Por Jorge Fernández Era
Las mayúsculas del título no sobran: Estilo Criollo es el nombre de una agrupación danzaria argentina que ha sido noticia en estos días en la oriental ciudad de Holguín, a casi ochocientos kilómetros de la capital cubana. Desde varios miles tuvo que viajar esta compañía de treinta jóvenes —de entre dieciséis años y tres décadas de vida— para participar en la edición veintitrés de la Fiesta de la Cultura Iberoamericana. La revista Arte por Excelencias, hospedada junto a ellos en el hotel Pernik de esta ciudad, ha sido testigo de una función especial que brindaron los bailarines argentinos en pleno lobby del hotel ante el reclamo público. Fue ocasión para entrevistar en exclusiva al director de esta compañía con sede en Bariloche, la ciudad más poblada de los Andes patagónicos.
Jonathan Rodríguez me cuenta que hace tres años recibió una llamada telefónica: una agencia de Córdova lo convocaba para realizar una gira por Venezuela y Ecuador con su «compañía» (las comillas porque no existía tal compañía y se vio forzado a crearla). Estilo Criollo decidió al final trabajar durante un año en el montaje de su repertorio, y solo en el año 2017, al enterarse de la existencia del evento holguinero, es que decidieron emprender su primera incursión internacional.
«La compañía ha tratado —resalta el joven director— de buscar bailarines de todas las provincias argentinas. Tenemos de Neuquén, de Chubut, de Río Negro… Algunos están separados por ochocientos kilómetros, y necesitan viajar por quince horas cada vez que nos juntamos para ensayar al menos una vez al mes previo a las giras que hacemos por todo el país los fines de semana».
Estilo Criollo se propone rescatar los bailes más autóctonos del folclor argentino —en Bariay pudimos disfrutar de la famosa danza de las boleadoras— con las corrientes más contemporáneas de la danza. «Tenemos seis parejas de bailarines, nos proponemos que sean diez para las próximas giras, y una banda de cinco músicos».
Desde que llegaron a Cuba el pasado 21 de octubre se han presentado en La Habana, Holguín, Antilla y Bariay, y cerrarán su periplo en el balneario de Varadero. En Gibara, tras terminar la función, tuvieron la oportunidad de visitar la Casa del Tango. «La señora nos cantó uno. Ella lloraba cuando terminó de hacerlo. Fue emocionante, un momento muy especial para nosotros», concluye Jhonatan.
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