Por: Taissé Del Valle Valdés
Al caer la tarde santiaguera y comenzar el Desfile de la Serpiente, los transeúntes sienten que realmente se vive la 38 edición del Festival del Caribe. En horas de la mañana ya se vislumbraba el trasiego de policías, autos y el cierre de avenidas. Al mediodía las delegaciones tomaban sus correspondientes puestos y la sonrisa no se les desdibujaba de los rostros.
Llovieron banderas, gritos, cantos y color. Es que el desfile es único, una gran fiesta multicultural y diversa, característica de la región que habitamos.
Es la oportunidad para que las delegaciones recorran las principales arterias, exhiban ante el público jovial sus trajes típicos, sus bailes... Puerto Rico, país invitado de honor, iba al frente, contagiando con su música tradicional.
También desfilaron participantes de 26 países como Venezuela, México y República Dominicana, entre otros, así como una representación del país anfitrión en la que no faltó la populosa conga palmera de "Los Ripiao".
Para el público resulta valiosa la presencia del salsero puertorriqueño Andy Montañez, quien actuará el domingo ocho en el Complejo Cultural Heredia.
El pasacalles se extendió desde Plaza de Marte hasta el Parque Carlos Manuel de Céspedes y contó con la dirección artística de Reinaldo López.
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