Por: José Carlos de Santiago / Fotos: Gilberto Rabassa
Cuando visitamos la ciudad de Matanzas en Cuba, con el propósito de entregar a la poetisa Carilda Oliver Labra el Premio Excelencias del cual había sido merecedora, conocimos a personas que han dedicado sus esfuerzos al arte y la enseñanza de disímiles maneras. Una de ellas es Jorge Luis Garrido.
Este hombre, invidente desde los 16 años, es capaz de abstraerse de todo lo que le rodea para afinar un piano en medio del ruido que provocan los autobuses pasando o las personas conversando a su alrededor.
Jorge Luis háblenos de su vida, dónde empezó a estudiar piano o afinación, porque creo es una asignatura que no se da en ningun conservatorio.
Esa carrera yo la estudié en el siglo pasado, en el 64 ó 66, en el único curso que se abrió. Estuvo a cargo de un músico, guitarrista, que se interesó por el proyecto de preparar afinadores de piano y tuve la suerte de ser escogido y aprendí el oficio; que es un oficio en el que nunca se llega al final, uno siempre tiene que aprender algo nuevo.
¿Usted lee braille, me imagino?
Sí, llegué hasta 1er año en la universidad. Estudié en la escuela de ciegos hasta el 6to grado, y la Secundaria y la Facultad Obrera las hice en la calle. El único ciego era yo y me hacían los exámenes orales.
¿Vive en la ciudad de Matanzas?
No, yo vivo en La Habana.
O sea, que viene específicamente para afinar, ¡eso es espectacular!. Me decía que estudió en los años 60 pero, ¿en qué año nació usted?
Yo tengo 68 años, nací el 8 de diciembre del 1949.
Usted ha conocido diferentes épocas: una muy importante, la de la videncia, en la que pudo grabar y plasmar todo lo que pasaba a su alrededor y otra, la de la oscuridad, en la que solamente emana luz desde su interior, ¿cómo ha sido capaz de rehacer su vida alrededor de los instrumentos sin verlos, solamente escuchándolos?
A veces ver no resulta el todo, este tipo de trabajo se hace con el oído, es mucho oído, mucho corazón, mucho sentimiento, querer lo que uno va a hacer, enamorarse de la carrera, y yo me he enamorado de mi carrera y trabajo bastante. He grabado mucho, ningún pianista de Cuba me falta, todos han pasado por mis manos.
¿Puede darnos los nombres de algunos?
Al primero que le afiné un piano fue a Adolfo Guzmán, después han pasado por las manos mías Ernan López - Nussa, Emilio Morales, Chucho Valdés, Frank Fernández,… Además hemos grabado casi toda la música de Lecuona con Franco Rivero, un muchacho joven que considero es un virtuoso en el piano.
Usted además de afinar pianos puede afinar cualquier otro instrumento, un arpa, por ejemplo…
Cualquier cosa que me caiga en la mano.
Por lo tanto usted estudió piano y otros instrumentos, ¿toca todos los instrumentos que afina?
No, no precisamente. El afinador puede ejecutar un instrumento, lo que sí tiene que saber es música. Tiene que saber armonía porque necesita comprobar los acordes.
¿Usted podría componer?
No, aunque he hecho alguna canción, porque yo rasgo algo la guitarra, pero nunca me he dedicado en serio a eso.
Y siendo afinador y no teniendo una escuela, ¿usted ha creado aprendices y ha hecho escuela?
Yo he intentado enseñar a muchachos a afinar pianos, pero al poquito tiempo se cansan y se van, dicen que no resisten eso.
¿Entonces no hay una escuela que le suceda a usted?
No, en estos momentos no hay ninguna.
Aquí hay una organización, la Asociación Nacional de Ciegos y Débiles Visuales, que lo apoya, ¿no han hablado para crear ese tipo de escuela?
En Cuba se ha intentado varias veces hacer una escuela de afinadores de piano, porque cuando pase mi generación yo no sé qué va a pasar, pero eso no se ha concretado en hacer otra escuela.
¿Y a usted le gustaría hacer ese proyecto?
Ya a esta altura no. Si tengo que dar un apoyo, lo haría, pero ponerme al frente de eso, no. Carezco de tiempo, tengo mucho trabajo.
¿Cuántos afinadores hay en Cuba en este momento?
Afinadores en Cuba si hay 10 son muchos.
¿Y cuál sería su ilusión?
Mi ilusión es seguir enamorado de la vida.
Pero no hay mejor amor a la vida que tener una semilla y sentir como crece, así que lo invito a tener una escuela de afinadores…
Bueno mi apoyo está.
¿Conoce alguna escuela fuera del país?
No
Buscaremos la información para ver qué podemos hacer y cómo apoyar ese crecimiento...
Le comentaba que no tengo mucho tiempo, pero estoy sensibilizando con las personas invidentes. Iría a cualquier lugar a dar mi ayuda.
¿Cuántos Steinway ha afinado usted?
Unos cuantos porque en los estudios de grabación lo que hay son Steinway -es un piano muy bueno, y aunque no puedo precisar la cifra, calculo más de 200.
¿O sea que en Cuba hay más de 200 Steinway?
No, no es que haya más de 200 pianos, sino que los mismos…
¡Ah!, los ha afinado muchas veces…
Muchas veces.
¿Cuántos pianos como ese hay en el país?
Steinway de buena calidad no hay muchos, quizás 15.
¿Alguna otra marca de piano que le llame la atención o que le guste?
Me gusta principalmente el Steinway. Después hay pianos muy viejos que son americanos y alemanes también que son muy buenos, hay muchos pianos… Los Yamahas ahora están sonando bien.
¿Entre un piano de cola, o media cola y uno vertical, qué es más difícil de afinar para usted?
Para mí ninguno, de verdad. Para mí todo es lo mismo: afino cualquiera, lo que uno se recrea más en un gran cola, porque el sonido es más lleno, con más color.
¿Cómo afinaría usted a Carilda?
Carilda es una mujer excepcional, solamente interpretando los poemas de ella, ya uno se da cuenta la gran sensibilidad que esa señora tiene, es una persona digna de admirar.
¿Qué opina usted de la fortaleza y la valentía que tuvo Carilda a principios del siglo XX, para exponer sus pensamientos e ideas?
Ella puso y, según lo que sé de ella, pone alma, corazón y vida en lo que hace; y cuando una persona pone eso por medio logra imponerse, logra llamar la atención, logra que la gente se vea en ella.