El 17 de diciembre, hace 55 años, falleció la gran dama de la trova tradicional cubana: María Teresa Vera, venerada nacional e internacionalmente y quien tuvo y tiene la rara virtud de ponernos a dialogar con el pasado, con nuestra esencia musical.
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Para el compositor, pianista y profesor cubano Harold Gramatges, ella “junto a Sindo, Rita, el Benny y Bola, por sólo citar unos pocos, logró, como ellos, la síntesis de un estilo legado a la posteridad. Su nombre ha quedado inscrito en la historia de nuestra música popular como parte del magno destino que informa nuestra tradición”.
No era la suya una voz elaborada para cantar, decía el músico Obdulio Morales, sino una voz de pueblo, de ahí que todavía a estas alturas aparezcan intérpretes en cualquier parte del mundo “reviviendo” aquellos temas que María Teresa un día popularizó.
“Independientemente de que se fuera desde muy joven de su tierra natal, siempre tuvo mucho orgullo de ser de Guanajay. En vida recibió muchos reconocimientos, pero el que más cerca de su corazón estuvo fue el de Hija Predilecta de este territorio. Sin embargo, murió en La Habana, prácticamente sola y en una situación de pobreza”, recuerda la Doctora en Ciencias Reveca Figueredo, Jefa del Departamento de Patrimonio Cultural de la Dirección Provincial de Cultura en Artemisa e historiadora de Guanajay.
¿Hasta qué punto sobrevive la huella de María Teresa allí donde nació?
Ella es una figura inmortal, la mujer que por su brillantez sobresale y aunque surgieron después grandes intérpretes, ninguna pudo alcanzar el lugar cimero que María Teresa logró. Su huella está aquí: hay un teatro que lleva su nombre y estamos en vías de rescatarlo por estos tiempos, se están haciendo todas las gestiones para lograr devolverle su condición. Dentro del patrimonio cultural guanajayense es una figura emblemática. Si cada día surgen en el mundo entero versiones sobre Veinte años y si la hemos oído en la voz de dos niños asiáticos, en películas, si Omara Portuondo no la deja morir y Silvio Rodríguez siente devoción por ella… pues nosotros también.
Tristemente hoy la casa natal de quien tanta fama ha dado a Cuba se encuentra en ruinas. Es necesario alzar conciencia para darle a la morada (actualmente propiedad privada) el resplandor que merece.
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