La XIII Bienal de La Habana es el marco propicio para coincidir con importantes artistas visuales y amantes del mundo del arte en general. Muchos de ellos, además, ocupan cargos en instituciones que defienden la cultura de sus pueblos.
Una de estas personas es nuestro entrevistado. Geo Ripley, quien es hoy asesor del ministro de cultura de República Dominicana, es especialista en Patrimonio Inmaterial de esa institución y una persona sorprendente con un concepto humano que rompe esquemas.
Coméntenos de su historia y de cómo accede al mundo de la cultura
Mi formación académica es en bellas artes, soy graduado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, con un postgrado en Nuevos materiales para la escultura en la Academia de Bellas Artes de Roma, otro de Historia del Arte Antiguo en la universidad de los estudios Dante Alighieri y un curso de especialización en prospección arqueológica con trabajos de cambio en los cementerios Etruscas de Cerveteri y Tarquinia.
¿Cómo llegaste al Ministerio de Cultura y qué cargos has ocupado?
Luego de terminar mis estudios en Italia y unos tres años que pasé viviendo y trabajando en Venezuela y Colombia, regreso a República Dominicana en el año 78 y comienzo a trabajar como museógrafo en el Museo del Hombre Dominicano donde hago todo el diseño de lo que sería el cuarto piso que es la sala etnográfica, o sea, la parte actual.
Diseño altares budú, diseño carnaval, o sea, la cultura viva, y por ahí sigo durante muchos años trabajando. Posteriormente fui director técnico del centro de la cultura de Santiago, en Santiago de los Caballeros, donde teníamos un proyecto de OEA como centros culturales para proyectarlos en América Latina. Posteriormente fui subdirector general.
Luego seguí viajando por el mundo: fui a Estados Unidos, Europa, estuve una temporada viviendo en España y regresé luego del año 92 a República Dominicana de una estadía de tres años en Madrid. Entonces me integro de nuevo, siempre con el Museo del Hombre, trabajando en universidades, en la parte formativa, no solamente en lo que serían artes visuales, sino ampliando los conceptos. Soy de los iniciadores de la instalación y el performance, lo que se llamó en un momento dado, en contraposición al neo existencialismo europeo, el arte antropológico latinoamericano que busca valorizar toda esta maravillosa herencia indígena, europea, africana que se mezcla y produce esta cultura nueva con una universalidad trascendente.
Cuando estabas hablando de la cultura, ¿la gastronomía la considerabas dentro de los elementos básicos de la cultura del país?
Sí, porque tuve desde muy temprano una idea muy precisa. Todo el mundo hablaba siempre del aspecto folclórico, y el aspecto folclórico para mí fue poner en evidencia esa cultura no oficial de todo el planeta, de todas las culturas que eran discriminadas y echadas a un lado y que realmente formaban parte de un gran hacer.
La culinaria inmediatamente formó parte de ese interés y tuve la visión de que eso no era folclor, sino que era parte de la tradición que todo ser humano tiene porque para mí todos somos portadores originarios de la cultura que heredamos de nuestros padres.
Cuando pequeño te cantaron las canciones de cuna tradicionales que aprendió tu madre de su madre y de su abuela, eres un heredero, eres un portador original de esa tradición porque de seguro se lo cantaste a tus hijos y le enseñaste esos cantos a tus hijos para que se los cantaran a sus hijos. Entonces es una transmisión oral pero es la parte sutil del patrimonio que se pierde, lo mismo con la gastronomía.
¿Qué consideras, dentro del conjunto del patrimonio inmaterial, el elemento diferenciador en la vida de un país?, ¿sería la arquitectura, podría ser la gastronomía, la música, o quizás la expresión verbal?
Pienso que todas están ligadas y tienen su importancia. Hemos estado trabajando esta semana con el doctor Pedro Ureña Rib, que es un especialista en las culturas de toda esta región; estuvimos con el inmenso Rogelio Martínez Furé, el creador del ballet folclórico de Cuba, el hombre que pone en escena toda esa cultura oculta en un momento y que lleva la sacralidad a un espectáculo para que la gente pueda tener contacto, conocerlo y comprender a los portadores originarios que mantienen esa tradición; con Natalia Bolívar Aróstegui, una dama espectacular que ha hecho un aporte en términos de los estudios de las religiones de origen afro-caribeñas en función de las diferentes etnias africanas y la forma en que se fueron mezclando y produjo estos maravillosos grupos que existen.
Entonces está también la arquitectura. Hace poco hubo una gran exposición (que en un momento dado museografiamos mi esposa y yo), sobre las grandes restauraciones que se han hecho de la arquitectura y de los elementos del patrimonio cultural mueble en los países de la Unión Europea; y hablando con el representante de la Unión Europea le dije: me parece muy bien esta exposición de lo que se ha hecho en Europa, pero me permito recordarle que el final de grandes movimientos históricos no fueron en Europa, sino que fueron en América. La última arquitectura gótica isabelina que hay en América está en República Dominicana, porque ya estábamos en el Renacimiento; ya el Plateresco en España tenía manifestaciones inmensas y todos esos maestros, góticos isabelinos, que nunca comprendieron utilizar un punto de fuga y que ese punto de fuga renacentista le permitió a los arquitectos dibujar lo que se iba a construir, tuvieron que venir a América porque no tenían contrato, pero la respuesta está en la maravillosa catedral de Santo Domingo -que aunque tiene una fachada ya plateresca- la concepción es totalmente gótica, hecha a base de medidas y con una arquitectura simétrica.
