La edición 41 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano fue inaugurada en el teatro Carlos Marx con la actuación especial del Ballet Nacional de Cuba en un homenaje a la insigne bailarina Alicia Alonso, gloria de la cultura cubana recientemente fallecida. Los jóvenes de la compañía que ella fundó, forjó y convirtió en una de las más importantes del mundo la honraron con la interpretación del ballet Cascanueces como hermoso prólogo de la más importante cita audiovisual de la región.
En la noche de apertura fue entregado un Coral de Honor al director cubano Manuel Pérez Paredes, un creador que, como se dice en la fundamentación del reconocimiento, «encausó su cinefilia desde finales del año 1956 en el Cineclub Visión, integró el núcleo fundacional del Icaic en 1959 y logró amplia resonancia en el público y la crítica en 1973 con su primer largometraje: El hombre de Maisinicú, una de las producciones más significativas del cine cubano en sus primeras cinco décadas. Al valorar su trayectoria y la contribución silenciosa a la obra de varias generaciones de cineastas, el jurado del Premio Nacional de Cine 2013 le otorgó ese máximo galardón». Quien es considerado el más lúcido y agudo cronista de la historia del Icaic declaró a los presentes: «Mi formación profesional y humana es resultado de la política cultural del Icaic y de este Festival».
Una de las invitadas de lujo a la gala inaugural fue la directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), Audrey Azoulay, quien, al hacer uso de la palabra, destacó que Alicia Alonso puso al ballet cubano en el mapa internacional, además de compartir su arte con las nuevas generaciones y ser fiel representante de los valores de la Unesco como embajadora de buena voluntad de la organización. Al referirse a la cita cinematográfica expresó: «El mundo en general, pero América Latina en particular, más que nunca necesitan estos ojos que ven, estas miradas agudas de los cineastas. Mi presencia aquí como representante de la Unesco refleja nuestro compromiso con la diversidad cultural y nuestro apoyo a los artistas».
El presidente del Festival de Cine de La Habana, Iván Giroud, por su parte, destacó la importancia de inaugurar estos diez días de cine con un tributo a la memoria de la legendaria Alicia Alonso. «El cine cubano la inmortalizó en su excepcional Giselle, legando así a las futuras generaciones su extraordinaria impronta». Y agregó: «Esta edición celebrará el centenario de Santiago Álvarez, figura paradigmática del cine del tercer mundo y fundador junto a Alfredo Guevara, Julio García Espinosa y Tomás Gutiérrez Alea del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, cuyas seis décadas de existencia también recordaremos. El Icaic creó las condiciones para el desarrollo de una industria fílmica nacional al propiciar el clima espiritual, cultural y político que haría posible la espléndida eclosión experimentada por la cinematografía cubana en los años sesenta».
El filme que inauguró el 41 Festival promete desde ya convertirse en uno de los más seguidos por el público: la producción argentina La odisea de los giles, dirigida por Sebastián Borensztein y protagonizada por Ricardo Darín y Luis Brandoni, el primero presente en La Habana para el estreno. «Es un orgullo haber sido invitado a este maravilloso festival que tuve la suerte de conocer en varias de sus versiones anteriores —confesó Darín—. He recorrido algunos festivales del mundo acompañando alguna que otra película y, honestamente, cuesta mucho encontrar un lugar en donde la avidez por ver cine sea tan grande, tan impactante y tan espectacular como lo es en Cuba».
En portada: Iván Giroud entrega el Coral de Honor al director cubano Manuel Pérez Paredes
Le puede interesar:
Ojos que verán muy pronto
La gráfica del 41 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano