Tecnoescena: con el corazón en la mano
Cuando se escriba la historia de los que no se doblegaron ante la parálisis provocada por la pandemia de la Covid-19, habrá que mencionar a TECNOESCENA y a sus verdaderos gestores culturales que se lanzaron a explorar nuevos caminos productivos, con tal de que su empresa no quebrara ante la paralización de los teatros y los espectáculos escénicos en todo el mundo.
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Una entidad cuya misión y experiencia había sido producir y comercializar bienes, así como brindar servicios a la industria artística y los espectáculos; además de promover la mejor tecnología de la escena, tuvo que replantearse a pasos acelerados qué hacer, o enfrentar por primera vez los números rojos de la irrentabilidad y el impertinente tema de la interrupción o la reubicación laboral.
Aquí se cuenta la historia en varias voces, junto a la de su director quien -aún incluso enfermo en esas fechas y hasta intervenido quirúrgicamente-, se mantuvo dando ánimo a sus directivos y reservas, buscando hasta el último minuto todas las alternativas posibles…
Porque entonces, como en las mejores guiones de historias no caribeñas, los directivos y los técnicos más capaces se lanzaron a los talleres de confección de telones y vestuario de espectáculos a elaborar cientos de mascarillas, llamadas en Cuba “nasobucos”, para los estudiantes de las escuelas de arte y los trabajadores de las instituciones culturales que no podían paralizarse, así como más de mil 500 kit sanitarios para los galenos y enfermeros de los hospitales de la Isla, -un módulo de cinco piezas con gorro, chaqueta, pantalón, y forros de zapatos- que fueron útiles a las brigadas médicas que partieron a otras tierras del planeta a brindar solidaridad y servicios sanitarios en condiciones de campaña muy complejas, y que disímiles gobiernos han agradecido de la manera más profunda.
Muy lejos parecía el 2020, que había iniciado para ellos con la gran noticia de haber logrado la reapertura del legendario Teatro Sauto en la ciudad de Matanzas, siempre conocida como La Atenas de Cuba: allí habían reparado toda la mecánica escénica de la emblemática institución, además de su hermoso lunetario; montar sus nuevas alfombras y telones; concebir su nuevo sistema de audio y luces. Y tan retador fue el trabajo en lo que para muchos es la joya de nuestra corona teatral -y los encomiables resultados obtenidos-, que para TECNOESCENA también es un orgullo el Premio Nacional de Restauración que entregó a ese coliseo un riguroso jurado nada complaciente del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural.
A ello se pueden sumar otros éxitos como la magnífica restauración que realizó la empresa de los Estudios de Grabaciones “Abdala”, fundados en el fragor de los noventa por el cantautor Silvio Rodríguez; e igual los elogios de los pobladores de la histórica ciudad de Trinidad, hoy todo un polo turístico, por la reapertura del vetusto teatro “La Caridad”; o la reparación funcional del estudio de grabación donde trabajan Samuelito Formell y Los Van Van, la orquesta líder de la música de la Isla; y así hasta mencionar las más de ochenta salas teatrales que remodelaron en sus servicios técnicos por los más diversos confines de la geografía nacional.
Mas el 24 de marzo del 2020 la noticia de la suspensión de todas las actividades culturales y los servicios artísticos llenó los titulares de las plataformas digitales del Ministerio de Cultura. Y los que tocaban por todas las vías a TECNOESCENA no serían la excepción…
El Licenciado Antonio Sixto Saavedra, director de la entidad, es enfático cuando responde a la peliaguda interrogante de cómo fue posible que su empresa no se detuviera ni un instante, y terminara el año más difícil de su historia con ganancias, rentabilidad y hasta con estimulación salarial para los trabajadores de todas sus estructuras:
“Yo creo que nuestra mayor fortaleza ha sido nuestra gente, que sienten un nivel de compromiso con lo que hacen, y que ello estuvo por encima de la peor situación humana que se puede haber enfrentado. Y es que llegó la hora de la verdad, cuando hay que tener los pies bien puestos en la tierra. Y mis directivos tuvieron que organizar hasta doble turnos, con recogida de transporte de la empresa y distanciamiento físico en las áreas de labor, pero sin paralizarse. Un tiempo crucial cuando la eficiencia de nuestro modelo empresarial y hasta social se ha puesto a prueba.”
“Venimos de varios años en que nosotros fomentamos y desarrollamos esa fuerza técnica de la que nos enorgullecemos, en más de 27 especialidades escénicas, porque hay que asumir que cada una tiene su singularidad. Por ejemplo, cuando el ICAIC se dirigió a nosotros para solicitar el filme El Mayor, ya nosotros habíamos estudiado durante casi medio año todo el diseño de vestuario de aquella época colonial, y logramos darle respuesta a una superproducción cinematográfica que abarcaba desde uniformes de militares hasta trajes y vestidos suntuosos de los personajes principales del siglo XIX en España y en Cuba.”
“Por eso hoy es una necesidad centrar los esfuerzos en la exportación de nuestros servicios. Poseemos ya una capacidad y un saber hacer en nuestro equipo, que nos coloca en condiciones de prestar estos servicios en cualquier país de las Américas y el Caribe. En muchos de esos países los empresarios necesitan expertos como los nuestros, calificados y de una entrega total a su labor, que ofrecen diagnóstico y servicios de reparación y montaje de mecánica escénica en las salas de espectáculos; que pueden ayudar al estudio y mejoramiento de la acústica, que es una especialidad clave; el montaje y mantenimiento de los sistemas de audio y luces, y no solo de pequeñas o salas medianas sino hasta de un teatro en general.”
“Esa es nuestra riqueza: la calidad de nuestra gente, el capital humano que juntos significamos en TECNOESCENA, donde trabajamos para el desarrollo cultural con el corazón en la mano.”
Contactos: Correo electrónico: tecnoescena@cubarte.cult.cu.
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