Entre mayo y junio, habitualmente, cada país o región ha fijado fechas para celebrar a esas figuras esenciales en la crianza de los niños. Sin embargo, lo han hecho de manera individual. La propuesta de la Asamblea General de las Naciones Unidas los ha unificado en un día para ambos, y es que a fin de cuentas, comparten la misma responsabilidad.
Cada 1 de junio significa también un símbolo entre el hombre y la mujer en torno a la maternidad y paternidad y por supuesto un momento para honrar su labor en la estructura familiar, las comunidades y la sociedad. No han sido pocas las manifestaciones de amor y gratitud hechas por los hijos a sus padres, bien a través de acciones cotidianas o en el caso de los artistas de sus propias creaciones. A manera de homenaje a este día, hacemos un repaso por una selección de obras artísticas que los han tomado como protagonistas.
La familia de Egon Schiele
Se trata de un cuadro que retrata al propio autor, el pintor español Egon Schiele, su esposa e hijo. El tributo es aún más hermoso, al resultar de una historia de amor intensa, que llevó al artista a romper una relación de varios años por el amor de Edith, la madre de su hijo. Este vínculo afectivo supuso un cambio no solo en su vida privada sino también en su perspectiva creativa. Este cuadro es un ejemplo de cómo pasó de representaciones donde predominaba la sensación de incertidumbre, a una serenidad sin parangón en su obra previa. La familia refleja intimidad, inspira la idea de protección de los padres al hijo.
Familia, de Doris Maria Weigl
A partir de un símbolo por excelencia de los afectos: el abrazo, la artista Artmajeur Doris Maria Weigl. La desnudez, el entrecruzamiento de los cuerpos potencia una atmósfera íntima, de unidad entre los tres miembros de la familia: padres e hijo.
Homenaje a la familia, de Manuel García Váquez
En la escultura los padres también han sido inspiración. La pieza Homenaje a la familia representa a tres personas ordenadas en vertical que se integran con organicidad. Se trata de una obra que alude a la familia como sostén de la infancia, el padre en suelo como base sobre la que se alza la madre envuelta en un manto flameante y luego el niño transmite la idea de los niños como prioridad y futuro.