Entre las arterias principales de la ciudad, hay una en específico que resulta imposible no visitarla, tanto para los habaneros como para los turistas de otros países que se alojan entre nosotros.
Por supuesto que se trata del Malecón, concurrida avenida capitalina - sobre todo en el caluroso verano cubano- al convertirse en un punto de obligada concentración para quienes buscan recibir la agradable brisa marina y compartir con esa multitud de personas allí congregadas.
Y aunque todos lo conocemos por el Malecón, en los inicios del siglo XX se le llamó Avenida del Golfo al tramo que se extiende desde el Castillo de la Punta hasta el monumento a Antonio Maceo. Sucesivamente se le fue cambiando el nombre por Avenida de la República, Avenida del General Antonio Maceo y Avenida Antonio Maceo.
Es en 1936, cuando dicha vía se extiende hasta la desembocadura del río Almendares, que aparecen nuevos nombres como Avenida de Washington, Avenida de Pi y Margall y Avenida Aguilera. No obstante, este empeño por darle un nombre ajeno a como se le conoce desde entonces, ha sido inútil. Sencillamente, es el Malecón.
Bibliografía: Paseo por La Habana. Ciro Bianchi y Evelio Toledo. Editorial José Martí
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