Para celebrar los 25 años de mutua colaboración, los artistas Jordi Cerdà y Claude Jeanmart presentan una selección de obras conceptuales en el Museo Monjo de Vilassar de Mar (Barcelona), que lleva el título de “Paralelismo. 25 años de colaboración”.
La primera vez que presencié el trabajo conjunto fue con motivo de una exposición en el Palau Solterra, de la localidad gerundense de Torroella de Montgrí, una de las sedes de la Fundación Vila Casas, en la que el protagonista de la muestra era Franz Kafka y su relación con Praga. De hecho, se trata de una temática muy habitual entre los artistas conceptuales. Precisamente en la actual exposición se exhiben algunas obras que hacen referencia al escritor checo.
En conjunto se exponen una setentena de piezas, algunas de ellas en forma de polípticos que ocupan la pared entera de la sala central. La mayoría de las piezas las han realizado mediante diversas técnicas fotográficas a partir de reproducciones, manipulaciones, fotomontajes, así como el empleo del collage, la pintura, los objetos, libros de artista, además de algunos ejemplos de performances, videos y cortometrajes que permiten al espectador adentrarse en el mundo surrealista, o sea de lo absurdo y de la ironía, pero mayoritariamente desde un contenido de denuncia o crítica social y política.
Ambos creadores suelen intercambiar sus propias experiencias a través de la introducción de diversas imágenes con aspectos unificadores como, por ejemplo, los denominados “cadáveres exquisitos”, o lo que es lo mismo, hacer una relectura del tema tratado, en clara alusión al ideario surrealista.
La selección de las obras ha sido una tarea ardua y difícil, ya que son muchos años de colaboración y por tanto han desarrollado infinidad de propuestas conceptuales por lo que encajar todas ellas era imposible. Se ha hecho una selección de las piezas más importantes, así como de las más recientes, caso de Sapiens. Se trata de un conjunto de 8 piezas en las que aparece el mismo individuo desnudo con una máscara de mono que consulta diferentes libros: L’erotisme primitif, Brossa, Sapiens, Une breve histoire de l’humanité y el Diccionario Larousse; revistas: -Beaux Arts y Parcours des Arts y mapas como la Guía Michelin. En esta ocasión se decidió poner en cada una de las obras una hoja de parra para cubrir el sexo masculino, aunque en la última de ellas la hoja se encuentra en la frente del individuo, ya que es el propio libro que lo tapa.
Jordi Cerdà. Un referente del arte conceptual catalán
Antes de profundizar en el contenido de la exposición es necesario comentar brevemente la trayectoria profesional de ambos artistas. En el caso de Jordi Cerdà (Barcelona, 1949), se formó en diseño y pintura en la Escuela Massana y en la Facultad de Bellas Artes de Barcelona. Ha compatibilizado su tarea artística con la docencia, ya que ha sido profesor en diferentes institutos de la ciudad. Su primera exposición tuvo lugar en el Ateneo barcelonés en 1969. Era un momento en el que su trabajo ya derivaba hacia el arte conceptual, tendencia de la que se ha mantenido siempre fiel. Sentía preocupación por todo aquello que tuviera relación con la idea y el concepto, a través de realizar instalaciones, performances, obras multimedia, música, fotomontajes y recuperando diversos objetos, además de la pintura y el grabado. Ahora bien, siempre desde una perspectiva plenamente conceptual.
En Cataluña el arte conceptual siempre ha tenido mucha importancia, ya que a finales de los sesenta y a mediados de los setenta del siglo pasado la mayoría de sus autores eran catalanes como, por ejemplo, Antoni Muntadas, Francesc Torres -sus trabajos se desarrollaron principalmente en Estados Unidos-, Antoni Miralda, Joan Rabascall, Carlos Pazos o Joan Brossa, entre otros. Algunos de ellos realizaron sus obras en París.
El arte conceptual significaba una nueva manera de entender el arte y por ello decidieron alejarse del expresionismo abstracto imperante en aquel momento -en Europa se denominaba, informalismo- y del pop-art. Precisamente en 1992 en el Centro de Arte Santa Mónica de Barcelona se llevó a cabo una exposició antológica titulada “Ideas y actitudes alrededor del arte conceptual. 1964-1980”, donde participó Jordi Cerdà, de la que el historiador y crítico de arte Valeriano Bozal comentaba que era un “arte débil, que parte de la poética de Joan Brossa con las aportaciones del neodadaísmo frente al magicismo y la objetualidad conceptual”.
