Shigeyoshi Koyama, nacido en Osaka el año 1940, es un creativo plástico con fuerza expresiva en lo que se refiere a los sentimientos. Japonés de nacimiento y por cultura, nunca se ha quedado en la superficie de las formas sino que ha acertado en interpretar, de acuerdo a los principios fundamentales de su cultura, las características comunes que hay entre los humanos, sean de donde sean y vayan donde vayan.
Koyama ha encontrado en Cadaqués el cobijo que le recuerdan las impresiones primeras, aquellas que se fundamentan en las formas de ser de las personas y sus formas de expresarse. Porque todo es diferente cuando lo vemos por primera vez y no nos paramos a analizarlo, pero todo es igual o muy parecido cuando buscamos las esencias. Y como Koyama ha elegido esta segunda vía, la más auténtica y la más difícil a la vez, para encontrarse con él mismo en estado de pureza vital, de acuerdo con las sensaciones de la infancia, también conecta con mucha facilidad con el niño que todos llevamos, afortunadamente, dentro.
El Cadaqués que pinta Koyama es personal. Su figuración representa lugares geográficos, pero siempre en función de estados vitales. Sabe mirar y nunca pinta lo que ve, sino lo que siente. Por eso en sus cuadros hay siempre un sentido esquemático empapado de emotiva ingenuidad, que nos lleva a querer el concepto por encima de las formas. Estas existen, pero son como palabras escritas de un poema, que leídas de acuerdo a su sentido primigenio nos llevan a hacer con los sentimientos propios un acto de comprensión colectiva.