La Casa de Bernarda Alba, última obra escrita por Federico García Lorca (1936), y publicada póstumamente en 1945, apareció en el amplio repertorio del Ballet Español de Cuba, en 1997, bajo el título de La Casa Alba. De esta forma, se integraba a un conjunto de piezas emblemáticas que han matizado, de manera original y certera, el quehacer de esta compañía fundacional, que en este 2023 celebra su aniversario 36. Una agrupación, fundada en 1987 por la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, que refleja, como ninguna otra en la Isla, una alta expresión del género, considerada, no por azar, una de las mejores compañías de América Latina, avalado por el reconocimiento del público y la crítica en sus actuaciones en diversos rincones del continente americano, Asia, y Europa, principalmente España.
Como en otras de sus piezas, el director Eduardo Veitía, devenido coreógrafo acerca el drama Lorquiano a las tablas vestido de flamenco, y pone en juego algunos temas que descuellan de la importante obra del genial poeta granadino: el autoritarismo de la despótica Bernarda, el deseo de libertad, el peso de la tradición, el fanatismo religioso, el miedo a descubrir la intimidad, y el papel de la mujer..., conjugándolos con simbolismos característicos expresados en La Casa... de Lorca. Entre otros, el color negro (la muerte), el verde (la rebeldía), la luna (placer), el calor (intensifica la tensión dramática), el bastón (poder tiránico), entremezclados con los movimientos, gestos, taconeo, notas musicales, y expresiones de los bailarines, para tejernos una hechizante pieza, que vibra en la originalidad danzaria, donde lo teatral se funde a los más apasionado del baile flamenco.
La historia vibra en La Casa Alba, en dos actos –prólogo/epílogo y ocho escenas-, en las que el espectador irá reconociendo el drama que se mueve detrás de las paredes de la casa de Bernarda Alba, cuyas cinco hijas –con sus nombres/acciones- colorean de sentimientos el interior de esa "prisión" donde se esconden pasiones, envidias, celos, tristezas..., que Veitía pone a bailar/reflexionar en la escena, en la piel de los artistas que entregan, con sus gestos y actos, todo el dolor y el amor que, como Adela, están dispuestos a pagar por el precio de lo que se anhela y desea.
Como nota destacada, la función del domingo 12 de marzo (5 de la tarde) estará dedicada, especialmente, a una de las más grandes intérpretes nuestras, una de las cuatro joyas del ballet cubano. Esa bailarina de alta fibra artística, que cuando aparecía en una obra, dejaba recuerdos/vivencias/estelas en ovaciones atronadoras e interminables, teatros repletos, fuertes ¡bravo! ante su paso arrollador, cascadas de programas cayendo desde lo alto como símbolo de victoria, altas temperaturas que ella provocaba cuando cruzaba la escena, dejando huellas en el público vestida de Odile, Odette, Mirtha, Swanilda, Giselle..., y también en su Bernarda (personal, grande, estrenada en el BNC e 1975, en una coreografía de Iván Tenorio)...Nombres que intercambiaba con el suyo, para decir desde la danza, esa otra dimensión en la que está inscrita con letras imborrables. La primera bailarina, Aurora Bosch, uno de los grandes nombres del firmamento del Ballet Nacional de Cuba, quien ha puesto siempre en alto los postulados de la Escuela Cubana de Ballet, y la danza nuestra, en plural.
Las primeras figuras y el cuerpo de baile del Ballet Español de Cuba intervendrán en estas funciones que llenarán los días 10 (7 p.m.) y 11 y 12 de marzo (5 p.m.) la sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba (Plaza de la Revolución) con la magia y el genio del poeta español.