Como hemos comentado anteriormente Cerdà se ha movido habitualmente dentro del terreno conceptual a partir de la historia, la filosofía, la política y el arte. Entre los pensadores y escritores que aparecen a menudo en sus trabajos destacan: Cervantes, Voltaire, Lewis Carroll, Foucault, Freud, Lacan, Deleuze, Breton, Kafka…, así como algunos artistas de diferentes épocas y ámbitos creativos, caso de Van Eyck, El Greco, Leonardo Da Vinci, Goya, Millet, Braque, Magritte, Miró, Kosuth y Brossa. Estos personajes aparecen a través de diversas imágenes, mediante fotografías pintadas o manipuladas, objetos que se basan en determinados momentos de sus vidas profesionales o bien con alguna frase destacada. Un ejemplo de ello lo encontramos en la obra Esto que ves no es lo que ves, en relación con uno de los cuadros más celebres del pintor surrealista Magritte “Esto no es una pipa”.
En 1990 expuso la serie “Imágenes de imagen” dentro de la Primavera Fotográfica de Catalunya, de la que el periodista Albert Macià señalaba que el artista “juega con una fuente polisémica muy concreta: la misma historia del arte entorno de la que gira su personal especulación”. Antes de colaborar con Jeanmart, lo hizo con el fotógrafo Martín Sala y el pintor informalista Romà Vallès.
El uso que hace de los objetos recuperados le sirve para dotar a sus obras de un significado plenamente apropiado para mostrar algunas de las facetas más personales de los personajes a los que hemos aludido anteriormente. En todas sus obras representa un universo donde interviene el azar, en clara referencia al dadaísmo, en que la idea del subconsciente y de lo onírico aparece mediante imágenes que se encuentran en la propia mente del artista, sean reales o no.
Claude Jeanmart. Entre la pintura figurativa y el conceptualismo
Claude Jeanmart (Soisy-sous-Montmorency, región de París, 1937) se formó en la École des Arts Appliqués de París y en la École Normale Supérieure de Cachan. Ha practicado la docencia en el Lycée des Arts de Toulouse y en la de Artes Gráficas en la Universidad Jean Jaurès de la misma ciudad como profesor de Expresión Visual y Artes Plásticas.
Su trabajo se ha exhibido en diferentes países europeos, americanos y asiáticos, además de Marruecos. Aparte de su colaboración con Cerdá en el terreno conceptual, Jeanmart también se ha adentrado en otros terrenos, demostrando su interés por determinados personajes literarios: Giacomo Casanova, Karel Capek, G.G Lemaire, Max Guedj y Patricia Runfols, entre otros. La mayoría de ellos suelen aparecer de algún modo en sus obras, fusionando el trabajo digital con técnicas y procedimientos pictóricos mostrándolos a modo de políptico, principalmente las piezas de formato más grande.
Durante una época entrevistó y fotografió un elenco muy numeroso de artistas -unos setenta- en sus propios talleres, que luego aparecieron en los documentales que la CRDP de Toulouse realizó entre 1972 y 1982. Asimismo, efectuó una veintena de exposiciones, entre ellas las Colecciones de Beaubourg, Ramsés y Museo Rodin.
Desde hace años trabaja el tema de los Corps aveugles (cuerpos ciegos). Se trata de una serie de personajes colocados en diversas posiciones que están efectuando una serie de movimientos, como si estuvieran danzando. De hecho, parecen seres provenientes de un mundo surreal y mitológico, con la particularidad de que aguantan unas columnas: los llamados atlantes, así como las apsaras, que son unas deidades acuáticas de origen hindú. La idea del artista es la de unir el pasado con el presente.
Estos “cuerpos ciegos” tienen la singularidad de que los crea dibujando en un papel con los ojos vendados mientras toca el cuerpo desnudo del/la modelo, o lo que es lo mismo, a base del tacto va emergiendo la pieza. Posteriormente en su taller pinta sobre el dibujo en diferentes colores, aunque el negro y el rojo son sus favoritos. Se trata de una obra que causa una gran impresión en el espectador, debido a su especial cromatismo y por la expresividad de los cuerpos desnudos.
El origen de esta temática proviene de dos circunstancias. La primera fue la lectura de la Carta sobre los ciegos para uso de los que la pueden ver de Diderot, escrita a mediados del siglo XVIII que, además, su publicación le condujo a la cárcel acusado de libertinaje intelectual, y la segunda, cuando se reencontró con una antigua amiga que se había vuelto ciega, produciéndole una fuerte impresión, lo que le hizo reflexionar, introduciéndose en un ámbito “nuevo y fascinante”.
Exposición 25 años de colaboración
La exposición se divide en varios ámbitos: Miroir (espejo), Cuerpos, Estructuras y Sombras (2001), Voilé-Dèvoilé (velado-revelado) y el libro de artista Don Quichotte à Barcelone (2005), En una colonia penitenciaria, La preocupación del padre de familia, Un discurso para una academia y L’Odradek (2007), Objetos, máscaras, estatuas y Sapiens (2019), y los Molaskines a doble imagen, además de los videos Artista portátil y Hermético/Hermeneútico (2015), Retrato táctil (2016), Cotidiano sorprendente (2018) y Repetición (2020).
