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BEC: La Casa Alba en piel de flamenco
10November
Artículos

BEC: La Casa Alba en piel de flamenco

Por: Toni Pinera / Fotos: Jorge Fernández

La Casa de Bernarda Alba, última obra escrita por Federico García Lorca (1936), y publicada póstumamente en 1945, apareció en el amplio repertorio del Ballet Español de Cuba (BEC) en 1997 bajo el título de La Casa Alba. De esa manera, se integraba a un conjunto de piezas emblemáticas que han matizado, de manera original y certera, el quehacer de esta compañía fundacional, que está celebrando con todas sus fuerzas el aniversario 30 de la mano del 1er. Festival Internacional de Danzas Españolas y Flamenco en el GTH Alicia Alonso.

No por azar, su director, el maestro Eduardo Veitía seleccionó este importante título para llenar una de las noches de estas celebraciones en el coliseo de Prado y San Rafael, La Habana Vieja, con una pieza que es alta expresión del género, y en la que el BEC hace una singular interpretación. No es por azar que la compañía sea como una de las mejores de América Latina, avalado por el reconocimiento del público y la crítica, en sus actuaciones en diversos rincones del continente americano y Europa, principalmente España.

Como en otras de sus piezas, el director devenido coreógrafo acerca el drama lorquiano a las tablas vestido de flamenco, y pone en juego algunos temas que descuellan de la importante obra del genial poeta granadino: el autoritarismo de la despótica Bernarda, el deseo de libertad, el peso de la tradición, el fanatismo religioso, el miedo a descubrir la intimidad, y el papel de la mujer…, conjugándolos con simbolismos característicos expresados en La Casa… de Lorca. Entre otros, el color negro (la muerte), el verde (la rebeldía), la luna (placer), el calor (intensifica la tensión dramática), el bastón (poder tiránico)…, entremezclados, todos, con los movimientos, gestos, taconeo, y expresiones de los bailarines, para tejernos una hechizante pieza que vibra en la originalidad danzaria, donde lo teatral se funde a los más apasionado del baile flamenco. La versión del BEC resalta la progresión dramática del conflicto principal. A medida que progresa la narración, nos adentramos más en la casa y simbólicamente en las almas de cada persona involucrada en la pieza. La escenografía (Elena Gómez/Dagne Ramírez) aquí es mínima, cerrada, austera como la propia vida de sus habitantes.

La Casa Alba, en dos actos –prólogo/epílogo y ocho escenas-, que en esta ocasión apareció sin intermedio, de forma lineal que agregó en intensidad y nivel comunicativo al no cortar las fuertes secuencias, el espectador pudo reconocer el drama que se mueve detrás de las paredes de la casa de Bernarda Alba, cuyas cinco hijas –con sus nombres/acciones-, colorearon de sentimientos el interior de esa prisión donde se esconden pasiones, envidias, celos, tristezas… que Veitía puso a bailar/reflexionar en la escena, en la piel de los bailarines.

Bailarina del ballet español de Cuba en la Casa Alba

 

En este apartado hay que reconocer la singular entrega de los primeros bailarines: Leslie Ung como Poncia –la criada-, un rol que va haciendo suyo ante cada salida, y en la que realizó una faena de alto vuelo dancístico e interpretativo-, que junto a ese enorme bailarín que se va convirtiendo Ricardo Quintana (Pepe El Romano), en una palabra: ¡excelente! llenaron de ovaciones el auditorio, así como la juvenil y hermosa Diancy Martínez, ya primera bailarina, en la Adela que la toca con la magia de su versatilidad/estilo, para dejar en claro que el BEC tiene una enorme cantera de danzantes.

Bailarines del Ballet Español de Cuba en la Casa Alba... Eduardo Veitia

 

Pero La Casa… vivió instantes de pleno dramatismo y pasión en la piel de otros bailarines, en primer lugar de la primera bailarinas Claudia González, quien vistió la Bernarda con la fuerza/carácter de la tiránica e indolente madre, así como Lorena G. Martínez (Martirio), la juvenil Gretcheen Guerra (Amelia), María Z. Batule (Magdalena), Cossette Bazán (Angustias), Alejandra del Pino (Prostituta)…, y, no olvidar, con una mención especial al juvenil cuerpo de baile, que  en esas jornadas, tanto en algunos personajes como en el Pueblo, dieron lo mejor de sí, y engalanaron con su baile, gestos y acciones, una puesta que marca un punto importante del BEC, en este año del aniversario 30, resplandeciendo y llenando de colorido hispano, las tablas de la Isla caribeña.

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