Por: Ivonne Peñalver (Exclusiva para Arte por Excelencias)
Poseedora de una poderosa y cálida voz de contralto, Yaíma Sáez se ha ido convirtiendo en el trascurso de más de una década en reconocida voz dentro de la escena musical cubana.
Esta camagüeyana a quien la psicología deportiva la inducía a estrechar la comunicación con el otro, descubrió que la canción tenía códigos propios que ella deseaba desentrañar. Y así comenzó la historia, que se traduce hoy en la suma de dos fonogramas, Identidad y Armonía, así como en la concepción de un DVD que bajo la siempre atinada mano repertorista del Maestro Luis Carbonell, tituló Joyas del tiempo. Nunca mejor denominación para un trabajo que encierra la esencia de la mirada estética de La Sáez: la defensa de un potencial cancionístico, capaz de trascender por su coherencia y validez artística, y al cual el público en cada aplauso reconoce como único.
En este contexto nace Armonía, la más reciente producción discográfica de Yaíma Sáez. Sobre el particular conversaremos con la intérprete, en momentos en que prepara para el mes de diciembre, un concierto en el Teatro Mella, pretexto idóneo para la filmación de lo que será su segundo DVD.
Yaíma, ¿por qué Armonía?
Sucede que dentro del ámbito musical, armonía es la relación que se establece entre los distintos acordes, a partir de la organización de los mismos. Esta relación junto a otros elementos logran que una composición tenga un sello de calidad o no. En esta oportunidad, los dos compositores que son interpretados en este disco, por la complejidad armónica de sus composiciones revolucionaron la música cubana en ese orden: se trata de Adolfo Guzmán y Juan Formell. Cada uno en su época, fueron influenciados por las tendencias armónicas más contemporáneas del momento, por eso luego de estudiar las sonoridades, los distintos géneros, y las técnicas pianísticas utilizadas, creímos que se podía lograr una dramaturgia que fuera in crescendo, justamente a partir del elemento armónico. Y este es el resultado: Armonía, como respuesta a una necesidad creativa- interpretativa, en el afán de homenajear a referentes que expresos o no, forman parte de la banda sonora y la sensibilidad de todo intérprete del género canción.
En cuanto a los temas que integran el disco y a los músicos que le acompañan, afirma Sáez:
El disco está conformado por once temas: Yo soy tu luz (Juan Formell); Para ser feliz (Juan Formell); Al fin amor (Adolfo Guzmán); Mis dudas (Juan Formell); Al fin creo en el amor (Juan Formell); Por tu falso amor (Adolfo Guzmán); Es tan fácil mentir (Adolfo Guzmán); Olvida el ayer (Adolfo Guzmán); ¿Qué voy hacer si tú te vas? (Juan Formell) Popurrit: No puedo ser feliz/Tú me haces falta (Adolfo Guzmán/Juan Formell; y Seré feliz cuando tú me quieras (Adolfo Guzmán)
Para poder enfrentar la concepción de los arreglos de estas canciones buscamos nuevamente a dos jóvenes músicos pianistas con los que ya habíamos trabajado en nuestro primer CD Identidad. En esta oportunidad Denis Peralta asumió la responsabilidad de productor musical, arreglista y pianista, logrando que nos encantáramos todos con su magia. Igualmente Efraín Chibás (Pacho), asumió la otra parte de los arreglos y la ejecución del piano, mostrando una excepcional madurez musical. Se trataba de unir a jóvenes músicos que a partir de distintas aristas de trabajo fueran capaces de lograr una verdadera armonía.
En esta ocasión tuve la suerte de contar en la grabación con dos músicos de mi grupo: la directora musical del mismo, Yamilé Pedro (cello) quien estuvo magistral ante los retos musicales que escribieron los arreglistas; Pablo Cruz (saxofones), músico muy joven talentosísimo. Agradecimientos especiales para Jorge Reyes (contrabajo) y Oliver Valdés (drums): en ese caso constituyeron un dúo perfecto de experiencia y juventud. Mauricio Gutiérrez (percusión y misceláneas), clara muestra de buen gusto; Mayquel González (trompeta) y Lino Lores (guitarra acústica y tres), otros dos grandes artistas con mucha sensibilidad en sus interpretaciones. Esteban Puebla (bajo eléctrico); el gran Javier Zalva con su clarinete; y la excepcional maestra de todos, Mirta Batista (arpa), que solo con ella pudo conseguirse la magia del final. Con este pequeño grupo de músicos artistas se logró Armonía.
Como disco ya es un hecho, pero ¿cuáles han sido sus principales retos?
