Declaraciones exclusivas de Jorge Fernández, Director del Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba (MNBA) para Arte por Excelencias.
“Para el Museo Nacional de Bellas Artes es un acontecimiento extraordinario. Habíamos visto de Goya grabados, nuestro público conoce la serie Los Caprichos y Los desastres de la guerra. Mas es emocionante enfrentarse a un Goya original, independientemente de que alguno de nosotros haya tenido el privilegio de verlo en otros museos, incluyendo el Prado. Pero que esté en La Habana, es un hecho que vibra. Los jóvenes, la gente de a pie, que pueda ver un autorretrato tardío del artista que marcó un nuevo rumbo a la historia del arte español.
Para nosotros es muy simbólico que los Reyes de España hayan estado ayer en nuestra institución, junto a ese original que es fruto de la colaboración del Museo del Prado y el MNBA; porque esta obra es de cuando él cumple 69 años, en la entrada del siglo XIX. Es un hombre que viene de vuelta, que ha sufrido los peores embates de su época, y uno aprecia en el cuadro la soltura de la pincelada, la perspectiva psicológica profunda, yo diría que desgarradora.
Alguien como él entrando en la adultez, y que se está mirando y cuestionando a sí mismo, revisitando su vida. Cuando tú lo miras, -y esto es a nivel subjetivo, y no es lo que han dicho otros críticos de arte- uno observa cómo se desdibujan lo masculino y lo femenino. Es algo increíble, porque el cuadro es como una espiral, donde los colores como el negro y el blanco están gravitando sobre los ocres. Esa profundidad de la pincelada, esa hondura del personaje, la verdad es que estremece.
Es un cuadro pequeño y, sin embargo, es de las obras más cotizadas. Y conste que no hablo sólo de dinero. Las obras maestras no tienen que tener una escala gigante. Lo interesante es cómo quiso sintetizar y resumir su estado anímico y psicológico y no hacía falta pintar en tres o cuatro metros: la pieza original mide 45.8 por 35.6 cm. En ese formato resumió el periodo de su vida hasta ese momento. Y por eso algunos consideran ese autorretrato, si no uno de los más valiosos, el más valioso de su fecunda vida.
¿Cómo nace el proyecto de traerlo a La Habana?
La idea surge a partir de que el embajador de España en Cuba, Juan Hernández, se acerca primero al Ministerio de Cultura y después al MNBA, y ya se estaba manejando la posibilidad de que los Reyes hicieran una visita oficial a Cuba. En inicio, él me habla de exhibir obras exclusivas de nuestra valiosa colección de arte español; porque en principio era muy costoso traer una obra original desde la península, y España estaba en un momento muy complejo como sabemos, sin formar gobierno y no tener presupuestos asignados. Era una manera práctica de decidir…
Mas a nosotros nos parecía que, si venían los Reyes, en una fecha tan significativa como los 500 de La Habana, era una oportunidad de traer esta pieza, que generaría una conmoción y para establecer otro tipo de diálogo con una institución tan admirada como el Museo del Prado, uno de los más prestigiosos de toda Europa. El momento exacto para este intercambio, y a partir de ahí nació la idea de este proyecto: hablamos con ellos de Velázquez, y de otros artistas, pero finalmente nos decidimos por Goya.
¿Hay antecedentes de este tipo de acontecimiento para la máxima institución que atesora el patrimonio de las artes visuales en Cuba?
Hasta donde sé, hay solo un antecedente en el 2011 cuando vino la obra El Narciso de Caravaggio, y de algunos discípulos de este maestro del arte italiano, que entonces fue una conmoción. Yo estuve pero aún no era el director de la institución. Y recuerdo las filas tremendas para ver la obra.
Es cierto que el MNBA tiene una excelente colección de arte español: los Sorolla que se conocen, Madrazo, Paret, Zurbarán, Rivera, y que somos fuertes en el siglo XIX. Sólo que Goya es el artista del XVIII que representa la transición al próximo siglo.
¿Y por eso es precisamente un Goya el elegido para este suceso histórico, y no alguna obra de otros maestros del arte español del XIX?
Recordemos que lo hacen miembro de la Academia de San Fernando en 1792, y que llega a dirigir su cátedra de pintura, y que esa institución tuvo una influencia determinante sobre nuestra Academia de San Alejandro, que nace un siglo después. San Fernando existe incluso antes de que se creara el Museo del Prado en 1819.
Goya es el maestro que pronuncia un alegato muy vanguardista en ese mismo año que ingresa en la Academia, y no tiene nada que envidiarle a lo que dijeron después grandes artistas del siglo XX que transformaron la pedagogía del arte. Ya entonces él manifiesta que la enseñanza tiene que ser libre, no condicionada por el dinero ni por las becas y mecenas. Que ingrese a la escuela de arte quien verdaderamente tiene talento, y no todos tienen que tener el mismo método y estilo. Y arremete con que asignaturas como dibujo y geometría no sean ofrecidas de manera sistémica a los alumnos. En fin, fue un hombre tan abierto, tan a la vanguardia, que merece todo nuestro respeto y admiración.
Es Goya quien abre el camino a los artistas españoles que hoy tenemos en la colección del MNBA, porque él es quien abre el camino a los artistas españoles que hoy tenemos en la colección del MNBA. No habría una obra como la de Joaquín Sorolla, Federico Madrazo, Luis Paret, entre tantos otros; no existirían en nuestros fondos las obras de todos esos maestros del siglo XIX si no hubiera vivido antes un Francisco de Goya, y creado una obra esencial para la humanidad, y con quien empieza la Modernidad en el arte español.
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