Considerado desde 2013 como género musical bailable, Patrimonio Inmaterial de Cuba, el Danzón, cumplió el pasado 1 de enero, 143 años de su primera presentación en 1879, en lo que fuera el antiguo Liceo Artístico y Literario de Matanzas, actual Sala White, por el compositor y director de orquesta Miguel Faílde.
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La obra que se estrenó entonces, considerado como el primer Danzón de la historia fue Las alturas de Simpson, obra dedicada a uno de los barrios más populares de la ciudad, de Matanzas, ubicada a 100 Km al este de La Habana.
Al finalizar el siglo XVIII, la Revolución haitiana, trajo a Cuba la emigración de muchos haitianos y colonos franceses, que junto con la cultura tecnológica del café y el azúcar, trajeron consigo la Contradanza, música popular bailable de origen europeo.
Las tertulias amables y bailes románticos en las noches cálidas de las villas cubanas, fue convirtiendo la Contradanza en Danza, a partir de la cual evolucionó hacia el Danzón, bajo la influencia del mestizaje, que derivó en una mayor libertad expresiva y el enlace sensual de las parejas.
En el ambiente cultural y de ilustración de la llamada “Atenas de Cuba”, el músico y compositor Miguel Faílde Pérez (1852-1921), canalizó las tradiciones danzarias que ya venían configurándose como Danzón, para reunir en su orquesta, la instrumentación medular del género, con el piano, la trompeta, el clarinete, la flauta, los timbales, el güiro y las claves. Las alturas de Simpson, causó gran impacto entre los bailadores, con su nuevo ritmo.
Faílde, creó una forma original de interpretar el Danzón, donde entre melodías y compases, las parejas de bailadores, pasean, se abanican (el abanico es imprescindible en el atuendo de las damas, que coquetean con él), conversan, saludan a los amigos, hasta que la orquesta, con un golpe de compás, marca el momento de retornar al baile.
La vida de Miguel Faílde, estuvo desde entonces ligada al Danzón. Los musicólogos le atribuyen la autoría de 144 danzones, junto con otras composiciones de otros géneros de la música cubana. Tocaba el contrabajo y la viola, e interpretaba piezas complejas en el piano, sin ser pianista.
En las primeras décadas del siglo XX otros compositores y orquestas, incorporan en el Danzón, los timbres de otros géneros cubanos. José Urfé, compone El Bombín de Barreto, consagrándose como uno de los más importantes innovadores del Danzón, junto con Raimundo Valenzuela, Chencho Cruz, Corbacho, Felipe Valdés, Antonio Mará Romeu, Eliseo Grenet, Ricardo Riverón y Pablo O´Farrill, entre los más renombrados.
En países como México, Venezuela, Colombia y España, el Danzón, forma parte también del acervo cultural, donde se mantiene vivo con orquestas, clubes de bailadores y la presencia permanente en los medios de comunicación y redes sociales. El Festival Internacional del Danzón, que entró en pausa por la pandemia, promueve el encuentro de todos los amantes del baile elegante en La Habana.
Hoy la Orquesta de Miguel Faílde, renace bajo la batuta del tataranieto del compositor, Ethiel Faílde, que en pleno siglo XXI, propone un concepto inter- género, que ha dado en llamar “danzón-timba”, cuidando de no perder el toque de tradicional distinción, que cautiva a los bailadores.