La exposición Silencios, secretos y testimonios, de las fotógrafas españolas Flor Mayoral, Amparo Alepuz y Rocío Villalonga, fue inaugurada en la Fototeca de Cuba —Mercaderes número 307 entre Muralla y Teniente Rey, Plaza Vieja, Centro Histórico de La Habana— con la presencia del excelentísimo embajador de España en Cuba, señor Juan Fernández Trigo; la ministra consejera de Gobierno de esa representación diplomática, señora Nuria Reigosa; así como de Norma Rodríguez Derivet, presidenta del Consejo Nacional de las Artes Plásticas del Ministerio de Cultura de Cuba.
La muestra abre las puertas a Noviembre Fotográfico, un evento que se ha consolidado como plataforma para el desarrollo y promoción de esa manifestación artística en la Isla. Al respecto, Nelson Ramírez, director de la Fototeca, expresó: «Desde hace once años realizamos este evento, que se va extendiendo al resto de las provincias. En esta ocasión, por ejemplo, tenemos seis exposiciones en Camagüey. Es un programa de exposiciones y otras actividades que ha devenido en mes de la fotografía. Ha demostrado ser una experiencia significativa en el desarrollo y promoción del arte fotográfico, agrupando diversas exposiciones de fotografía localizadas en galerías y centros culturales del país. También se incluye un coloquio, del 26 al 30 de noviembre, donde se efectúan conferencias, talleres y proyectos durante una semana de encuentros teóricos».
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Refiriéndose a Silencio, secretos y testimonios apuntó: «Es un proyecto de tres artistas con tres conceptos, tras los cuales se esconden muchas de las ideas y los comportamientos del ser humano expresadas en las obras de estas tres mujeres».
Arte por Excelencias resume algunos de estos conceptos, expuestos a los asistentes por Flor Mayoral, Amparo Alepuz y Rocío Villalonga:
Flor (Silencios): «Este proyecto empezó hace unos cuantos años. Es un discurso sin palabras entre muchas personas, una sinfonía sin palabras. Las personas que expongo en estas paredes pueden ser personas mayores o niños, pueden habitar en cualquier lugar, pero son iguales en un solo discurso, o sea, ninguna vale más que ninguna otra, todas son exactamente iguales, y, sin embargo, todas tienen un pensamiento diferente acerca de lo que es el silencio para ellos. Yo trato de captar esa mirada que me atrae en ese momento y la plasmo en estas paredes, de personas que he conocido a través de mi vida».
Amparo (Secretos): «Mi muestra es un equipaje de memoria de toda mi trayectoria como artista, que curiosamente comenzó en Cuba en 1987; mis primeras fotografías son de La Habana. Hace dos años, cuando hablamos con Nelson y con Jorge, el director del Museo Nacional de Bellas Artes, yo estaba trabajando sobre los secretos como una metáfora del acontecer de la mujer en la historia. La mujer ha trabajado mucho la memoria inmaterial, y en este siglo lo estamos haciendo con mucha intensidad y profundidad. Yo llevo una pequeña mochila que es mi imaginario, porque trabajo desde la imagen, no puedo evitarlo».
Rocío (Testimonios): «Los testimonios que yo muestro son los testimonios silenciados. Llevo dieciocho años trabajando acerca de ellos, de los márgenes, sobre la gente que no tiene voz, para llevarlos al centro. Justamente, trabajando sobre lo que iba a traer a La Habana, me di cuenta de que había una impostura en todo mi trabajo anterior. No era real: el testimonio como tal no existe, el que testimonia calla, y los que contamos esos testimonios acallamos muchas veces las palabras o lo que no se puede decir o no queremos decir. Aquí lo que muestro son esos silencios que tiene el testimonio».
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