Texto e imagen: Jorge Fernández Era
La multiculturalidad tiene en estos días su representación en Holguín con la presencia en la Fiesta de la Cultura Iberoamericana de casi ciento cincuenta participantes de dieciséis países. En la delegación argentina al evento destacan, por su juventud, catorce muchachas del grupo danzario Arte y Tradición, proveniente de Río Negro, provincia al sur del país, en la porción norte de la Patagonia.
Al encuentro de Silvana Garach, la directora, fue Arte por Excelencias para conocer más sobre esta agrupación que ya se ha presentado en varios escenarios de la ciudad de los parques y hasta poco antes de la clausura del evento espera poder brindar su arte en otros municipios de la provincia.
«El grupo lo componen cuarenta y dos niños de todas las edades, desde los cinco años —nos dice—. Vivimos todos en El Bolsón, una ciudad del extremo suroeste de la provincia. Llevamos trabajando alrededor de once años. Me recibí como profesora de danza armando un taller en el barrio donde vivo. Luego me gustó la idea de seguir. Año a año se fueron sumando niños de otros barrios».
«Es un proyecto comunitario. Lo hacemos porque nos gusta. No cobramos ningún salario. Trabajo en realidad como docente; lo que hago por la danza es pura y exclusivamente porque me gusta. Laboramos con un conservatorio privado en el cual se puede hacer el profesorado. Los exámenes cuentan con un programa con danzas tradicionales de nuestra región y de toda la Argentina; ellas son la base de nuestro repertorio, pero doy mucha libertad para crear, imaginar y proyectar las cosas de acuerdo a la música que elija. A Cuba trajimos, entre otras danzas, un cuadro coya que comienza con nuestro himno nacional, sigue con una chacarera, después con un poncho, que es parte del atuendo del gaucho, y terminamos con un malambo, zapateo que hacen nuestras muchachas, pero que es propio de los varones».
Sobre el encuentro de Arte y Tradición con nuestro país Silvana comenta: «Es la primera vez que llegamos hasta acá, y también la primera ocasión en que salimos del país. Nos costó venir, tuvimos que trabajar muchísimo, porque no tenemos ayuda del Gobierno. Todo lo costeamos con nuestro esfuerzo, con eventos y otras acciones —venta de comidas típicas, rifas…— para recaudar fondos durante todo el año».
Y concluye: «Es una alegría poder ver cómo tienen ustedes incorporada la cultura. Es muy lindo estar aquí, presenciar y compartir con el pueblo cubano. Queremos volver, para que otros niños tengan la misma experiencia de estas nenas que vinieron ahora. Eso quizás pueda salvar a la juventud de tantas otras cosas que no son buenas. Sabemos que nuestro trabajo da sus frutos, que logramos un montón, aunque sea de a poquito».