Muchos recordamos de hace tres años, en la Décima Bienal de La Habana, la intervención de Roberto Fabelo en la fachada del Museo Nacional de Bellas Artes. Aquellas gigantescas cucarachas del cubano vuelven a nuestra memoria hoy, ante el proyecto Casa tomada del artista colombiano Rafael Gómez, invitado a la oncena edición del evento.
Luego de la conferencia de prensa AxE News tuvo la oportunidad de dialogar con el creador sobre su intervención en el Teatro Fausto, La Habana, con cerca de 600 hormigas. Hoy compartimos con ustedes algunas de sus reflexiones…
«Quizás lo importante al objetivar el proyecto era la experiencia de las personas que iban a vivir el proceso de montaje. Y lo que se planteó desde un principio fue que posteriormente las experiencias de esas personas en el intercambio con la pieza fueran dadas a conocer a través de internet, de las redes sociales. Ya han comenzado a colocarse las fotografías de las personas que participaron, y realmente fueron momentos muy ´divertidos´. La idea que se llevaron todos los transeúntes que pasaron por esa avenida (Prado) fue que de alguna forma estaban viajando, quizás como parte del apretado colectivo que se elevaba por la fachada del Teatro.
«Acá en La Habana se presentaron seiscientas piezas, pero el número original es 2500. El resultado es verdaderamente impactante a nivel urbano, pues juega con la posibilidad de lograr imágenes que queden en la memoria de la gente común. En el montaje de Casa tomada conocí la experiencia de personas que habían vivido la instalación del maestro Fabelo, y que de alguna forma hicieron una relación con mi obra, cosa que me resultó particularmente atractiva, porque supone una continuidad de la propia acción de la Bienal en el individuo.
«Lo mejor era vivir la sorpresa: una persona pasaba en la mañana a su trabajo y cuando venía de regreso se encontraba con que ya habían 50 hormigas instaladas; la gente que transitó por el lugar en la noche quedó asustada porque era luna llena; se sumaron una serie de personajes que estaban haciendo un video y de pronto todo el mundo pensó que se trataba de una película. Para cada quien fue una experiencia distinta, desde el turista hasta el vecino.
«Mi plan inicial para La Habana era intervenir el Capitolio, como un emblema de la ciudad, con una estructura arquitectónica impactante. Aunque para nada estoy descontento con la ubicación final, el Teatro Fausto, por esa sensación de vacío que experimentas al recorrerlo. Es imprescindible llenar ese vacío, y consumamos ese plan cuando la gente que pasa por ahí todos los días, durante este mes, entre en contacto con algo ´diferente´.
«Para mí es un honor haber sido invitado a la Bienal. El proyecto Casa tomada comenzó en Colombia en el 2006, pero la primera intervención fue para el 20 de mayo del 2008, en el Altar de la Patria (última morada de Bolívar), con 400 hormigas. Después llegamos al edificio de la Aduana, donde entraban todos los inmigrantes a Colombia en los años cuarenta. Por último a la sede del Congreso de Colombia, donde instalamos 1300 hormigas. Este es un proyecto sociocultural que parte de representar el desplazamiento forzado en Colombia, tomándose los monumentos para hacerlo muy visible. No obstante, al cruzar las fronteras de mi país puede ser visto desde el tema de la emigración: en el 2010 estuvimos en la Trienal del Caribe (Santo Domingo, República Dominicana), y ahora llegamos a la Bienal de La Habana, dos años después. Luego nos vamos a la Florida, Estados Unidos.»
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