
La curadora destacó que no se trata de una exposición retrospectiva, sino antológica, debido a lo prolífero de la obra del artista:
“Pero hay una razón más importante, Flavio ha sido, en toda su carrera, muy versátil, pues en cada uno de los periodos e investigaciones que ha desarrollado, ha presentado una imagen renovada, de experimentación continua. Un artista que está cerrando esta exposición con obras hechas este 2014 y que nos presenta un nuevo camino en su trabajo, es un artista que no puede ser analizado con una retrospectiva, que es, en definitiva, una visión finita”.