Con 22 años de vida el Proyecto Cultural Lucas ya ganó el espacio que necesitaba entre los realizadores cubanos. Sostener su calidad, “limpiarla” de todo concepto erróneo, apostar por realizaciones audiovisuales con calidad [estéticamente ajustadas a la narración contemporánea] serán algunas de las premisas de quienes conducen esta empresa.
En su reciente Gala de Nominados, celebrada en el salón Arcos de Cristal de Tropicana, pudimos comprobar cómo en cada edición crece el número de videos en competencia. Según se dijo, más de cuatrocientas realizaciones llegaron a las manos del Jurado, quedándose solo 72 videos en la selección final.
El jurado que se ha conformado para este año lo integran 11 miembros: Joel Del Río (periodista y crítico de cine); Michel Hernández (periodista y crítico de arte); Antonio Enrique González (periodista y crítico de arte); Michel Pascual (editor y realizador); Ileana Rodríguez (realizadora); Geovannys García Bistorte (realizador y director de Pistacubana); Víctor López (director de Remache Estudio y realizador); Yuris Nórido (crítico de arte, periodista, fotógrafo); Gretel Garlobo (musicóloga y productora ejecutiva); Alfredo Ureta (realizador) y Jesse Suárez (compositor y productor musical).
Imaginamos que no sea fácil decidir qué video-clip reúne todos los requisitos como para coronarse entre los demás. Las maneras de cómo contar una historia cambian en un segundo. La vida misma, rápida y azarosa, influye en los realizadores. El ritmo, las luces, la edición, los colores, el vestuario e incluso las actuaciones son elementos que se evalúan con ojo filoso.
Sobresalen en este 2019 algunos videos-musicales de factura plausible. Nos referimos solo a tres: La bayamesa (Annie Garcés, Eduardo Sosa y Luis Franco) dirigido por Joseph Ross; Libre (Eme Alfonso) dirigido por Nelson Ponce (Raupa) y Edel Rodríguez (Mola) y La bella Habana (Camerata Romeu) bajo la dirección de Alejandro Reyes. Podemos mencionar otros, pero en estas producciones lo hermoso y lo inteligente se dan la mano para encumbrar la música y no para destruirla como sí sucede en otros casos.
Directores como Yeandro Tamayo o Joseph Ros se posicionan entre los más prolíficos. Sin embargo, esa producción “gigante” corre el riesgo de la reiteración innecesaria, de historias tan fáciles que desde la primera escena se conoce el desenlace. El video-clip, lo sabemos, nació para la promoción y venta, pero exige cuidado y lógica en su narrativa.
¿Cómo distinguir nuestro video-clip de los que se hacen fuera de Cuba? Una buena pregunta para debatir durante varias jornadas. Si bien desespera la cantidad de colores, rumberas por todas partes, palmas, playas… nos confunde también los tonos grises, los bosques sin vida, un frío que no existe en Cuba… ¿Encaminan su mirada a Europa? De todo eso hay que cuidarse pues apostamos por lo auténtico.
Muchos muros hay que derrumbar: los de la ignorancia, lo vulgar, lo que se vende como bueno y no lo es… Lucas no está solo en ese propósito. Seguiremos apostando por este proyecto-plataforma como espectadores críticos. Sugerimos dar soluciones y no ladrillos.
La XXII entrega de los Premios será los días 21 y 22 de diciembre, en el teatro Karl Marx.
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