Una ojeada a esta Semana del Arte en esta ciudad sureña de los Estados Unidos, dejó ver que las artes visuales están en excelente instante, aunque las maneras de crearla son ya, en estos tiempos de tecnología avanzada, muy diversas. Una visita a las diversas ferias abiertas aquí y un paseo por las calles de Miami Beach o el centro hasta donde llegó nuestra revista Arte por Excelencias (Art Basel Miami Beach), persiguiendo la creatividad, en sus más variadas dimensiones, dejó ver, obras de disímiles opciones.

Vea además: Arte por Excelencias aterriza en Art Basel Miami Beach

Art Miami, una de las más grandes abiertas aquí, situada en el One Herald Place del downt town, en la que se mueven alrededor de 260 galerías de más de 20 países de casi todos los continentes, por ejemplo, dejó ver una característica que se repite en casi todas las demás ferias que componen estos 7 días de arte en esta ciudad. Y es que los materiales utilizados para realizar la mayoría de estos "objetos" escultóricos, que muchos de ellos no siguen al pie de la letra el verbo que le dio origen al principio: "esculpir", sino más bien "crear", "armar", "modelar", entre muchos otro, llegan desde los más disímiles y actuales: plástico, telas, alambres, luces de neón, fibras, cristal..., por solo citar estos.

Otras, muchas, son realizadas con materiales pobres, encontrados por doquier, con una historia anterior que de hecho las enriquece, por su originalidad. Sobresalen en el camino esculturas y objetos de gran tamaño, y también pinturas de inmensos formatos que resaltan tendencias como el kitsch en un primer lugar, expresionismo, abstracción, minimalismo, figuración, y otras novedosas combinaciones tecnológicas que las enriquecen visualmente, entre otras.

Es también fácil advertir, en otras, una inteligencia, aires de buen gusto, virtuosismo técnico y muchos deseos de ser original. En términos generales los creadores se apropian de temáticas cotidianas, de símbolos universales que se traducen de muchas maneras para comunicar sus ideas ya no talladas en madera o esculpidas en mármol o bronce... (en su gran mayoría), para reflexionar sobre el entorno con una conciencia humana y hasta ecologista. No faltan tampoco ejemplos de maestros, los que han motivado el camino con su talento, como el inglés Henry Moore, Edgar Negret, Eduardo Ramírez Villamízar, que apareció en galerías no solo colombianas, sino en otras que expresan y conocen su valor en este arte donde dejó huellas imperecederas, Eduardo Chillida, Picasso, por solo citar estos que representan valores muy universales.

Cuba apareció siempre en el camino

En este lienzo gigantesco de formas, colores y conceptos, la Isla caribeña está muy bien representada en galerías de Estados Unidos y otras naciones que convocan a estos creadores por la calidad de su arte, y se hace eco en esas paredes donde aparecen sus colores y formas de una manera bien atractiva, enseñando los valores que los identifican en el mundo.

Por ejemplo, la galería Pan American desembarcó aquí con un grupo de artistas consagrados como Jose Manuel Fors, Premio Nacional de Artes Plásticas, quien en sus originales piezas combina en unas restos de cerámicas chinas para armar su obra Ebglish garden, o toma libros como "ladrillos" para armar sus creaciones de alto valor conceptual, papeles... que hablan de los nuevos caminos por los que el destacado creador desanda el arte. Roberto Diago hace magias con la madera para atrapar nuestras miradas y sentidos, Carlos Estévez nos conmueve nuevamente con esa manera de pintar que desanda la geografía humana, Sandra Ramos desborda creatividad así como Arianna Contino, Jorge Ríos, José Toirac, Adislen Reyes, y ese maestro que es Julio Larraz desborda su talento en una pieza de alto valor estético: Un día en Estambul, firmada hacia 1985...

En la conocida galería Cernuda Art (Estados Unidos) las tonalidades cubanas cobran una dimensión singular. Es, sin dudas uno de los espacios más grandes de exposición en la feria Art Miami, y paseando por la inmensa muestra uno recorre la historia del arte cubano. Un verdadero regalo para los que tienen la oportunidad de atrapar esos instantes, en los que la vista se regodea con la riqueza creativa de nuestros creadores, maestros que forjaron el camino y otros jóvenes que ya están en el Olimpo cubano.

La bienvenida la da Agustín Cárdenas con una inmensa y elegante escultura en madera que habla de su genio, luego la mirada toma rumbo hacia nombres que le han dado mucho prestigio al universo plástico cubano. Wifredo Lam sorprende al visitante con unas pinturas donde la magia de sus imágenes llegadas desde la cultura afrocubana, caribeña conforma un entramado tan vital que sus redes lo atrapan: Carlos Enríquez cabalga de nuevo, cual jinete sobre esos caballos que parecen fantasmas que vuelan por los aires envueltos en las gamas verdes, rojas, naranjas y azules donde matiza su mundo. René Portocarrero nos regala sus interiores del Cerro, y esas mujeres enigmáticas que desbordan cubanía, al igual que Mariano Rodríguez y Víctor Manuel, que como abanderado de una época abrió el camino a la modernidad. No hay respiro en el camino para la sorpresa y los signos de admiración: Mario Carreño, José Mijares, Agustín Fernández, Esteban Chartrand, Juan Gil García, Víctor Patricio Landaluze, es una clase magistral de la historia del arte de la isla. Paisajes, signos de variadas tendencias y figuraciones que se tornan personales al desembarcar en las telas y cartulinas.

Otros nombres cardinales de este tiempo, los que les siguen el camino y arman una amplia gama de formas y tonos que convocan esta época: los Premios Nacionales de Artes Plásticas Alfredo Sosabravo, con esa manera de hacer tan personal, donde los personajes y objetos parecen dialogar en otra dimensión; Manuel Mendive, con su mundo llegado desde sueños ancestrales donde emerge la cubanía y el folclor; la misteriosa y sígnica creatividad de Roberto Diago, Gina Pellón, Jorge Luis Santos.

Y, con una luz especial se ilumina también el área de Vicente Hernández, con sus creaciones donde Batabanó, su pequeño pueblo natal casi olvidado y destruido por el tiempo, los ciclones y otras cosas, es el protagonista principal de esa obra entre surrealista y real maravillosa que llevan, siempre, la marca de su memoria. Pues en ella anidan las casas, el mar, los barcos y el viento que todo lo arrebata del suelo en las tempestades, que no son más que los recuerdos de niñez en esa zona costera del sur de La Habana, que le impregnan de riqueza visual a sus pinturas que son muy bien recibidas en esta feria por el sello de cubanía que exhalan ante nuestras miradas.

Hay mucho que contar, pero el espacio no da para más. 

En portada: Galería Cernuda Arte

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