Durante la segunda mitad de este mes de junio se efectuarán en tierra cubana las exposiciones, el Salón, los conversatorios y demás sucesos de la llamada BIENAL INTERNACIONAL DEL HUMOR POLITICO. Por ello, dibujantes y otros artífices de la expresión humorística provista de significados enlazados a conflictos y posiciones de las sociedades y los estados, tendrán ahí canales públicos de diversa especie para proyectar sus sentimientos, ideas, ocurrencias metafóricas, sátiras e invectivas acerca de múltiples realidades, arquetipos, tragedias y hasta “comedias” de la historia que discurre en nuestro país y en el resto del mundo.
Hombres de varias nacionalidades, quienes manifiestan lo sustancial de su personalidad por conducto de la visión icónica valorativa, la imagen absurda, la mofa y los códigos de la picardía popular; o que suelen hacer del humor una quijotesca batalla con “adarga” conceptual y simbólica, ofrecerán sus creaciones a las más disímiles percepciones; a la vez que tendrán ocasión para revelar idearios y poéticas, el sentido de la existencia implícito en sus profesiones, además de las conciencias alertas ante la necesidad de la paz y los peligros que amenazan a las naciones soberanas, la naturaleza, la cultura y al mismísimo Homo Sapiens.
Aunque lo que podrá verse y escucharse en la Bienal trasciende la condición pragmática de lo político, e igualmente a las interpretaciones que ese abarcador campo de pensamiento y ejecutoria han tenido en los textos de Aristóteles, Maquiavelo, Diderot, Marx, Gramcsi y otros importantes pensadores de épocas diversas. Pues se trata, más bien, de un encuentro expositivo donde la cultura de la comunicación y la imaginación artística –integradas en haz productivo- adquieren presencia de mosaico o de prisma humanista puesto en el camino de lo justo, la eticidad, lo hermoso, la búsqueda de la verdad, el combate contra los males externos e internos, así como ese deseo nada servil de alcanzar el mejoramiento de los contextos donde se habita. Sus signos más acentuados han de traducir el rechazo a la barbarie y las políticas genocidas, a las ideologías de la muerte y los poderes egoístas que reproducen la Ley de la Selección Natural descubierta por Darwin, a la parálisis burocrática y los comportamientos cerrados y autárquicos que niegan el saber, la experiencia y la creatividad.
Estamos ya ante una Bienal que tiene su más directo antecedente nacional en la Bienal del Humorismo Gráfico aparecida al finalizar los años 70 en San Antonio de los Baños, cuando se recuperaba una tradición germinadora de humoristas en ese municipio y se pretendía liberar a ese oficio de la casi única función ancilar, para que así deviniera otro género de las Artes Visuales; aunque sin abandonarse –por ello- su utilidad periodística, editorial y costumbrista. Entonces me tocó estar muy cerca de la gestación y desenvolvimiento de aquel evento que era una verdadera fiesta para la ciudad sede, y articulaba a la UPEC con aquel joven Ministerio de Cultura; porque aún no me había yo retirado del ejercicio de la Crítica de Arte, y mantenía las ocupaciones de especialista y asesor cultural. Y es también una Bienal que se afirma en acontecimientos de su tipo que han tenido lugar en otras naciones; a la par que interioriza una vocación interdisciplinar respecto del nexo con la Pintura, la Fotografía, el Arte Objetual, el Diseño, y con otras manifestaciones artísticas y de los mass media.
Tampoco olvida a quienes en la Cuba del pasado siglo y de lo que va del XXI, desplegaron la humorada y la crítica, la burla y el juicio indirecto por conducto de lo gráfico inconforme, denunciante, rebelde y consecuente con las causas de justicia y equidad. De ahí que en los espacios donde la Bienal transcurrirá, junto al hecho de conectar el modo de darse el humor en numerosas identidades, seguramente tendrá espacio especial para aquellos desaparecidos maestros cubanos del dibujo y la pintura que asumieron personales posiciones políticas en los Salones de Humorismo de las primeras tres décadas del siglo XX; y asimismo para Abela, Horacio, Her-Car, de la Nuez, Fresquito Fresquet, Blanquito y cuantos conforman el suceder paradigmático de esa vertiente cultural visual participativa en lo social, imposible de excluir de todo tesauro serio y completo de Arte Cubano.