La afinidad de la audiencia por historias de no ficción es una nueva tendencia que influye en plataformas como Netflix o Prime Video para realizar productos basados en historias reales adaptadas al formato serie. Lo anterior posibilita que investigaciones periodísticas reales inspiren historias de ficción que llevan los problemas contemporáneos a un público mayor. Un ejemplo a citar sin duda lo constituye la gustada serie Chérnobil de HBO, basada en el mayor desastre nuclear ocurrido en la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, con el primer puesto en el ranking televisivo de IMDb (Internet Movies Database).
Sobre este tema en particular dialogaron Diego Enrique Osorno, periodista, escritor, guionista y director de la serie documental de Netflix 1994; Juana Uribe, guionista y vicepresidenta del Canal Caracol; Jorge Carrión, periodista, escritor y columnista y Julián David Correa, director de Cinematografía del Ministerio de Cultura de Colombia, durante el panel La vida real en las historias de ficción audiovisual que tuvo lugar en el Parque Explora en otra jornada de la séptima edición del Festival Gabo que se desarrolla en Medellín hasta el 4 de octubre.
Los ponentes platicaron poco más de una hora sobre la ficción y la no ficción como dos extremos que intentan categorizar los universos creativos. Fueron traídas a colación series como Pablo Escobar, El Chapo Guzmán, Betty La Fea, entre otras. "El cine y la televisión posibilitan que los periodistas podamos contar las historias reales de maneras más verosímiles", apuntaron. Asimismo destacaron la necesidad de contar con empresarios audaces para producir estas series. "Se necesitó mucho coraje para hacer Pablo Escobar", resaltó Juana Uribe.
Como colofón aseguraron que las historias continúan porque los relatos tienen audiencia siempre, lo que cambian son los códigos debido a la multiplicidad de plataformas y desde luego impone un reto mayor para el equipo de realización del cine documental.
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