Hasta el 21 de agosto de este año, la Casa del Benemérito de las Américas Benito Juárez—mejor conocida como Casa de México— ubicada en la parte más antigua de La Habana, regala al visitante grandes fotografías a color impresas en lienzo de diversas zonas, lienzos pintados con acrílico (llamados melomapas) y piezas hechas con un material de juego infantil llamado foamy, en los que mucho más que abstracción «hay la visión medular de un espacio que se ofrece en variedad, trasmutación y color como caminos que se desdicen y retroalimentan para afianzar en un recorrido cuasi lúdico la certeza de una manera de ser, de comunicar y validarse», tal y como deja claro en el programa de la muestra su curador, el santiaguero Guillermo C. Pérez Veranes.
Sacbé, camino de intercambio, es el título de la exposición, una de las más atractivas y completas que recibe la Casa en los últimos meses. Y ese acabado está justamente en la forma en que sus creadores: el mexicano Pim Schalkwijk y el cienfueguero Leandro Soto, traen desde Mérida, sus particulares miradas sobre las costumbres, la realidad, el día a día de un pueblo abundante en colores, sabores…y una resistente tradición. Sacbé es el derivado de vocablos mayas y significa camino blanco.
«Caminos que unían las ciudades mayas para el intercambio comercial y cultural de antaño y que hoy tiene un centro de convergencia visible en esta plaza comercial llamado Mercado Lucas de Gálvez, ubicado en Mérida, capital del estado de Yucatán, donde se acrisolan diferentes culturas que comportan un mestizaje de etnias, lenguas y saberes», afirma Pérez Veranes.
Existe en las obras un diálogo permanente entre arte etnográfico y etnológico. El mismo curador nos dice que «el conjunto es una instalación que entrega arte y coincidencia (…). Para estos artistas el proceso ancestral de oferta y demanda que fluye en la relación social entre vendedor-comunicador, consumidor- receptor, entrega un poderoso desafío identitario que urge plasmar y enaltecer…» Pienso ahora mismo en una de las fotos que allí se puede ver: una vendedora rodeada de lechugas, limones y otras frutas... Mexicana típica que mira despojada de toda imperfección a la cámara del artista, diciéndonos, solamente con sus ojos, quién es y de dónde viene. Coincidimos entonces con el curador de la muestra— y al mismo tiempo con ambos artistas— al calificar Sacbé… como una exposición de autoctonía, resistencia y permanencia.
Y vale la pena ahora que hablamos de mercado y tradiciones, pensar que en un futuro cercano la Casa de México (como el resto de estos centros en La Habana), tenga un espacio para la venta de artículos o pequeños objetos que permitan al visitante guardar un recuerdo de esa cultura hermana. Ayudaría mucho a la casona de Obrapía y a quienes sin pisar suelo mexicano, sentimos inmenso amor por la patria de Juárez.