Recientemente tuve ocasión de visitar diversos museos y colecciones de la ciudad de Málaga como, por ejemplo, la Colección del Museo Ruso de San Petersburgo, el Museo Carmen Thyssen, el Centre Pompidou, el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) y el Museo Picasso. De hecho, Málaga cuenta actualmente con 30 museos que para una ciudad de 600.000 habitantes es un dato a tener en cuenta, principalmente porque en poco tiempo se han abierto algunos de ellos. La apuesta que ha realizado el Ayuntamiento malagueño es digna de atención, ya que siendo la capital de la Costa del Sol recibe infinidad de turistas, o lo que es lo mismo, es un destino muy atrayente, tanto por su diversidad cultural y gastronómica, como por sus tradiciones y clima, por lo que ha decidido arriesgar por uno de sus valores más seguros como es su oferta cultural, que no tiene nada que envidiar a otras ciudades más grandes como Barcelona, Madrid, Bilbao, Valencia o Sevilla. Además, la mayoría de estos museos se encuentran en el centro de la ciudad, haciendo más fácil su visita.
Museo Carmen Thyssen
Es evidente que podríamos comentar otros espacios, pero éstos fueron los que merecieron más mi atención, tanto por las exposiciones temporales como por las permanentes. La primera visita fue al Museo Carmen Thyssen, inaugurado en el 2011, donde se exhibe un gran número de obras del siglo XIX y principios del XX de pintura española y andaluza, predominando las temáticas costumbristas y paisajísticas. En total se muestran casi 300 obras en su sede del Palacio de Villalón, edificio renacentista del siglo XVI que se amplió para albergar la colección Carmen Thyssen.
El museo consta de cuatro plantas, en las que se muestran las exposiciones permanentes y temporales. En el primer caso, la exposición se divide en cuatro apartados: Maestros antiguos, Paisaje romántico y costumbrismo, Preciosismo y pintura naturalista y Fin de siglo. En ellos, destaca el óleo de Zurbarán, Santa Marina, algunas piezas de Genaro Pérez Villamil, el preciosismo de Mariano Fortuny, los paisajes de Aureliano de Beruete, el luminismo de Joaquín Sorolla y óleos de los modernistas Ramon Casas y Ricard Canals.
En cuanto a las exposiciones temporales, se exhiben Fantasía árabe. Pintura orientalista en España (1860-1900) y Fortuny grabador. En ambos casos son dos extraordinarios ejemplos de una época dorada en la pintura realista y preciosista española, donde la figura de Fortuny es el referente, aunque también pintores como Josep Tapiró son de un gran nivel. El orientalismo de las propuestas se formula “mediante la observación directa o recreada a través de la imaginación y el estereotipo”. El paisaje norteafricano, el Magreb principalmente, a través de la luz, el color y los personajes tan peculiares que protagonizan sus pinturas, seduce a la mayoría de los artistas que viajen a estos territorios, siendo testigos de lo que acontece en ellos.
Museo Picasso
El Museo Picasso es el más conocido de todos ellos, ya que Pablo Picasso nació en la céntrica plaza de la Merced de Málaga, en 1881, aunque a los diez años se trasladó a La Coruña, y luego a Barcelona. La colección procede del legado de Paul, Christine y Bernard Ruiz-Picasso. Se encuentra ubicado en un edificio renacentista del Palacio de los Condes de Buenavista. Se inauguró en 2003 y cuenta con aproximadamente 250 obras. En 2017 se renovaron las salas, ampliando su espacio expositivo, a la vez que se incorporaban nuevas obras que no se habían exhibido anteriormente. De modo cronológico se exhiben piezas de sus primeros años de formación, de las épocas de mayor trascendencia creativa, como por ejemplo el cubismo, de la reinterpretación de los grandes maestros y de sus últimas creaciones de los años 70.
Entre las obras más importantes del Museo destacan las pinturas Las tres gracias (1923), realizada en Paris, el bodegón Frutero (1919), de sus inicios cubistas y Mujer con los brazos levantados (1936), que hace referencia a su musa y compañera, la fotógrafa Dora Maar. También un linóleo de 1962 donde aparece Jacqueline con sombrero de paja. Este grabado consta de cuatro colores, aunque llegó a emplear doce en una misma plancha. Y la escultura Cabeza de toro (1942), en la que sólo emplea un manillar de bicicleta representando las astas del toro, y el sillín, que corresponde a la cabeza del animal. Se trata de “una cabeza de toro dramática a la vez que cómica”.
