Llegaron desde Cuba a principios de septiembre el Dr. en Ciencias Vicente González, el camarógrafo Noel López y el pintor especialista en marinas Reynaldo Villamil, para asistir en Castropol a un homenaje al ilustre marino y científico Fernando de Villaamil Fernández-Cueto, fallecido en el combate naval de Santiago de Cuba el 3 de julio de 1898, durante la contienda conocida como Guerra de Cuba o desastre del 98.
Este municipio al que pertenecía su villa natal, la parroquia de Serantes en aquella época. Castropol está situado en la hermosa ría de Ribadeo y forma parte de la comunidad autónoma de Asturias, la bella, verde y montañosa región española enclavada en la cornisa cantábrica.
Nos unimos a nuestros amigos cubanos en Castropol procedentes de Terrassa Barcelona, Alfonso Cruz pintor subacuático, probablemente el mejor pintor submarino vivo del Mundo y un servidor, que escribe esta crónica, en calidad de museólogo, para asistir al evento y formar parte de la exposición colectiva “Una Inmersión en la Historia”, serie “Arte bajo las Olas”, donde serían expuestas fotografías submarinas de los pecios de los barcos pertenecientes a la escuadra del almirante Cervera hundidos en el combate naval de Santiago de Cuba del Dr. Vicente González, magnífico fotógrafo subacuático cubano, laureado en multitud de ocasiones y del también genial camarógrafo submarino y Dive Master de Jardines de la Reina, Noel López conocido y admirado por muchos aficionados al submarinismo del mundo entero.
Se proyectaba un audiovisual en bucle en la sala de exposición titulado “Una Inmersión en la Historia”, obra del excelso periodista y documentalista cubano Omelio Borroto Leiseca, donde se mostraban imágenes de flota hundida y se entrevistaban a diversas personalidades.
Reynaldo Villamil exponía obras pictóricas dedicadas principalmente al combate naval de Santiago de Cuba, fruto de su interpretación de los hechos, basada en fotografías de la época y en los relatos de aquellos acontecimientos históricos.
Alfonso Cruz a su vez mostraba los pecios de los barcos españoles hundidos en aguas próximas a Santiago de Cuba a través de sus lienzos sumergidos con su magistral técnica y su mirada de artista.
Mi misión consistía en exponer algunos objetos de mi colección particular, como un uniforme de rayadillo de Teniente Coronel del Arma de artillería, un fusil Mauser y algunos otros objetos de la época de la Guerra de Cuba para ambientar el evento, catalogándolos y realizando rótulos explicativos.
Inauguraron la exposición, sita en el Casino de la villa marinera, el alcalde Don Francisco Javier Vinjoy y el organizador del evento Don José Castellano el día 11 de septiembre, fue clausurada el de 15 del mismo mes.
En ese acto Reynaldo Villamil donó al ayuntamiento de Castropol un cuadro dedicado al hundimiento del Furor, el navío de guerra donde encontró la muerte Fernando de Villaamil. Un recuerdo indeleble de admiración y respeto mutuo de dos países hermanos. Fueron testigos de este acontecimiento los medios de comunicación, radio, prensa y televisión, teniendo una gran difusión y acogida a nivel regional.
Seguidamente nos trasladamos al Ayuntamiento y en su sala de plenos presidiendo una conferencia dedicada por supuesto a Fernando Villaamil, se hallaba el Excelentísimo alcalde, acompañado de la Concejal de Cultura la Sra. Miriam Moya, de Don Pascual Cervera y de la Chica, biznieto del almirante Cervera y presidente de la fundación que lleva su nombre, que se desplazó desde Madrid para asistir al evento, el organizador del homenaje Don José Castellano que ejercía de moderador y presentador, el Dr. Vicente que es director de Cubasub, centro Regional de Gestión y Manejo del Patrimonio Natural y Cultural subacuático de Santiago de Cuba. Noel López que daba cobertura a la conferencia como camarógrafo, Reynaldo Villamil como pintor, Alfonso Cruz como pintor subacuático y Teodoro Rubio, el que suscribe, como investigador del 98.
Durante la conferencia se pusieron de manifiesto las muchas virtudes que adornaron la vida del marino y científico. La primera vuelta al mundo a vela de un buque-escuela, el Nautilus al mando del capitán de navío Fernando Villaamil, coincidiendo con el cuatrocientos aniversario del descubrimiento de América. La invención y el diseño de lo primeros destructores que se construyeron en el Mundo, una nave de guerra aún vigente en nuestros días en todas las Armadas y que supuso una revolución absoluta de la guerra en el Mar. Además de académico, docente, político, escritor, patriota y héroe de la Guerra de Cuba caído en combate. En definitiva un motivo de orgullo para Castropol el tener un hijo de esa talla.
Asistía un nutrido público que siguió con suma atención la conferencia. Una vez acaba esta, se abrió una ronda de ruegos y preguntas y alguien, al parecer puesto en el tema, preguntó por la eslora del destructor Furor y en qué astillero había sido construido, se hizo el silencio en la sala y entonces recordé, hablando de memoria, que la eslora era de unos 60 metros y que se había construido en los Astilleros Thomson de Escocia en el Reino Unido y aproveché para hablar de que no disponía de coraza pero que, sin embargo, era capaz de alcanzar la fantástica velocidad de 28 nudos para finales de siglo XIX, que era un portento tecnológico y que tal como ya he comentado supuso un antes y un después en la guerra en el Mar.
Una vez acabada la conferencia consultado el libro “Una Inmersión en la Historia” pudimos leer la ficha técnica del Furor, había sido construido el los Astilleros James & George Thomson de Clydebank de Escocia y que la eslora era de 69, 8 metros. Alguien de nosotros dijo, no diré el nombre por razones obvias, que nunca olvidaría la eslora del Furor, que se quedaba con el número entero 69, despreciando los decimales, con los ojos entornados y poniendo cara de éxtasis, lo que provocó una sonora carcajada cómplice en todos nosotros.
Como colofón, al día siguiente realizamos un buceo en las frías aguas de la ría de Ribadeo que estaban a 13º de temperatura, donde Alfonso Cruz pudo plasmar en su lienzo una de las muchas bateas que se utilizan para la cría de la ostra y el mejillón. En unas circunstancias complicadas dada la poca visibilidad que había bajo el agua, Cruz con su depurada técnica consiguió realizar un hermosa composición del fondo de la ría y además el hito histórico de ser el primer pintor submarino que lo hacía, circunstancia que los camarógrafos submarinos Noel y Vicente captaron para la posteridad así como la televisión asturiana, quedando ese registro para historia.