El documental Aire frío, el casting, una coproducción de Producciones Caricatos, el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) y Alma Films dirigida por Rolando Almirante, tuvo su estreno en el cine Chaplin de la capital cubana acompañado por una exposición de vestuario empleado por diferentes compañías teatrales en el montaje de las versiones hechas en la Isla de esta obra emblemática del poeta, narrador y dramaturgo cubano Virgilio Piñera, nacido en Cárdenas, Matanzas, el 4 de agosto de 1912, y fallecido en La Habana el 18 de octubre de 1979.
Virgilio formó parte, en la década de los cuarenta, de los colaboradores de la revista Orígenes, y en los cincuenta fundó, junto a Rodríguez Feo, otra de las publicaciones imprescindibles en la historia de la literatura cubana: Ciclón. Su poema «La isla en peso» es una de las obras cumbres de la lírica antillana. Además de Aire frío, escribió otras obras que hoy constituyen parte de lo mejor del acervo teatral del país, como Electra Garrigó y Dos viejos pánicos, esta última Premio Casa de las Américas de Teatro 1968.
Aire frío, el casting reúne a cinco directores de teatro —Carlos Díaz, Carlos Celdrán, Antonia Fernández, Raúl Martín y Fátima Patterson—, quienes despliegan sus poéticas individuales para concebir algunas escenas de la obra homónima en un intento de provocar una mirada contemporánea al legado creador de quien es el más universal de nuestros dramaturgos.
«De las artes, la más joven, la cinematográfica, le presta su piel a una de las más antiguas, el teatro —expresó Almirante ante el numeroso público que asistió al estreno—. Es nuestro pequeñísimo homenaje a esas personas que hacen teatro todos los días y cuya vida queda cada día en ese espacio y en la memoria de las personas. Son dinámicas de trabajo y poéticas diferentes de cinco directores que hemos logrado recoger a merced e inspiración de la obra de ese dramaturgo canónico cubano que es Virigilio Piñera, a quien descubrí a inicios de los años noventa acabado de graduar cuando vi la puesta en escena de Carlos Díaz de La niñita querida (allá afuera está el vestido que esa noche llevó Adria Santana). De alguna manera ese interés por Virgilio vio nacer esta obra, acunada por todas esas experiencias y por los consejos sabios e impulsos espirituales y docentes de esa persona que es Babi Rivero, que nos atizó como al fuego a la estufa para que hiciéramos este proyecto. Ojalá la piel del cine inmortalice ese sacrificado trabajo que se queda en un espacio muy mínimo de la sala de teatro, y que otras personas de otras generaciones puedan revisitarlos».