¿Hay algo más perfecto e inspirador en el arte que el propio cuerpo?, un voluptuoso busto, es más que una parte de la figura femenina, es símbolo de fertilidad, de feminidad, y así lo evoca Milena Montealegre McMichen, artista y coach con certificación internacional, que busca a través de su obra plástica el empoderamiento de la mujer. Su experiencia como terapeuta y maestra en Bellas Artes de la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá (Colombia), rompe los paradigmas de la sociedad en mágicas esculturas que reflejan la mujer y su interior.
Motivar una realidad, basada en experiencias propias, brindan a su público la expectativa de una nueva forma de arte, que además de terapéutico, es otra forma de expresión, y sobre todo para aquellas mujeres afectadas por el cáncer de mama. Sus cuadros inspirados en vivencias detallan, y reconocen la aceptación de una mujer que ha podido afrontar sus conflictos y problemas emocionales.
El plástico, el vidrio soplado, la madera, el yeso son transformados en figuras asimétricas plasmadas en maniquíes con bricolaje, donde se resaltan las lentejuelas y canutillos con encaje de colores fucsia, negro o rosa. El inconfundible sello de la artista busca generar una conciencia de prevención sobre el incremento de cáncer mamario, además insta a las mujeres a un desafío propio, a conocerse a sí mismas, a sanar emocionalmente.
Su exposición está dirigida a mujeres empoderadas que trascienden, y visualizan su propio yo, su cuerpo, enfoca la obra de arte que hay en cada fémina y es allí donde esta iniciativa lúdica, artística y terapéutica inicio como un proceso de ayuda a las mujeres afectadas por cáncer, que luego al explorar como artista encontró que sanar carencias afectivas, podía mejorar el estado de ánimo y la salud de mujeres afectadas, no solo por el cáncer, sino por la violencia. Según su análisis el cáncer en el seno derecho es normalmente adquirido por problemas de estrés, por la tensión, donde los neurotransmisores del cerebro envían ese mensaje, afectando las glándulas mamarias; de otra parte, en el izquierdo la sintomatología es diferente, puesto que las experiencias negativas con familiares repercuten en la salud. Cree que ¡a veces es necesario llorar, indispensable gritar, pero sobre todo aprender a reír.
Las figuras fálicas, no son ajenas al diseño de la artista, el cuerpo humano es la obra más perfecta, y el tabú que existe aún al mostrar los órganos sexuales, afecta la sensibilidad del mundo, pero a pesar de ello, Milena ha encontrado que los hombres y mujeres víctimas de abusos, tienen otra percepción, y de alguna forma piensa que, para ellos, enfrentarse a esas imágenes puede considerarse como una catarsis al conflicto que interiormente afrontan.