La presencia de Mariana Grajales en la escultura monumentaria y la dramaturgia fue puesta de relieve este viernes durante una velada conmemorativa convocada por la Uneac, para honrar a la madre de los Maceo en el contexto del bicentenario de su nacimiento.
Un panel integrado por los escultores Alberto Lescay y Enrique Angulo, la curadora y promotora Margarita Ruiz y el crítico de arte Jorge Núñez abordó, desde diversas aristas, la realización hace 30 años de la plaza Mariana Grajales, en Guantánamo.
Los ponentes se refirieron a la conjunción de criterios artísticos, urbanísticos y arquitectónicos que confluyeron en el proceso creativo de la plaza guantanamera, a cargo del arquitecto Rómulo Fernández, los escultores José Villa Soberón, Enrique Angulo y Mario Trenard, el pintor Ernesto García Peña, el diseñador Lázaro Enríquez, el ingeniero Esteban Ferrer y el compositor Frank Fernández.
Autor de la escultura ecuestre del General Antonio, que se yergue en la plaza que rinde homenaje al Titán de Bronce en Santiago de Cuba, Alberto Lescay se sumó a la conmemoración bicentenaria de Mariana con un busto erigido sobre una base de caguairán junto al sitio donde reposan los restos mortales de la heroína en la necrópolis Santa Ifigenia, y mostró el boceto de una escultura de nueve metros donde la ejemplar mambisa se sincretiza con una ceiba.
Al introducir el panel, Pedro de la Hoz, vicepresidente de la Uneac, destacó la existencia de parques cubanos que recuerdan a Mariana en el Vedado habanero, que cuenta con una obra esculpida por Teodoro Ramos Blanco; en Santiago de Cuba y la oriental localidad de San Luis.
La velada, a la que asistió Miguel Barnet, presidente de la Uneac, culminó con la representación de impactantes escenas de Matria, obra del dramaturgo Alberto Curbelo, asumida por actrices y actores del grupo Teatro Cimarrón.
Fuente: Granma