Lo cierto es que antes de entrar en estudio hicimos un trabajo profundo con el repertorio: desde mi respiración en cada uno de los temas, la manera de acompañar, hasta - insisto-, las técnicas pianísticas a utilizar; por tanto uno de los grandes retos, cumplido a mi juicio, era que los instrumentistas, sobre todo la base (piano, bajo y percusión), grabaran los temas como si estuvieran trabajando en vivo, o sea, de arriba abajo, quizás como un pequeño jam session.
Otro gran reto fue y es mostrar a Yaíma Sáez evolucionada musicalmente, no solo por el registro vocal sino lograr que quedara envuelta en dinámicas, matices, dominio de la dramaturgia de cada uno de los temas de manera integral, y finalmente lograr hacer mucha música con pocos músicos que quedara con un sello atemporal, o sea, que en cualquier momento esa sonoridad pueda remitir emociones sin circunscribirla a tiempo específico es otro de los retos vencidos en esta oportunidad. Y eso solo fue posible por la genialidad de cada uno de los músicos que grabaron.
Es tu segundo fonograma, ¿qué lo distingue del anterior?
La diferencia entre el primer CD Identidad y este segundo Armonía, es la madurez musical tanto mía como intérprete, como la de los arreglistas que formaron parte. En Identidad, ópera prima, queríamos mostrarnos musicalmente, quizás sin pensar verdaderamente hacía dónde íbamos, queríamos demostrar el talento y el virtuosismo atendiendo a un gran repertorio escogido con la ayuda de la singular, Lucía Huergo. Fue una gran producción, nominada al Cubadisco 2015.
Con Armonía se respira un crecimiento importante desde todos los puntos de vista, hay una hipótesis planteada con respecto al tratamiento armónico de dos grandes Adolfo Guzmán y Juan Formell al mostrar cómo hacerlos. Y en medio de esa dinámica de trabajo se desprende una especie de conclusión que se explicita en el track 10 del disco, se trata del “Popurrit”. Lo cierto es que durante el tiempo de escucha del disco prima la homogeneidad, pues aun cuando ambos compositores tuvieran formas de hacer diferentes, en sus esencias creativas prima una cubanía influenciada por los mejores exponentes de la música universal - sobre todo norteamericana y brasilera-, por eso también acudimos a géneros foráneos para concebir los arreglos ya fueran de Formell o de Guzmán. Tomando en cuenta cada paso, Armonía se convierte para nosotros en otro peldaño escalado en cuanto a realización personal y como intérprete de la canción.
Armonía se encamina a convertirse en un DVD, ¿cómo estás y por qué?
Felizmente las disqueras Egrem y Bismusic se han unido en la coproducción de lo que será mi segundo DVD. El primero, Joyas del Tiempo, fue muy especial y hacía justo homenaje a lo mejor de los compositores en la década del 50-60. A partir de este referente deseaba que Armonía fuera un DVD muy contemporáneo en su visualidad y concepción musical. Es por ello que llamamos para la dirección artística a un creador lleno de humildad, sencillez y capaz de interpretar y convertir en realidad este sueño, se trata del Premio Nacional de Humor Osvaldo Doimeadiós; mientras que para la realización audiovisual apostamos por el joven e inquieto, Joseph Ross.
El porqué puede parecer pretensioso, pero es simple, dejo en manos de estos excelentes profesionales mi deseo como cancionera de perpetuar un repertorio a través de un concierto. No puede haber ambigüedad solo puntos comunes entre las partes. Precisamente la armonía musical y de la vida se nutre de lo que podamos hacer para evolucionar y no estancarnos en falsos conceptos. La canción en Cuba necesita ser más transgresora, desde la idea, pasando por textos que realmente expresen, hasta la construcción de los arreglos. Y con el binomio antes citado, los músicos en escena que estarán y todos los demás que nos colaboren, siento a Armonía como un material diferente.
Luego de tanto esfuerzo, ¿cuáles serían tus expectativas con el público?
La música, como una de las expresiones más bellas del arte, es válido y justo apreciarla, sentirla, disfrutarla sin barreras, por eso me gusta usar el término el público, y no el de mi público o mis seguidores, porque quisiera que lo que defendemos en Armonía sea ante todo disfrutado por todo tipo de público, entendidos y no académicos. Seguidores o no tanto de la canción, sino que lo disfruten las almas sensibles porque se trata de dos compositores que amaron y triunfaron justo por respetar la sensibilidad de la gente.
Hemos pensado el disco y el concierto como un encuentro entre generaciones y la canción es el motivo de entendimiento y enlace, por tanto mi mayor deseo al igual que el de mi equipo de trabajo es seguir compartiendo esos pasadizos a veces imperceptibles por los que apuesta esta humilde servidora de la canción y que ahora y siempre intentará vivir por la canción cubana, en armonía.
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