Interpretando piezas, "Desde otra óptica"

A María Lucía Bernal Delgado la conocí hace algunos años, cuando ni ella pensaba ser curadora de arte, ni yo la periodista que hoy la entrevista. Éramos, por aquel entonces, dos estudiantes de Química en la Universidad de La Habana. Al año justo de haber comenzado, cada una sabía que no estaba en el lugar correcto. A ella la apasionaban las Bellas Artes, como me recordaría hoy durante la entrevista, y a mí me hacía alergia la química.

Hoy, la curadora cubana se encuentra de visita en la Escuela de Arte Superior de Diseño de Mérida, Extremadura, España donde, Desde otra óptica, permite al público conocer una nueva visión de grandes obras expuestas de forma permanente en las salas del Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba, donde trabaja como especialista.

Sobre el camino transitado hasta aquí, nos habla María Lucía en esta entrevista exclusiva para Arte por Excelencias.

¿Cómo llega María Lucía a la Escuela de Arte Superior de Diseño de Mérida?

Yo tenía la idea pensada, llevaba tiempo trabajando en ella y se la propongo, como un proyecto independiente, a la Fundación Ciudadanía. Ellos comenzaron a buscar un espacio adecuado para la muestra y es así como llego a esta Escuela de Arte en Mérida.

Entonces la idea de esta exposición es propia, ¿cómo surge? 

Durante todo este período de pandemia mucha gente se ha dedicado a interpretar las piezas exhibidas en casi todos los museos del mundo. Bien sea imitándolas, o bien a través de piezas nuevas: dibujos, piezas de diseño.  

Ello, unido a mis deseos, desde hace mucho, de trabajar con la fotografía, hace que se me ocurra relacionar directamente estos dos temas: la fotografía contemporánea y las obras del museo; lo que a su vez nos permitiría, a mí y al Museo, promover desde la perspectiva actual, las obras de la Exposición Permanente del Museo Nacional de Bellas Artes.

Diez artistas cubanos de la fotografía componen la muestra ¿cómo ocurre la selección?

Los artistas de la muestra todos radican en Cuba. Yo quería, buscaba visiones heterogéneas. Quería incluir artistas de una visión ya consolidada con otros que estuvieran empezando, y que hubieran despuntado bien en la escena cubana. Es por eso es que te vas a encontrar a gente como José Julián Martí u Ossain Raggi al lado de May Reguera, la más joven de las fotógrafas de la muestra.

Esto permitía darle una frescura a la exposición, que tuviera una visión diferente; tan diferente como quienes llegan al museo. No solo nos visitan especialistas, sino también público en general, y cada uno tiene su nivel de perspectiva, su propia visión, su interpretación.

El único requisito que le puse a los fotógrafos fue que debían elegir una pieza de la colección permanente. Ellos eran libres de decidir cuál y a partir de ahí salió esta muestra que tiene obras desde los inicios, entiéndase desde las primeras fotografías hasta la década del 70 con la pieza de Glenda Salazar.

¿Por qué Desde otra óptica?

Porque es desde la perspectiva, desde la mirada de un artista interpretando a otro artista, a su obra, que no es precisamente de su tiempo pero que él re-contextualiza y de alguna manera moderniza, desde su perspectiva, desde su óptica.

Como curadora, tienes un rol muy importante, incluso diría que es de quien, en gran medida, depende el éxito de la muestra; y me atrevo a decir también que cada una entraña un reto diferente. Cuéntanos cómo interpretas las piezas que deberás “curar” para lograr ese éxito que todo artista desea y merece cuando exhibe su obra.

Ser curadora es una responsabilidad extremadamente grande. Tienes en tus manos las obras de los artistas, la responsabilidad y el honor de hacer una historia con esas obras, ya sea colectiva o personal, es contar una historia a través de la manera en que vas a colocar las obras.

Es una historia que no solo tiene que ver con el artista, sino también con el contexto en que sucede la exposición, o con el concepto que está manejando la obra, que puede verse de una u otra manera en dependencia de cómo el curador decida hacer la selección de las piezas y el montaje en una galería. 

Desde mi visión de espectadora, el mundo de la curaduría luce muy dinámico y rico. ¿Qué esperas de él?

A la hora de hacer una curaduría es importante definir el concepto de la exposición que quieres hacer y luego qué artistas manejan ese concepto en sus obras. Hacer la selección correcta de los artífices, es un proceso que toma tiempo.

Encontrar la obra adecuada, no siempre es sencillo. Lleva todo un proceso de negociación con el artista, quien por lo general quieren mostrar lo que considera mejor o lo que más le gusta, y que a veces, no concuerda que una visualiza en la curaduría que tienes en la cabeza.

Previo a ese proceso de negociación, hay que investigar mucho. Necesitas saber cuáles son los artistas que pudieran servirte y cuáles no. Se trata de ir tanteando el terrero y, una vez que tengas la selección de artistas, pasar a la de las obras. Entonces comienzas a pensar cómo esas piezas dialogarán entre sí, unas con otras. Ello estará en dependencia del tipo de piezas que decidas vincular, relacionar o combinar; e incluso, del ambiente de la galería de la que dispones.

Hasta el más mínimo detalle puede cambiar el discurso que se tiene en una exposición. Se necesita ser extremadamente cuidadoso, también, en las palabras que dirás durante la inauguración de la muestra; incluso el color de las paredes influye, por lo que es importante, además del trabajo del curador, el del museógrafo. Él es vital a la hora de lograr una muestra coherente con tu idea original.

Espero poder hacer muchas más exposiciones y la oportunidad de lograr proyectos que involucren a las tecnologías, que es mi mayor pasión: mezclar arte y tecnologías. Creo que ella, junto a la interactividad, entiéndase realidad aumentada o realidad virtual, puede cambiar la perspectiva de las bellas artes en el museo, con respecto al público.