La Colección Bassat está considerada como una de las mejores de arte catalán contemporáneo, con unos fondos alrededor de 3000 obras entre pinturas y esculturas, sin contar la obra gráfica. De hecho, cubre el vacío existente entre el Museo Nacional de Arte de Catalunya (MNAC) y el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA), ya que muchos de los artistas presentes en la Colección no figuran en ellos.
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La Colección está ubicada en Mataró, ciudad cercana a Barcelona, y tiene su sede en un edificio modernista construido por el eminente arquitecto catalán Antoni Gaudí. Se trata de una nave de blanqueo de algodón perteneciente a la Sociedad Cooperativa de la Obrera Mataronense, que es el primer edificio que erigió Gaudí en 1883. Fue una de las primeras cooperativas obreras del textil. Del proyecto inicial solamente se conservan la nave de blanqueo –donde está la Colección- y las letrinas adyacentes.
Una de las características principales de la Nau Gaudí es la disposición de los arcos como elementos de sostén. El empleo de los arcos parabólicos permitió al arquitecto cubrir una superficie de 600 metros cuadrados sin necesidad de utilizar columnas o muros. Asimismo, el uso de la madera le sirvió para articularla en “pequeños tramos para formar unos arcos esbeltos y resistentes”. Desde hace diez años alberga la Colección Bassat que, de modo temporal, va exponiendo sus fondos mostrándolos cronológicamente, partiendo de las obras que ha ido adquiriendo desde hace cinco décadas.
Lluís Bassat (Barcelona, 1941) es un reconocido empresario del mundo de la publicidad, fundador de la agencia Bassat & Asociados en 1975, actualmente Ogilvy & Mather. Como presidente de Ovideo, Bassat, Sport, organizó las ceremonias de inauguración y clausura de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. En 2004 ocupó el primer lugar del portal Marketing Directo, al ser una de las diez personas más influyentes en el terreno publicitario a nivel mundial.
Respecto a la exposición actual, está centrada en el período 1990-1999, momento muy importante en el devenir de Lluís Bassat y el entorno cultural, ya que coincide con las Olimpiadas de la ciudad, así como por ser una época muy interesante gracias a la aparición de nuevas galerías de arte, de la celebración de las ferias ARCO de Madrid y ARTEXPO de Barcelona, y sobre todo por la aparición del MACBA y de la Fundación Tàpies. Según el crítico Ricard Mas, “la década de los años noventa significa la estandarización de las nuevas tecnologías aplicadas al arte, muy especialmente el vídeo, el retorno a las prácticas conceptuales de tendencia neosituacionista….”.
Una característica de la colección es su singularidad, ya que Lluís Bassat no se deja llevar por lo que acontece en el mercado artístico o por las tendencias del momento, sino por su criterio personal. Por ello, hay artistas de los que tiene un gran número de obras, lo que indica cuáles son sus preferencias. El hecho de haber sido galerista en los años setenta, hizo que se relacionará con muchos de ellos, y siguiera de cerca su evolución creativa, caso del pintor informalista de tendencia espacialista, Albert Ràfols-Casamada, del que se exhiben 20 piezas de diversas dimensiones de su etapa de madurez. Otros pintores informalistas como Daniel Argimón –con 14 obras- y Jaume Genovart, también están muy bien representados en la exposición. Pero al margen de los pintores “históricos”, también aparecen artistas de la generación siguiente, como por ejemplo Isabel Saludes, Josep Maria Codina, Josep Serra y Rosa Codina-Esteve, herederos de la abstracción lírica y gestual, o de Perecoll y Agustí Puig adscritos a una figuración más extemporánea.
La reinterpretación histórica y artística también está presente en la exposición a través del conquense Miguel Zapata y del madrileño Fernando Bellver. El primero, mediante el collage, alterna elementos y figuras históricas con objetos actuales, y el segundo a base de un cromatismo muy acentuado recupera obras maestras del siglo XX. El aragonés Victor Mira con sus cruces azules y rojas llenas de simbolismo, que impregnan sus telas y la catalana Montserrat Gudiol, con sus figuras femeninas plenas de calidez y sensibilidad, se unen a los personajes extraídos del mundo clásico de Miguel Condé y a los esperpénticos y surrealistas de Josep Pla-Narbona.
En conjunto, la exposición permite al espectador realizar un viaje por el pasado. Un pasado reciente que, por su heterogeneidad, es como si estuviéramos en un museo de arte contemporáneo de cualquier ciudad importante, por lo que la Colección Bassat cumple con creces esta función.
En portada: Vista exterior Nau Gaudí. Foto de Ramon Manent
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