Por: Toni Piñera/ Fotos: Jorge Fernández Fuentes
Noche de flamenco
El complejo cultural del flamenco no es en modo alguno una tradición muerta, sino una poderosa savia popular que fluye con toda vigencia en la esencia actual de la hispanidad. La carga emotiva, la profundidad de los sentimientos, la proyección del gesto, hacen de este código escénico un ejemplo elocuente de cuánto puede penetrar la danza en la naturaleza humana y en la idiosincrasia de una pueblo, para expresarlas.
De todas las formas de baile y canto en las distintas regiones de la península española, el flamenco ha sido la más destacada en el extranjero. Quizás sea por su exotismo y diferencia, sus profundos gemidos en el cante jondo, sus vibrantes taconeos en el baile y sus famosas batas de cola y mantones, flores, abanicos y peinetas, más el rítmico balance de la guitarra y el cajón. En el flamenco se fusionan músicas y pasos que llegan desde la India, atravesando el Oriente Medio hasta el África y Andalucía. Son rasgos gitanos, moros, judíos, todo mezclado, y el idioma castellano que los unió.
Ese estilo de danza propio de Andalucía, España, apareció en sus diversas facetas/dimensiones en una Gala del 1er Festival Internacional de Danzas Españolas y Flamenco, que en saludo al aniversario 30 del Ballet Español de Cuba, que dirige el maestro Eduardo Veitía, ocupó las noches de la sala García Lorca del GTH Alicia Alonso desde el dos de noviembre y hasta el 12 del onceno mes. Escoltado por un estilo donde emerge una mezcla de ballet clásico, lo español, la danza y esa cubanía que sale por todas las hendijas del movimiento, coloreando la escena de una personalidad diferente y propia que ha dejado huellas profundas en nuestra escena.
Elegancia en cada gesto, un ritmo enaltecedor donde contrapuntean las palmadas, taconeo, guitarras, y ese canto que sale de lo mas profundo de cada ser…, fueron motivaciones que iluminaron la escena cuando las huestes de Eduardo Veitía , primeros bailarines, solistas, esos noveles bailarines que conforman el cuerpo de baile y el grupo musical, se unieron en un compacto bloque artístico para recordar y hacer sentir las tradiciones de una parte de nuestra nacionalidad, la hispana que llenó de colorido y buen hacer escénico para recibir fuertes ovaciones.
Las diversas expresiones del Flamenco salieron a flote en un espectáculo bien pensado y de poco más de una hora que dejó al auditorio con deseos de seguir disfrutando. Diversos artistas mostraron sus diferentes estilos y perfiles a la hora de abordarlo, porque es un arte en constante evolución, y demostraron, con su quehacer escénico, cómo puede manifestarse el Flamenco, desde la manera más racial o clásica hasta la más vanguardista, con música original y del folclor.
Abrió la noche una pieza de sumo lirismo, coreografía de Francis Núñez y música de Miguel Poveda titulada Añoranza, que tuvo, además la novedad de contar en el violín a Shanon Cooper “La Chano” (Estados Unidos) y al piano Daniel Martínez (Cuba), quien tuvo a su cargo los arreglos musicales para estos instrumentos. Los primeros bailarines Diancy Martínez y Ricardo D. Quintana esculpieron con sus gestos/cuerpos la obra donde vibran cuerdas sensibles acariciadas por el ritmo y que dibujaron un instante sumamente emotivo de la velada. El Fado Flamenco acercó a la escena del coliseo de Prado y San Rafael, La Habana Vieja, a una destacada intérprete española: Ana Ruiz, bailaora, flamencóloga e historiadora que “vistió” de un particular estilo las tablas de la Lorca con esa manera auténtica y personal de enfrentar el flamenco que conoce a la perfección, por ser andaluza y granadina y llevar dentro de sí ese sentimiento que se transforma en un baile que llega desde lo más profundo del alma. Junto a ella, regalaron también mucha luz a la presentación los cantantes Lindiana Murphy/Alberto Pérez, junto a la guitarra de Abdiel Rodríguez y la flauta de Annata García.