Respecto a las exposiciones temporales, en aquel momento se estaba exhibiendo Calder-Picasso, que trataba de explorar los vínculos entre dos artistas de la misma generación. Una de las aportaciones en que coinciden es en el tratamiento del vacío, o lo que es lo mismo, la ausencia de espacio, ya que el norteamericano Alexander Calder (1898-1976), “exterioriza el vacío a través de la curiosidad y la inventiva intelectual, poniendo en acción fuerzas invisibles bajo formas que impugnan la limitación de las dimensiones”, caso de los móviles, donde investiga la fuerza de la gravedad, y en cambio Pablo Picasso (1881-1973), “personaliza la exploración al colocar el foco sobre la interioridad emocional, metiéndose bajo la piel de cada uno de sus personajes y eliminando el espacio interpersonal que media entre el artista y el sujeto”.
Centre Pompidou
Se trata de la tercera sede que existe del Centre Pompidou, las otras dos corresponden a la sede central de Paris, y la de la ciudad francesa de Metz. El museo permite hacer un recorrido por los siglos XX y XXI, en el que se muestran obras de gran nivel, proponiendo cada año nuevas exposiciones temporales que permitan conocer de cerca la colección dentro de sus diferentes manifestaciones: pintura, escultura, vídeo, fotografía, instalaciones, arquitectura, diseño, película, etc. Además de conferencias, talleres, conciertos, danza y representaciones, entre otras actividades.
El Centre Pompidou de París se inauguró en 1977, por mediación del presidente Georges Pompidou, con la idea de que la capital francesa contara con un espacio creativo contemporáneo. En él, se encuentra la mayor colección de arte moderno y contemporáneo que hay en Europa, con más de 120.000 obras. El Centre Pompidou de Málaga empezó sus actividades en 2015 y está ubicado en el edificio El Cubo, en el muelle Uno. La sede no es definitiva, ya que en un primer momento se firmó un acuerdo renovable por cinco años, pero se alargó el contrato hasta el 2025.
La colección semipermanente se titula Utopías modernas, donde sobresalen obras como la enorme torre de Babel revolucionaria El Monumento a la Tercera Internacional (1919-1979) del ruso Vladimir Tatlin, las pinturas La caída de Ícaro (1974-1977) del francés de origen bielorruso Marc Chagall, que muestra la caída de las utopías, el Desarrollo en marrón de Wassily Kandisnky y Ritmo, alegría de vivir, del francés Roger Delaunay.
Centro de Arte Contemporáneo (CAC)
El CAC se creó en el 2003 y está situado en el antiguo Mercado de Mayoristas, edificio de estilo racionalista –años 30-40 del siglo pasado-. Ocupa una superficie de 2.400 m2, distribuidos en cinco espacios, de los que tres se emplean para las exposiciones temporales, uno para la colección permanente y el otro para los proyectos. La colección permanente tiene 400 obras que han sido cedidas por instituciones y particulares.
La visita coincidió con la exposición Eleutheros del pintor irlandés Sean Scully (Dublín, 1945), considerado como uno de los pintores más influyentes dentro del expresionismo abstracto geométrico, así como del minimalismo, sobre todo por crear un lenguaje muy particular. Su obra destaca por su geometrismo, gracias a la aparición de pequeños rectángulos y cuadrados rectilíneos totalmente equilibrados, donde el color adquiere un gran protagonismo. Visualmente, estas formas geométricas parece que estén colocadas aleatoriamente, pero no es cierto, ya que el artista las dispone metódicamente, porque cuando inserta un determinado color o elemento lo hace conscientemente. La pintura de Scully gira alrededor de los sentimientos y las emociones, o lo que es lo mismo, el espíritu del ser humano. Para él. “la pintura tiene la capacidad de sintetizar el sentido del alma”, y lo hace en la práctica fusionando el color con la composición, por lo que sus cuadros parecen paisajes.
