Allí está su obra, imponente. Pudiera decirse que habla por sí sola, pero es un lujo conocer en la voz del artista las motivaciones, los antecedentes, las inquietudes. Por eso, y porque Roldán Lauzán es un viejo conocido de Arte por Excelencias, decidimos iniciar la charla con el joven artista cubano que no disimula su entusiasmo al estar en el stand que en Art Madrid 2023 tiene Collage Habana.
Cuéntanos sobre tu obra y lo que quiere expresar
Esta es una serie nueva. La pieza que le da inicio se llama Crimen Organizado y tiene parte de los condimentos de esa receta en la que vengo trabajando. Se trata del concepto de la dualidad del ser y la contraposición de extremos espirituales, psicológicos, morales y sigue manteniendo coherencia con ese discurso.
Esta serie aborda una idea completamente nueva en mi obra y es, resumiéndolo, la distopía social. En este caso estamos hablando del crimen organizado, cómo el “mal” -no me gusta referirme a las cosas entre mal y bien, porque la realidad es mucho más compleja- o lo que socialmente es “reprochable”, toma una organización. Cómo un grupo de personas que se dedican a algo moralmente, legalmente o socialmente incorrecto adquieren una estructura y cómo esa estructura la manifiestan a partir de dibujos en la piel, o sea, usando arte: cómo el “mal” se viste de arte para identificarse en un grupo específico.
Ha pasado a lo largo de la historia y pasa en las diferentes culturas, estratos sociales. Me refiero por ejemplo, a la Mara Salvatrucha que tienen tatuajes muy típicos de ellos. Es muy interesante el fenómeno porque pasa en todas las culturas: los tatuajes designan autoridad, estatus entre ellos, niveles, y también a qué se dedican o qué hacen. Toda esa información la dan a través del tatuaje que al final es un tipo de arte. Ocurre con los yakuzas japoneses, aunque hay mucha mitología alrededor del tema, pero sigue pasando a día de hoy con la mafia irlandesa, la rusa. Estos grupos se alinean y tienen una estructura súper sólida e interesante, fenomenológica desde el punto de vista de la psicología o la sociología y cómo ese fenómeno se viste, se identifica o se propone a través del tatuaje.
Entonces me estoy apropiando de ese fenómeno para dar mi propia versión de lo que sería una persona humana, bella, sensual, glamorosa, hasta cierto punto codiciable desde el punto de vista sensual, estético y, de pronto, verla marcada. Y esa sensación de marca en la piel siempre nos da una especie de repulsión, pero a la vez nos invita a entender la belleza que allí está ocurriendo y creo que ahí está pasando el fenómeno este de la dualidad una vez más. Cómo vestimos nuestro cuerpo de arte para trasmitir algo que probablemente sea negativo para un sector de la población, es realmente un fenómeno muy interesante.
Tú, por ejemplo, ¿tienes algún tatuaje? En ese sentido, ¿crees que puede haber prejuicio con el hecho de tenerlo?
Creo que venimos de una sociedad donde estuvo estigmatizado el tatuaje, precisamente porque era asignado a grupos sociales que no encajaban dentro de los cánones morales: encarcelados, marineros, … A Europa llega por toda la cultura tribal y eran vistos como seres inferiores; ahora entendemos que no, que eran culturas diferentes, que tenían su propia identidad, sencillamente que era diferente. Pero eso se veía en Europa como los que no forman parte del cristianismo, las tribus que están alejadas, “incivilizadas”, e hizo que se estigmatizara el tatuaje, que tiene una historia interesantísima -no me interesa abordar la historia del tatuaje-, pero tenerlo en cuenta es interesantísimo.
En la sociedad contemporánea sigue habiendo una tendencia a estigmatizar a las personas por un tatuaje. Ya no pasa tanto porque hay celebridades que se tatúan y lo han puesto de moda: los futbolistas, los músicos; pero fíjate que las personas de negocio generalmente no los usan.
