Ulpiano Carrasco, con la colección “Visiones del alma”, nos hace descubrir como el paisaje puede llegar a ser, en determinados momentos del año, una exaltada sinfonía de colores. Nacido en tierras de Cuenca, gracias a que domina perfectamente la luz, nos hace llegar la emoción de los atractivos cromáticos de la Naturaleza, a la vez que nos transmite la fuerza de la savia de la vida.
Siempre ha sabido representar la vida que late, ya sea en la monumental Toledo, donde destacan el alcázar y la catedral, en las costas de Deià, donde se guarece el alma, o en el bullicioso Manhattan de Nueva York donde el abigarrado espectro luminoso de los neones se refleja en la superficie vidriada de los rascacielos. El autor expresa igual de bien la quietud de un campo enharinado de nieve, en el que los brotes de nuevas plantas y flores esperan para salir y explotar, como la agitación constante en el centro de una gran metrópolis, en la que todo gira al igual que en unos caballitos de feria que hubiesen enloquecido.
El escenario puede ser el campo o la ciudad, pero en ambos lugares el protagonismo pertenece a la luz que nos muestra aquello preexistente a nosotros –el cielo, la tierra, el mar, los árboles...- o la realidad surgida del ser humano –las aglomeracions urbanas, los vehículos, la publicidad...-. Pues la pintura de Ulpiano Carrasco tiene la virtud de hacernos ver de donde provenimos y hacia donde nos encaminamos, y de invitarnos a reflexionar.
Del 9 de febrero al 7 de marzo de 2018 en la Sala Rusiñol.