De todos modos, no es la primera vez que Scully expone en la ciudad, ya que anteriormente lo hizo en el Palacio Episcopal en 1997. Ahora lo hace con una obra que sorprenderá, ya que después de cinco décadas de dedicarse exclusivamente a la abstracción y al minimalismo, actualmente se muestra a través de la figuración. No es que haya abandonado la abstracción, sino que compagina ambas maneras de expresarse plásticamente. El proceso que ha llevado al artista a realizar esta serie es largo, ya que primero ha fotografiado a su hijo Oisin cuando tenía ocho años y a su esposa, la también artista Liliana Tomasko, en una playa de las Bahamas, mientras el niño juega en la playa. Después hace unos esbozos de las fotografías con rotulador sobre papel en blanco y negro, y finalmente realiza las pinturas sobre aluminio, un soporte que no absorbe bien la pintura, efecto que crea una textura especial.
Colección Museo Estatal Ruso de San Petersburgo
Respecto a la Colección del Museo Ruso de San Petersburgo, está algo alejada del centro de Málaga, en el antiguo edificio de la Tabacalera, de estilo regionalista erigido en 1920. La idea de abrir una sede en la ciudad es la de convertirla en un lugar de referencia de la cultura rusa en Europa. La mayoría de exposiciones tienen una larga duración, que suele ser de un año, tratando de dar a conocer el arte ruso y su relación con lo que acontece en el resto del continente europeo. Asimismo, el museo cuenta con un auditorio, salas de proyección y de lectura de libros, talleres para niños y un museo virtual que permite tener un contacto con otros espacios museísticos existentes en el mundo. Además, se realizan conferencias, conciertos de música clásica y de folklore ruso.
El Museo Estatal Ruso de San Petersburgo se fundó en 1895 a instancias del zar Nicolás II. Tiene la mayor colección de arte ruso del mundo, con más de 400.000 obras. El museo lo componen cuatro palacios: el Palacio Mijailovski, el Palacio Stróganov, el Palacio de Mármol y el Castillo de San Miguel, dentro de los estilos barroco y neoclásico.
En cuanto a las exposiciones temporales que tuvimos la oportunidad de contemplar, fueron: Santas, reinas y obreras. La imagen de la mujer en el arte ruso, Nikolái Roerich. En busca de Shambhala y Anna Ajmátova. Poesía y vida. De las tres, la que mayor impresión nos causó fue la primera, ya que permite comprobar hasta qué punto la mujer tiene su propio espacio dentro de la historia, fundamentalmente la de la cultura rusa. Por ello, Santas, reinas y obreras, ofrece diversos aspectos de la mujer, como es la de su relación con la iglesia ortodoxa con imágenes de la Virgen y de los santos. A la Virgen se la veneraba como la patrona de Rusia, por ello suele aparecer en los iconos.
A partir del primer cuarto del siglo XVIII, que coincide con el reinado de Pedro I, el trono ruso lo desempeñaban las mujeres, por lo que se exponen diversos retratos de emperatrices como Catalina I, Anna Ioánnovna, Catalina II e Isabel Petrovna, entre otras. Más adelante, a finales del siglo XIX y principios del XX, aparecen una serie de mujeres de un gran nivel cultural, caso de la matemática Sofía Kovaléskaia o la escritora y artista María Bashkirtseff.
Las salas dedicadas al pintor simbolista Nicolái Roerich (1871-1947), ofrecen una visión excelente de un artista desconocido para nosotros, pero no en su país de origen. De formación arqueólogo, escritor, filósofo y activista social, se dedica a mostrar la historia, la religión y la cultura de diversas civilizaciones. La exposición sirve para que el espectador se adentre en el mundo singular del artista ruso, donde los diferentes paisajes que surgen en sus lienzos sirven para conocer lugares pintorescos o de difícil acceso, al menos en aquella época. De hecho, el artista “consigue plasmar algo que es a la vez eterno, imborrable y misterioso.
Y la tercera exposición se basa en la obra de la poeta rusa Anna Ajmátova (1889-1966), considerada la gran dama de la poesía rusa y muy crítica con el comunismo. En la muestra se exhiben retratos de ella y los personajes que la influyeron o bien compartieron su vida, además de poemas, libros y objetos personales.
En portada: Museo Carmen Thyssen