De hecho, en ciertos tipos de trabajo, no es recomendable que se te vean los tatuajes…
Exactamente. Lo importante es el talento que tenga la persona, no cómo lleve su vida y están habiendo políticas, por ejemplo en Inglaterra, respecto a eso. En realidad, no me interesa tanto el fenómeno del tatuaje, lo que me estoy es aprovechando. Para mí es como una manera de vestir la piel y estamos hablando de pintura sobre el cuerpo. El fenómeno me resulta desde el arte interesantísimo, pero también incorporo cómo los usan las estructuras que se alinean para hacer cosas que no son aprobadas por la mayoría.
Y sí, yo llevo tatuaje, pero mis tatuajes son rituales. Mis tatuajes resumen etapas de mi vida, por eso no tengo tatuajes por gusto, por adornarme…Parte de mi historia y un resumen para mí, es como un recordatorio y lo uso así.
El tatuaje como manifestación me encanta y cómo lo asumen los grupos sociales que no son tan bien vistos por la sociedad. Cómo tienen cada uno su lenguaje alegórico: sus tatuajes quieren decir algo siempre. Y también el fenómeno de una imagen que te es agradable, que te resulta tierna, alegre, sensual cómo contrasta con la elección personal de vida que la llevó, independientemente de que, además, los elementos que pongo también discursan. En este caso el halcón y la golondrina tienen un lenguaje alegórico y reflejan esos polos internos de la persona: el animalito inocente que revolotea y descubre el mundo y el halcón que lo premedita todo, que siempre está al acecho, cazando y cómo ambos extremos siempre están en el interior. Hay sufrimiento, pero hay también arrogancia, pero hay también un poco de “maldad”.
Quien se ha pasado a ver la obra y ha podido compartirla contigo, ¿qué es lo que te ha expresado sobre ella?
Para mí ha sido revelador. La pieza ha tenido mucha aceptación. Creo que está medianamente bien resuelta desde el punto de vista pictórico, a donde me permite mi oficio llegar. Estuvo un gran coleccionista, Luciano Méndez, al cual respeto mucho -tiene una colección muy importante de arte cubano- y la devolución que me ha hecho de la pieza ha sido espectacular, la pieza le encantó. Su criterio es súper importante. Y cómo ves, la gente se aproxima, pregunta. Pienso que ha gustado.
No es tu primera vez en una feria internacional…
No, gracias a todo lo que nos asiste, he logrado hacer acuerdos con varias galerías, entre ellas Collage Habana a la cual admiro mucho porque es de las primeras que me dio la oportunidad de estar aquí en Madrid. También con JCamejoArt que está en Miami y en Nueva York, he ido a bastantes ferias internacionales. Con otras galerías también. Ya mi obra ha tenido un buen recorrido en varias ferias: estoy hablando de Affordable Art NYC, Scope Miami, Art Madrid. Pero Art Madrid para mí es especial…
¿Por qué te atrae venir a Art Madrid?
Art Madrid fue la primera feria en la que yo participé. Era muy joven, la primera vez que salía de Cuba, la primera vez que venía a Europa… Todo ese evento fue mágico, muy especial para mí. Ya había tenido resultados en Cuba, gracias a Luis Miret, director de Galería Habana - ya fallecido y que era una persona maravillosa-. Con él había hecho trabajos en esa galería con resultados en Cuba; pero después de Art Madrid me detonó la carrera. Muchas más galerías se empezaron a interesar y creo que desde la primera feria que hice, que fue en el 2017, mi carrera fue otra. Para mí es un lugar siempre muy especial al que siempre me encanta regresar y aquí estamos.
Dicen “no debes volver al sitio en que has sido feliz” … En tu caso no piensas igual.
Me encanta. Es una frase de una canción de Sabina: “que al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver…” Yo creo en eso, pero en Art Madrid es distinto, siempre que vengo, siempre mejor. El público aprecia tu arte, el mercado también responde - no monitoreo el mercado de la feria-, pero a mí siempre me ha ido bien… y la repercusión. Nada, que regresar siempre es mágico.
Pues que tengas mucha suerte y puedas regresa en otras ediciones de Art Madrid…
Muchas gracias.
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