Texto e imagen: Jorge Fernández Era
A ochenta y cinco kilómetros de la capital holguinera se encuentra Mayarí, cuna del Maestro Frank Fernández, quien siempre habla de ese pueblo con agradecimiento para resaltar lo mucho que influyó en su posterior encumbramiento como pianista. Hacia allí partieron los miembros de las brigadas culturales de solidaridad que año tras año participan de la Fiesta de la Cultura Iberoamericana, esta vez representadas por los delegados de Colombia y Chile.
Y con ellos se fue Arte por Excelencias. Convino dar un descanso a las extremidades tras varios días de ajetreo periodístico por las calles holguineras. Necesitábamos confrontar con ese público de alejadas locaciones que agradece como pocos que se le tome en cuenta.
En un parque-gimnasio de las afueras del pueblo, contando como única «escenografía» con aparatos de cultura física y un par de puercos que «pastaban» en un solar aledaño, los invitados y los de casa ofrecieron a los asistentes —pioneros en su mayoría— un hermoso espectáculo.
De Colombia se presentó la agrupación Estampas Pradeñas, del corregimiento del San Antonio del Prado, Medellín, bajo la dirección de David Villa Romano. Fueron ganadores de una beca de creación —Arte y Cultura para la Vida— que les permitió a un tercio de sus miembros participar en la Fiesta de la Cultura Iberoamericana bailando cumbia, por supuesto, además de danzas de las regiones andina y atlántica. Estampas Pradeñas tiene catorce años de creada y por segunda ocasión están en Holguín porque —según su director en palabras a este periodista— es oportunidad para conocer cultura, folclor y tradiciones de muchos pueblos de la América toda, y de que los participantes muestren su talento.
El Conjunto Folclórico Colón Oriente, de Santiago de Chile, fundado hace dieciséis años, con treinta y cinco integrantes y personalizado para la ocasión por los bailarines Javiera y Bayron, llegó a Mayarí con Gitano —baile típico del norte de ese país que se le baila a la Virgen del Carmen— y con un cuadro campesino del sur. «Representamos a una comuna de Santiago que se llama Las Condes. Tenemos en nuestro repertorio bailes típicos de cada región de Chile: norte, centro y sur», nos dice Javiera. Y agrega Bayron: «Los cubanos son muy aprensivos con los chilenos; eso, y el hecho de relacionarnos con otras culturas latinoamericanas hace que uno, como bailarín, crezca».
La cultura holguinera estuvo muy bien representada por la niña Leydis Talía Paredes Neyra y por los proyectos Palabras al Viento —narración oral—, perteneciente a la Casa del Cuento de Holguín, y Teatro de Títeres Rompetacones, conformado por las payasas Sonrisita y Campanita y los también payasos Armandito y Larguirucho. No hay que decir que los niños gozaron lo suyo.
Igual nos deleitamos los periodistas presentes, que, aunque no fuimos a Alto Cedro ni a Marcané, sí agradecimos, como en su momento Compay, haber pasado por Cueto y haber proseguido hacia Mayarí.