Un robot que aprende a hablar a partir de lo que le dices, cien frases utilizadas para romper relaciones sexoafectivas y 1024 chinchetas con el mismo emoji pintado a mano una y otra vez son algunos de los elementos que conforman exhausta y exuberante. Desde formatos nada convencionales, esta exposición investiga las dificultades para desarrollar un lenguaje que exprese de qué manera nos cuidamos y cómo cuidamos a los demás. La primera muestra individual de Lúa Coderch en The RYDER Projects, también inaugura la nueva etapa del dúo formado por Carmen Lael Hines y Roberto Majano como curadoras de la galería.
Echo es un cuerpo que escucha, un cuerpo que habla, un cuerpo que “piensa”. Echo (the couch one) es una escultura de código abierto que conecta la figura de la ninfa griega con psicoterapia y robótica. Su capacidad para aprender a hablar a partir de lo que escucha, la aproxima al proceso humano de adquisición del lenguaje. Su programación, basada en la aleatoriedad de un aprendizaje fragmentado, le permite generar frases que pueden ser incongruentes o desconectadas, pero también sorprendentes o “inteligentes”.
Reaction (🥲 smile with tear, 1 kB) es un conjunto de diminutas expresiones que nos permite visualizar los 1.024 bytes que componen un 1kB. Esta masa de emojis pintados sobre chinchetas, establece un vínculo con la unidad de almacenamiento digital más cercana a lo que ocupa un relato breve (150 - 200 palabras). La escala de lo tecnológico se visualiza a través del emoji como un acto narrativo, un sistema de comunicación que es a la vez preciso y ambiguo.
We can still be friends es una pieza audio que reúne la colección de frases de rupturas que Lúa Coderch recopiló durante años a través de conversaciones con sus amigas. Como parte de este mismo corpus, Sore Throat presenta esas afirmaciones junto a imágenes de plantas con propiedades para curar el dolor de garganta o boca. Los labios también forman parte de la iconografía de la exposición, ya sea como símbolo de contención en S/T (the girl with no door on her mouth) o como vehículo narrativo en el vídeo Not I. Por último, a través del texto, Cold reading es una serie que se basa en las estrategias utilizadas por médiums y mentalistas para ganarse la confianza de la persona a la que le están “leyendo la mente”.
Lúa Coderch explora cómo el lenguaje estructura y dota de significado a nuestras vidas, las tensiones y paradojas que encontramos en una gramática rígida y un vocabulario preestablecido. A través de una selección de obras realizadas entre 2018 y 2025, la artista reflexiona sobre una sociedad marcada por la progresiva corporativización de la vida afectiva, espiritual y de los cuidados. En la dificultad de hallar la palabra exacta para expresar nuestras emociones, Coderch encuentra el punto de partida para la exploración crítica desde un enfoque delicado e incisivo.
La primera exposición individual de Lúa Coderch en The RYDER Projects se centra en las dificultades para desarrollar un lenguaje que exprese de qué manera nos cuidamos y cómo cuidamos a los demás. exhausta y exuberante, un diagnóstico social propuesto por Jan Verwoert, ilustra la presión afectiva de reproducir constantemente nuestra capacidad de “estar presentes” para nuestras parejas, amistades, trabajos o cualquier vínculo que conecte estas dimensiones en la era de la existencia en red. Es una presión para actuar y, a la vez, una dificultad para articular el disenso, ya que la performatividad moldea la conciencia y el lenguaje. Las obras de Coderch, nos invitan a habitar esta paradoja y convivir con estas contradicciones.
No es casualidad que estas dos palabras, exhausta y exuberante, se relacionen etimológicamente con los conceptos de derramar/succionar.
En el caso de ex(hausta) proviene de exhaurire, literalmente “sacar” + haurire, que significa “extraer (agua).” Por otro lado, ex(uberante) combina ex- (“afuera”) con uber (“ubre”), haciendo referencia a una vaca o cabra que produce tanta leche que gotea o brota naturalmente de la ubre. Ambos términos provienen de la idea de líquido y de la fertilidad (de la tierra y de la carne). Estar exhausta significa estar drenada, seca; ser exuberante implica rebosar, desbordarse. Ambos estados existen en un espectro de cómo se maneja o controla la liquidez.
El líquido es una sustancia; la liquidez, dinero. Esto se debe a que la lógica capitalista se basa en la vampírica apropiación de formas de ser que esperábamos que permanecieran fuera de su alcance. Lo cual incluye nuestras vidas afectivas, nuestra relación con nosotras mismas, nuestros cuerpos y los cuerpos que nos tocan.
Cuidar implica atención y control. El autocuidado puede ser establecer límites y a la vez acurrucarse en la suavidad, o ambas cosas al mismo tiempo. En la práctica de Coderch, el cuidado puede consistir en controlar la explosividad de los sentimientos entre amantes, monitorear cuánto compartimos, encontrar la paciencia para escuchar o crear ecuaciones sociales para responder de manera correcta. Esta es una forma de liquidez que no necesariamente es agua extraída de la tierra, ni leche de la ubre de una cabra fértil, pero que es igualmente filtrante y generativa, desordenada y seca.
Ferdinand de Saussure, lingüista suizo del siglo XIX, argumentaba que el lenguaje “es el lado social del habla; existe solo en virtud de una especie de contrato firmado por los miembros de una comunidad”. Bajo la premisa de que el lenguaje es indicador y reproductor de lo social, te invitamos a experimentar la obra de Coderch mientras consideras el doble significado de “mantra” que proporciona el diccionario. Una definición lo describe como un principio espiritual que ayuda a la meditación; la otra, como un eslogan producido en masa. Estas definiciones coexisten simultáneamente en una sociedad moldeada por la corporativización continua de la vida afectiva, espiritual y del cuidado interpersonal. La práctica de Coderch se sumerge con suavidad y claridad en esta contradicción.
La muestra estará disponible hasta el 15 de marzo.
En portada: Imagen: Lúa Coderch, No Yo, 2018. Video digital, instalación mono-canal, color, sonido. 20 min. Edición de 3 + 1AP
Fuente: The RYDER Projects