Asfixia: renacer es más que tomar un respiro

Cuando Kenya Márquez ponía como protagonista de su nuevo filme Asfixia a una mujer albina estaba poniendo en claro los términos ante su espectador. Si solo uno de cada 50 mil nacidos vivos padece esta enfermedad, que encarna además una mujer, para rematar exconvicta; pues no quedan dudas: es un filme que retrata en su estado más puro la discriminación.

Con un recorrido exitoso en el recién finalizado Festival de Trieste donde obtuvo el galardón a Mejor película y mejor actuación, este filme mexicano recorre ahora las salas de La Habana durante el 41 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Sobre sus pormenores, su propia directora conversó en exclusiva:

“Asfixia es una película que habla de una mujer albina que sale de la cárcel, y mi premisa principal era hablar de la segregación que existe no solo por tu aspecto, sino de los estigmas que sufres si vienes de un lugar como la cárcel. Este es mi punto de partida para hablar de fenómenos muy importantes como la violencia contra la mujer, el sentido de culpa con el que nos educan a los latinos, la construcción machista en la cual inculcan a las mujeres la idea de que si no nos casamos no somos nadie. Todo esto se mezcla también con la representación de la fuerza del amor de una madre; que a pesar de tener todo en su contra, hace hasta lo imposible por estar cerca de su hija”.

Muchas curiosidades tiene esta historia que protagonizan Johana Fragoso (Alma, una mujer que ha dejado atrás a su hija); Enrique Arreola (Clemente, un hipocondríaco solitario con el incesante temor a la muerte). Son ellos los representantes de, según Márquez, “una historia de amor entre dos soledades: un hombre que no logra salir de su hipocondría y volver a vivir, frente a una mujer que busca todo el tiempo cómo poder respirar. Aquí presenciamos cómo el destino te brinda oportunidades que uno transforma en decisiones que pueden ser para bien o para mal”.

Sobre el trabajo con los actores, donde además resaltan las actuaciones especiales de Martha Claudia Moreno y Mauricio Isaac en compañía con Raúl Briones. Kenya resaltó: “Fue muy largo, pues la protagonista no es actriz. Hicimos mucho taller de lecturas, entrenamiento, acoplamos a los actores a la forma y estilo de esta mujer albina. Tuvimos que filmar cronológicamente para que ella pudiera entender la emoción, los personajes, la dramaturgia. Está editada tal cual se filmó, y los actores tuvieron que repetir muchas escenas para ayudarla”.

Estamos en presencia de un trabajo muy equilibrado entre la fotografía, el diseño sonoro, etc. Una historia que la crítica ha resaltado por combinar de manera acertada la dramaturgia, la atmósfera de la historia con los recursos audiovisuales. De tal modo, estamos en presencia de tonos fríos, de escenas con ritmo cadencioso, de intercambio de escenas y espacios amplios a otros excesivamente estrechos. De oscuridad y encuadres en los cuales la presencia de Alma es metafóricamente un foco de luz.

“Siempre creímos que a partir de las imágenes oníricas que yo creaba, entrábamos en la emoción de la persona, que el público la pudiera vivir a partir de la imagen y no verbalizada”. Reflexiona la cineasta conocida por su anterior filme Fecha de caducidad.

En conclusión, un filme recomendado para aquellos que les interesa conocer sobre las injusticias que acontecen en las culturas de nuestro continente. Una película que parte de un tema potente para desarrollar una trama con la delicadeza exacta para que el espectador logre captar todas las aristas de una historia donde el mal y el bien comparten cada cara de una misma moneda.

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