Por Jorge Fernández Era
Holguín es la capital cultural de América Latina, de la Madre Patria y de todos los hispanohablantes cada segunda quincena del mes de octubre. Esto, que puede parecer un eslogan chovinista o un mero sueño de grandeza, se lo toman muy en serio los organizadores de la Fiesta de la Cultura Iberoamericana, un evento que año tras año busca potenciar el arte de los olvidados, esa cultura que está al margen de los centros de poder y de los circuitos mercantiles de promoción.
Cuando a raíz de cumplirse los quinientos años del llamado descubrimiento de América algunos pretendieron glorificar la conquista y tildar de benefactores a quienes espada en mano acabaron con no pocas cosas en este hemisferio, otros, sin soslayar el impacto que para el futuro del desarrollo de la humanidad constituyó la llegada de Colón y compañía a estas tierras, insistieron en la necesidad de enaltecer la cultura forjada por los nativos de América mucho antes de 1492.
La llegada del Almirante de la Mar Océana a la costa norte de Holguín el 28 de octubre de ese año, exactamente por un paradisíaco lugar llamado Bariay, es recordada dentro de la Fiesta de la Cultura Iberoamericana con una «peregrinación» que se ha dado en llamar Fiesta de los Pueblos Nuevos. Cientos de artistas cubanos y de otros países de la región se dan cita junto al monumento que recuerda el encuentro de las dos culturas para enviar a todos los pueblos del mundo un canto de paz y de solidaridad, pero también de rebeldía ante los desmanes de un mundo en que se repiten de muchos modos los efectos de la conquista.
En esta edición 23 del evento en Bariay «desembarcaron» los integrantes de una compañía folclórica argentina —Estilo Criollo— que ha deslumbrado al público holguinero en sus presentaciones en la capital provincial, la comunidad costera de Barrancones, Antilla, y en la Villa Blanca de Gibara, que recibieron a las IX Brigadas Artísticas de Solidaridad y a la Brigada de Arte Rebelde de la Asociación Hermanos Saíz. Según las declaraciones de los integrantes de Estilo Criollo a La Luz, periódico de la cultura holguinera, ellos se han empeñado en «bailar todos los días en todos los lugares, para hacer un hermanamiento con las diferentes culturas que se presentan en la Fiesta, específicamente la de Cuba, que es muy rica». Ellos, el trovador Humberto Hernández Alarcón y el guitarrista Saúl Domínguez —estos últimos de México— asumen con su arte la defensa de una cultura emancipadora presta a ser descubierta y a descubrirse en este siglo XXI.
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