En el espacio polifuncional barcelonés Valid World Hall se exhibe Identidad insular: pospintura cubana, cuyo comisario es el escultor, dibujante y diseñador cubano Roger Castillejo (Holguín. 1966) que reside en Barcelona y que muestra el trabajo de cuatro pintores cubanos de gran prestigio internacional, tres de ellos nacidos también en Holguín, aunque viven fuera de su país. Se trata de Ernesto Ferriol, Lázaro García, Eduardo Lozano y Miguel Salvó. En un principio debía estar presente en la exposición Alexis Pantoja, pero por diversos motivos no fue posible que llegara su obra. La muestra la configuran unas 40 obras, en las que se observa como todos ellos se mueven entorno a la pintura figurativa desde una óptica simbolista, surrealista y posmoderna, donde se aprecian la ironía, el humor, la historia, la alegoría y la religión.
Valid World Hall es un espacio que se emplea para diferentes eventos culturales y que forma parte de la galería Valid Photo, considerada como una de las principales salas dedicadas completamente a la fotografía que existen en Barcelona, donde han exhibido sus trabajos, entre otros, Tony Catany, Masao Yamamoto y Colita. Actualmente se exponen los recientes trabajos del japonés Yamamoto.
En el catálogo la crítica de arte y curadora cubana Liannys Lisset señala que la exposición “…se presenta como reto al tiempo y la distancia. En ella se reúne la obra de cinco artistas que asumen el ejercicio de la pintura como una elección inamovible, como fórmula por excelencia a la hora de representar sus cosmovisiones”. El comisario ha podido reunir el trabajo de un grupo de artistas de los cuales tiene conocimiento de cuando estudiaban Bellas Artes en el Instituto Superior de Arte de La Habana
El pintor y dibujante Ernesto Ferriol (Holguín 1971) vive y trabaja en Osaka (Japón) desde principios del presente siglo. En el año 2003 participó en el Festival Japonés de las Artes celebrado en Kyooto, siendo el primer artista cubano en hacerlo. Suele trabajar con la acuarela, tal como podemos ver en la exposición, donde los temas preferentes se centran en relacionar escenas de cuentos, fábulas o historias, así como la vida cotidiana de la sociedad cubana, en la que la presencia de la mujer es bien notoria. El erotismo que desprenden sus cuadros tiene un componente provocador y excitante, pero que destila a su vez una gran parte de crítica e ironía. En muchas de sus obras se observa, por un lado, la influencia del artista italiano Francesco Clemente -fue uno de los propulsores de la transvanguardia italiana, junto con Enzo Cucchi, Sandro Chia y Mimmo Paladino- y de la estampa erótica japonesa, principalmente desde que reside en Osaka. En estas acuarelas emplea unas tonalidades muy delicadas y luminosas, de las que Martín Garrido ve “…un estado de éxtasis, que mucho tiene que ver con el reto de enfrentarse a la cartulina en blanco, y el riesgo que entraña toda su realización.
Lázaro García Medina (Holguín, 1968), vive en Valencia desde finales de los noventa. Tuve la ocasión de presenciar una exposición individual suya en la galería Alonso Vidal de Barcelona en 2015. En sus óleos se aprecia su interés por representar aspectos, situaciones y personajes históricos y mitológicos desde una perspectiva muy singular, ya que los traslada desde épocas pretéritas a la actualidad. Su vinculación con el surrealismo, tal como nos advierte Lianny Lisset Peña en que “concibe la imagen como el reflejo de un mundo que va más allá de la experiencia real”, no va en la línea onírica de Salvador Dalí, Marx Ernst o Yves Tanguy, por ejemplo, sino de una realidad que trata de reinterpretar la historia del arte según su propia visión.
Eduardo Lozano (Las Tunas. 1967), también reside en Valencia desde el 2000. Suele combinar la pintura al óleo con el grabado, principalmente las xilografías. Su obra es expresionista, a medio camino entre la abstracción y la figuración, ya que el fondo compositivo está difuminado y en cambio la figura humana que aparece en primer plano está muy bien dibujada y que siempre está en movimiento, lo que junto con la manera de tratar el color, son los principales protagonistas. Para Antonio Eligio, sus obras “…no reclaman alabanza, no procuran admiración: la sensibilidad que las inspira, agradecidas en su melancolía, sólo requiere en pago gratitud”.
Finalmente, para el pintor y muralista Miguel Salvo (Holguín. 1971), la pintura es fundamentalmente un metalenguaje, tal como observamos en sus acrílicos, en las que predominan los temas históricos y religiosos. Aparte de sentir devoción por artistas clásicos caso de Rembrandt y Velázquez, también le interesa el trabajo del artista neopop estadounidense Raymond Pettibon, cuya obra se basa en mostrar a personajes de la cultura popular norteamericana, como deportistas y actores famosos, incluyendo algunos textos escritos por él mismo. En cambio, en las obras de Salvo, los personajes que aparecen se mezclan con otros relacionados con la historia. Su trabajo se puede incluir en el ámbito pop, pero desde una óptica en la que el dibujo es tan importante como la temática representada, siendo el color una mera anécdota.