Aunque llevaba dentro un talento inmensurable, Belkis Ayón (La Habana 1967-1999) parecía tener todas las cartas para pasar desapercibida: mujer, negra, latinoamericana… Sin embargo, algo está cambiando en el mundo del arte y el nombre de la grabadora ha entrado de lleno en su Historia, como una de las creadoras más importantes de su generación.
Tanto así, que el Museo Reina Sofía de Madrid le acaba de dedicar una nutrida retrospectiva (la primera en Europa) donde se han podido ver todas las series en las que trabajó: casi un centenar de obras dedicadas, principalmente, a retratar los misterios de la sociedad secreta afrocubana Abakuá.
La mitad de ellas Colografías, una técnica de grabado poco usual, basada en matrices construidas a modo de collages, que la representante de Cuba a la Bienal de Venecia de 1993, desarrolló sobre bases de papel o cartón, y donde el blanco y el negro son casi siempre protagonistas, en detrimento de los otros colores con los que experimentó al principio de su carrera.
Sin embargo, el imaginario Abakuá (una hermandad exclusivamente reservada a hombres) sí que la acompañó siempre, desde la presentación de su tesis en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro (1988) hasta en las obras más conceptuales de finales de los noventa, piezas de gran formato con un marcado carácter escenográfico, que no fueron ajenas a esos tiempos convulsos que vivió la artista, tras el colapso del socialismo en Europa.
El 11 de septiembre de 1999, Belkis Ayón se suicidó en La Habana… Actualmente su inmenso legado sigue en Cuba, custodiado por su familia. De momento, algunas de sus obras se pueden contemplar en el Museo Nacional de Bellas Artes, y también en instituciones internacionales como el MoMA de Nueva York, la Tate de Londres o el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles, y quizás también, próximamente, en la colección permanente del Reina Sofía.
Fotos: @yricardopupo