Algunas de las series han contado con la colaboración de sus compañeras Denise Jeanmart y Laura Batista, apareciendo como objetos, estatuas y máscaras, además de algunos videos. Para Cerdà y Jeanmart la labor de ambas “han sido unos buenos descubrimientos, uno detrás de los otros a cada propuesta de trabajo que nos hemos marcado, pero también de fuerte amistad”.
En la mayor parte de las obras que se exhiben el metalenguaje y la poesía visual son los protagonistas, ya que se establece un diálogo entre lo que está permitido y lo que está prohibido. Por ello, es esencial la figura de un personaje como Kafka, de marcada tendencia existencialista, donde los conceptos de angustia, soledad, padecimiento y sufrimiento son bien evidentes. Todo ello sirve para explicar algunas cuestiones básicas relacionadas con el ser humano, tales como la opresión, la falta de libertad, la tortura, el abuso del poder y el menosprecio por el diálogo.
Todas estas cuestiones se pueden ver en obras como En la colonia penitenciaria, que nos conduce al exterminio, así como los efectos que produce en un reo una máquina creada solamente para torturar, en clara referencia al concepto de represión y el autoritarismo, Odradek -que se fue de su casa y ya no regresó a ella-. Se trata de un objeto de naturaleza surrealista. En cuanto al Discurso para una academia, los artistas lo representan a través de tres piezas en las que aparece una pipa en cada una de ellas que llevan el nombre de Cervantes, Hoffmann y Kafka, respectivamente. Proviene de los Cuentos Fantásticos de Hoffmann, quien a su vez se había inspirado en la novela de Cervantes, El coloquio de los perros y El castillo, novela póstuma de Kafka, en la que los artistas plasman su personal visión de K, protagonista de la obra, que representa los entresijos de la burocracia y de los intentos en conocer el sistema.
Como hemos comentado anteriormente, la serie Sapiens tiene un contenido erótico muy acusado, transportándonos al terreno de lo absurdo, pero que nos obliga a reflexionar sobre lo que tenemos más próximo a nosotros como es el mundo animal y principalmente el que hace referencia a los primates, entendiéndolo como un metalenguaje visual.
En la serie Voilé/Dévoilé, el concepto de vestir y desvestir es bien evidente, permitiendo la transformación de los cuerpos desnudos o semidesnudos solamente cubiertos por hojas, flores, velos, plásticos, revistas y fotos. En Sombras, se aprecia un conjunto de imágenes y registros muy diferentes con escenas de construcciones, paisajes naturales, personajes extraídos del terreno artístico y literario, ciudades… Precisamente Conchita Oliver escribía en el periódico Avui de Barcelona, con motivo de una exposición que realizaron en la localidad barcelonesa de Montornés del Vallés en 2008, que “mediante unas relaciones dialécticas basadas en analogías, oposiciones, relaciones metafóricas y especulaciones entre significante y significado, ofrecen nuevas relecturas y reinterpretaciones iconográficas, así como cuestionamientos de los códigos del sistema visual”.
En Objetos, máscaras y estatuas los protagonistas son los propios artistas y sus acompañantes que aparecen realizando diferentes tareas: con un pescado en la mano y un barquito de madera debajo; cortando una pieza de fruta, con la salvedad de que el objeto cortante es una daga; llamando por un teléfono de color rojo desde el baño, además de simular o reinterpretar personajes o monumentos históricos: un faraón con un móvil en la mano, la Estatua de la Libertad sin la antorcha o el David de Miguel Angel con el rostro de un mono.
La figura de El Quijote está representada a través de Don Quichotte à Barcelone, libro de artista colocado en una vitrina que permite contemplar diversas imágenes del mismo. Esta pieza ya se había presentado en las ferias de Art Libris de Barcelona, Lisboa y Madrid en 2019. En esta obra los artistas han elegido diferentes apartados de El Quijote que hacen referencia a la ciudad de Barcelona, en la que incluyen dibujos, fotos i letras, simultaneando imágenes reales, como una escena de striptease, la estatua de un emperador romano o el famoso cuadro de Las lanzas de Velázquez, también llamado La rendición de Breda, con las irreales donde aparecen los propios artistas reemplazando los rostros del caballero Don Quijote y su fiel escudero Sancho Panza.
Finalmente señalar que para Jordi Cerdà, la existencia de un futuro incierto, así como “el presente no lo podemos parar, el pasado nos sirve para reflexionar y nuestra práctica artística será como decía Heráclito “no te bañas nunca en la misma agua del río”, pero yo añadiría, si es que hay agua. De todos modos, a veces es conveniente no tomarse demasiado seriamente a uno mismo como artista”: el arte conceptual nos conduce a ello.
Fotos: Claude Jeanmart ©