“Es urgente una nueva pasión por el hombre, un compromiso renovado en el que todos puedan sentirse seres humanos”, señalaba el Presidente de la Academia Pontificia por la Vida-Santidad, S.E. Monseñor Vicenzo Paglia, al impartir la conferencia magistral Los desafíos de la vida y el futuro de la comunidad humana durante la IV Conferencia Internacional Por el Equilibrio del Mundo que concluye hoy en el Palacio de Convenciones de La Habana.
“Venimos de diferentes países y religiones, pero nos une la conciencia de un mundo más justo. Nos falta una visión común que comprenda la vida humana en toda su dimensión. La sociedad del comienzo del siglo XXI está marcada por la influencia de la cultura occidental, una segunda revolución individualista”, alegó.
Paglia se expuso además que el futuro del planeta pasa por un replanteamiento solidario de nuestra relación con los demás y con los lugares donde residimos. Y en ese sentido apuntó: “La desintegración de los lazos familiares debilita a las nuevas generaciones que crecen en ambientes hostiles en contradicción con el sentido de la vida humana. La experiencia familiar resulta ser decisiva y por eso debe ser preservada y apoyada. Una familia es construida sobre un proyecto de amor que asegura estabilidad y seguridad de la comunidad humana, es la impronta del nosotros personal y comunitario”.
También hizo alusión a la aplicación de la eutanasia y significó que la verdadera respuesta es una cercanía amorosa a la persona que atraviesa momentos difíciles. Recordó además las palabras del Papa Francisco relacionadas con la cultura del descarte: “Es necesario rechazar la cultura del descarte y ocuparse de las personas y de los pueblos que sufren las desigualdades…”
Necesitamos ser más comprensivos y agradecidos de la complejidad de lo humano. De ahí que el estrecho vínculo entre la familia y la sociedad sea un precioso tesoro: “En un mundo que necesita descubrir la fuerza del nosotros para el equilibrio de la familia se presenta con toda su fuerza, vuelve a ser el centro donde el reconocimiento de la diferencia no se ve como un peligro sino como una riqueza”, aseguró.
El Presidente de la Academia Pontificia por la Vida-Santidad enfatizó asimismo que es necesaria una nueva etapa en la que solo es posible el equilibrio del mundo y la paz mundial. La construcción de la comunidad humana es un compromiso para todos los pueblos.
Recordó también a otro hijo de Cuba: Félix Varela y su lucha por la abolición de la esclavitud, su compromiso con la independencia de la isla, su lucha por la educación de los jóvenes, su trabajo pastoral en Nueva York; razones todas que hacen de él un ejemplo ilustre de ese humanismo que hoy necesitamos para construir una sociedad mejor.
Y por último expuso: “Los intereses económicos, el egoísmo personal y el éxito a toda costa no pueden continuar en aumento. Nos hemos reunido en este congreso para soñar un mundo más justo. Se lo debemos a los niños que merecen una familia como el mundo que los acoja, los ame y les entregue un planeta mejor. Quererse unos a otros entre ciudades, personas, ciudades y pueblos es el sueño de la paz universal”.
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