Tal como veníamos anunciando en Arte por Excelencias llegó la gran noche de España; país al que se le rinde tributo en la décimo octava edición de la Fiesta del Tambor que se desarrolla hasta el 10 de marzo. ¡Y qué noche la de anoche!, como reza el antológico bolero en que las coplas y los lamentos del flamenco se mezclaron con los bailes, mantas, abanicos y la percusión.
En los primeros minutos de la gala reconocimos a un Alain Pérez diferente, aunque siempre con la misma soltura y simpatía de cada una de sus presentaciones. Esta vez vino sin el bastón que le acompaña casi siempre, sino que llegó con el bajo: su instrumento. A continuación se apropió de la escena para convertirse en el presentador de los siguientes invitados.
“El flamenco es algo bonito de una cultura que hemos heredado de la parte hispana. ¡Cuántos boleros cubanos tienen la cadencia andaluza! ¡Cuántos la influencia de la copla! Esta música me despertó un día la campanita del flamenco, que no es la campana ni de la conga, ni del guaguancó. Es diferente. Esa campana también tiene un lamento, una sangre y un ritmo. Hay personas claves en mi vida que esta noche las voy a presentar.”
Se trata de dos virtuosos músicos que son parte de la familia selecta que construyen los años: Israel Suárez y Javier Massó. “Alguien me dijo: -mira Alain, esto se toca por aquí-. El compás flamenco me lo puso mi gran hermano Israel Suárez, el Piraña uno de los más grandes percusionistas. Hay otra persona que con su energía, dulzura, sabor y talento ha llenado tantos momentos, tantas giras y conciertos: Javier Maso Caramelo de Cuba”, concluyó.
En la segunda parte de la noche entró a escena la pianista sevillana Laura de los Ángeles junto a la Compañía Irene Rodríguez y Orlando Valle, Maraca. Su interpretación fue más que un concierto, una clase magistral de cómo se toca piano en el flamenco. También estuvieron entre los invitados de la noche española Ketama y Klímax. Los asistentes al Karl Marx tuvimos la oportunidad exclusiva de ver en Cuba una gala inigualable, devenida fraternidad musical irrompible.