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Un radio que transmite más que ondas
15February

Un radio que transmite más que ondas

Por Jorge Fernández Era

Sus obras llamaron mi atención desde que me las topé en Zona Maco 2018. Con una imaginación desbordante, el artista Cisco Jiménez (Cuernavaca, Morelos, 1969), modela con barro radios y grabadoras de disímiles tamaños hechos con el típico lenguaje del arte tradicional mexicano.

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Y como andaba yo en esos días grabadora en ristre, que no es de barro, quise recoger de primera mano las experiencias de este creador singular que siempre tuvo su stand «sintonizado» con el público en los días de la feria de arte contemporáneo más importante de América Latina. Él aceptó la invitación de Arte por Excelencias y por un momento nos imaginamos en un estudio de radio con un gran cartel de «Silencio».

«Mi obra —me dice— tiene que ver con la experiencia de la migración. En México, los campesinos de los pequeños pueblos se van a Estados Unidos o a las grandes ciudades del país, y lo que envían de regreso a sus pueblos es un poco de dinero, pero también televisores de pantalla plana. Antes enviaban grabadoras, que era el gran fetiche: un radio en casa con música de casete. Lo que hago tiene el peso de la nostalgia de esa época y de esa generación de los setenta y ochenta. En ese ícono se basa mi trabajo».

Cisco Jiménez fue caricaturista. A su desarrollo como artista le imprimió mucho de observación social y de crítica política. Su obra actual no es ajena al contexto en que se gesta. Le subyugó desde muy joven el diseño, el mundo de los objetos y su producción industrial.

«Las piezas las reinterpreto —continúa Cisco— a través de la artesanía indígena, usando técnicas prehispánicas, cosiendo las piezas en un horno en el suelo lleno de leña y excremento seco de vaca. Hay otras piezas conformadas con peltre, el material con que se fabrican sartenes y ollas, justo para contrastar y llevar el mismo ícono a esta faceta artística».

Desde el año 1993 han sido frecuentes sus exposiciones en ciudades tan diversas como San Antonio de Texas, Nueva York, California, Sao Paulo, Madrid, San José de Costa Rica, Guayaquil, Oaxaca, Mazaplán y Miami. Importantes colecciones como las del Museum of Latinoamerican Art de Long Beach, California, el Schoenen Museum de Waalwick, Holanda, o el British Museum de Londres atesoran sus obras.

Como dice Amaury Castellanos en el catálogo a la exposición que realizara Cisco Jiménez el pasado año en su ciudad natal, estos artefactos salidos de sus hornos, «tras su largo trajín de tránsito y transmutaciones, están aquí para transmitir una música nueva, una tonada muda que impone el ritmo de las vastas regiones que han recorrido. Toda la resistencia, todos los cambios y las adversidades, todo el tiempo y la tierra han quedado aquí reducidos, y es nuestro turno de poner atención para escuchar el fragor silencioso de lo que tengan que transmitir».

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