Entonces le dije que lo ideal sería que en todos los países de América que hay presencia de la Unión Europea se buscara un ejemplo, un solo ejemplo, de esa arquitectura, de esa monumentalidad europea que terminó en América, y hagamos una exposición similar a la que se ha hecho (estamos tratando de ver si eso se hace) y Santo Domingo se convertiría en la sede para después hacer copias y mandarlo por todos los países para que vean que ese gran arte europeo también está en América con una característica, muy tardía, muy mezclada, pero con una trascendencia que le da continuidad y le da una terminación también heroica a esos grandes estilos.
Hemos estado hablando de muchas cosas que tienen que ver con tu vida en Dominicana pero tú has venido a La Habana a la Bienal de arte que se está dando en el quinto centenario de la ciudad. ¿Qué te ha parecido la Bienal, habías venido anteriormente?
Este es mi tercer viaje a La Habana. Cuando se estaba preparando Expo Sevilla yo vine a La Habana a preparar dos carpetas de serigrafías con artistas cubanos y con los miembros del Movimiento Caos de Madrid. Ahí estaba yo en el 91 en medio de la Guerra del Golfo haciendo serigrafías aquí en La Habana, Antonio Villatoro, Manolo Campoamor, Rufino de Mingo.
¿Entonces a partir de ahí empezaste a venir a las bienales?
Sí. Imagínate que mi abuela, por parte de mi padre, es de Camagüey. Nosotros desde hacía muchos años habíamos perdido el contacto con la familia de esa provincia que tenía una dirección en Víbora y cuando fui, en la casa familiar ya no vivían los Marín, pero unos señores me dijeron que hablara con las señoras que vivían ahí. Había dos ancianitas. Cuando toqué abren una puerta chiquitica y me saludan y fue muy gracioso porque digo ‘’Yo soy de la República Dominicana, soy pariente de los Marín’’ y salió una señora y le dijo ‘’ábrele que sí es pariente, mira lo hermoso que es ese muchacho con esos ojos claros’’. Entonces me abrieron la puerta y me dieron la dirección: ellos se habían mudado a Regla y era increíble porque yo cruzaba Regla después que terminaba el trabajo en la serigrafía a estudiar con grupos de Palo Monte, Mayombe, Abakuá, Regla de Ocha en la tradición africana y veía siempre unas personas en un balcón a las que saludaba ya después de la segunda o tercera vez y resultaron ser mis parientes. Así que ubiqué de nuevo a la familia.
Has tocado un punto muy importante, las religiones. ¿Eres babalawo?
Sí
Pero lo importante es dónde te hiciste babalawo…
Yo me hice babalawo en la Foresta Sagrada de Ode -Remo en el estado de Oggún en Nigeria.
Eso significa estar en el corazón de las religiones africanas que hoy llamamos afrocaribeñas. En ese corazón tú has vivido después experiencias en diferentes lugares de América también. Dinos tres referencias de vivencias especiales en tres países distintos.
He andado prácticamente toda la República Dominicana visitando grupos de la tradición de gudú dominicanos y posteriormente salí un año como mayor de la tradición rará de origen haitiano, gagá en República Dominicana, fue la primera vez que una persona tan desteñida como yo salió con 250 pañuelos en la cintura bailando, y salí amortajado en la tradición, nadie se quería hacer responsable de mí porque me veían demasiado blanco, decían este gringo qué va a hacer aquí y esa fue una experiencia realmente espectacular.
Otra experiencia para mí extraordinaria fue en México. Yo gané un premio internacional en Nueva York que ofrecía el maestro Leonardo Lierman para jóvenes artistas de habla hispana menores de 35 años. Yo era un muchacho de 33-34 años, gané el primer premio que incluía pasajes a México y Acapulco, y cuando estaba en Acapulco vino la devaluación del peso mexicano e íbamos por un mes y nos quedamos tres. Durante esos tres meses alquilé un coche, me fui por carretera a Oaxaca, allí subí a la sierra Mazateca y conocí a María Sabina, la gran chamana de los hongos alucinógenos. Posteriormente seguimos viaje hasta Palenque y llegué a Lacanjá, la tierra de los lacandones, y estuve con Chan K’in, el gran guitol, el último Gran Chaman de la tradición quien me invitó y estuve en una ceremonia de ofrenda y me enseñó los cantos invocatorios para poder desprenderme y llegar a otros niveles.
Realmente tus experiencias son amplias y nos has dado una lección de lo que decía al principio, la calidad humana, la calidad profesional y la sencillez y simpatía de un gran hombre que hoy por hoy nos puede enseñar, pero sobre todo que ha sabido también trabajar y que trabajará en equipo para crear y para crecer en todo lo que es la relación de la unidad en el Caribe y todas las regiones iberoamericanas. Quiero agradecerte en nombre de nuestros lectores esta entrevista y esperamos poderla ampliar en otros momentos.
Será cuando tú quieras, sabes que desde que nos conocimos armamos un equipo. El ministro de cultura, Eduardo Selman, me dijo encárgate de eso, pero ya trasciende el simple trabajo porque a través del trabajo y del común interés hemos creado una fraternidad.
Fue muy bueno saber que nos reencontraríamos en La Habana luego de tu viaje a Puerto Rico y el Premio El Angelote que te entregaron en Holguín ( lo encontré en lo fotografié y te lo mandé por WhatsApp)
Ha sido sido sencillamente maravilloso y me doy cuenta de que realmente empezamos a hacer un buen equipo y un equipo de atacantes peligrosos porque hay dominio del balón y buenas combinaciones.
Gracias Geo por esta entrevista para nuestros lectores y por tu sincera amistad.