Esa primera bailarina que es Leslie Ung llenó nuevamente la ancha escena con su talento, ese que lleva en la sangre para desatar fuertes ovaciones con su labor en otra coreografía de Francis Núñez: Amar solo para ellas, mientras que el Martinete atrajo a gran parte de la compañía a escena para dejar en claro el buen momento artístico en que se encuentra el BEC. En Esencia, los varones de la agrupación dibujaron cada gesto con fuerza y precisión, destacándose la labor de los primeros bailarines Daniel Martínez y Ricardo D. Quintana, que son inspiración de la tropa que lidera Veitía.
La noche tomó un perfil de aires muy hispanos con esas batas de cola multicolores y los abanicos cuando llegó el turno de Arte y Tronío (Caracoles), en la que la que la primera bailarina Claudia González como solista dejó una agradable impronta, ataviada con esa belleza natural y su arte para enfrentar lo español, junto a un cuerpo de baile que se ha crecido en estos días de intenso trabajo. Momentos altos, donde vibró el auditorio al compás de la escena, lo constituyeron Seguirilla y Soleá por Bulerías, donde el cuerpo masculino desató toda sus fuerzas y, ese Fin de fiesta que saca lo mejor de cada uno de los integrantes de la agrupación para celebrar esta Fiesta de la Hispanidad que quedará grabada en todos los corazones.
Más de Flamenco…
La Gala de las Estrellas que reunió a casi todas las agrupaciones que trabajan lo español en Cuba junto con otras invitadas, fue un hermoso instante donde afloraron las tradiciones vestidas con diferentes maneras de decir este género. La Lizt Alfonso Dance Cuba iluminó las tablas con tres coreografías que motivaron fuertes aplausos: Quisiera amarte menos, Al Aire y Aferrado a los clásicos, mientras Alma flamenca acercó Chanelando y Nostalgia. La agrupación chilena La Academia dirigida por Gladys Acosta/Carola Cussen, permeó de una singular manera la Gala con De la Cordillera al Malecón (estreno mundial), y también el Flamenco que vivió un especial instante. La música que llegaba desde cualquier parte: Estados Unidos, Chile, Cuba… era el terreno ideal para hacer sentir sobre las tablas la contemporaneidad que atrapa este género nacido en Andalucía y que con el tiempo adquiere nuevos tintes, fusionado con otras músicas y ritmos, pero manteniendo siempre su esencia. Tanto Carola Cussen como Camilo Portales, primeras figuras del grupo como el cuerpo de baile (con elementos femeninos del BEC) entregaron una contagiosa coreografía –como la música- que fue muy bien recibida por los espectadores. La primera parte cerró con la magia de la Compañía Habana Compás Dance en Génesis, con la música de Eduardo Córdova de la mano de esas muchachas hermosas que bailan y emiten compases con diferentes elementos para decir un ritmo muy personal…
Pasaron también la Compañía Ecos, liderada por Ana Rosa Meneses en Flamenco por dentro regalando colorido y buen hacer en el baile; mientras que la Compañía Centro de Danza y Arte PROART, de México, enseñó sus mejores galas y otra manera de enfrentar el flamenco uniéndolo a la danza contemporánea en Entropía, pieza que destacó por su originalidad en la forma de presentar el espectáculo y la versatilidad de sus integrantes. Hechizo flamenco trajo Bulerías y Tango de Granada, y el BEC puso el punto final con una estampa de diversas coreografías que han destacado en la tropa de Eduardo Veitía a través de los años.
ROX 959 volvió a unirse al BEC
La destacada orfebre/artista Rosana Vargas y su marca ROX 950 con esas joyas que desprenden cubanía pasearon en los cuerpo de los bailarines del Ballet Español de Cuba por el vestíbulo del GTH Alicia Alonso poco antes de la Gala de las Estrellas. Se trataba de la pasarela titula Puro Acento en la que la artista expuso nuevamente su Colección homónima que ya había deslumbrado a los espectadores en el 2016 durante las presentaciones del espectáculo Puro Avcento español del BEC. Ahora sumando nuevas piezas para hombres, inspiradas por la canción La Habana que danza, de la cantante Telmary, y donde las fronteras de orfebrería/diseño de moda (pues tiene también de la inspiración del diseñador Ismael de la Caridad) se han fundido para integrarse en una sola...
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