Por Liliana Molina Carbonell
En los itinerarios creativos que distinguen la obra de Yalil Guerra, sabemos que todas las credenciales remiten a la música. Seis nominaciones a los premios de la Academia de Artes y Ciencias de la Grabación, un Grammy Latino en 2012, y su desempeño al frente de la Asociación Nacional de Compositores Americanos en la ciudad de Los Ángeles, representan, tal vez, la punta del iceberg de una carrera en ascenso. Pero así como en una buena historia existen 3/4 partes que Hemingway consideraba subyacentes, en el universo sonoro que identifica a Yalil, también hay motivaciones quizás menos conocidas y mediáticas.
El sustrato de su afición por el cine es, probablemente, una de ellas. Aun cuando su trayectoria en el medio audiovisual incluye colaboraciones con la cadena Univisión y otros canales en EE.UU., el compositor cubano nunca había participado en un proyecto tan abarcador como el que le propuso hace apenas unos meses el realizador británico Leo Eaton: escribir la banda sonora del documental Weekend in Havana y, además, organizar el proceso de producción una vez concluida.
“Este es el trabajo más extenso que he realizado para medios audiovisuales, pues tuve que interactuar de manera constante con el director, y también enfrentar el reto de mantener la creatividad, sin interferir en la historia que se narra en pantalla. Para mí fue un honor ser parte de esta experiencia junto a él y su equipo, que es del más alto calibre”, declaró en entrevista exclusiva a Arte por Excelencias.
Los caminos que lo unen a la pantalla grande tienen su origen en un aspiración que comenzó a emerger a partir de sus inicios en la música y que, según reconoce, evidencia la mixtura de diversos referentes, entre los cuales se incluye la obra de Bernard Herrmann en las cintas Vértigo y Psicosis, o el legado de Max Steiner, Sergei Prokofiev, Erich Wolfgang Korngold y Aaron Copland.
“Desde niño me interesaron varios aspectos de la música; entre otras cosas, deseaba ser compositor para cine y televisión, y productor discográfico. Como tenía la ilusión de trabajar para este medio, siempre analizaba la obra de los grandes compositores. Después me pareció que eso no era suficiente y decidí hacer una maestría en música para cine, de la cual me gradué a finales de 2015. El haber tenido la oportunidad de estudiar en la ciudad de Los Ángeles —la meca del séptimo arte— aportó numerosas posibilidades, y acceso a conocimientos, cursos, herramientas y contactos que solo estando aquí se pueden forjar.
“Siempre es reconfortante cumplir las metas que uno se traza; no todo se puede alcanzar, pero es posible lograr algunos de esos sueños si te lo propones y muestras una gran voluntad y sacrificio. A esto se suma también que vivimos en un mundo que no es inerte; la música avanza, se expande y universaliza a veces sin darnos cuenta. Mi obra no es ajena a estos movimientos y llegó a los oídos del director Leo Eaton, en Maryland. Él me contactó personalmente para participar en este documental que narra la visita del presentador Geoffrey Baer a La Habana, donde un arquitecto, una bailarina y un pianista cubanos le muestran nuestra cultura desde ángulos diferentes”.
Como parte del proceso de trabajo, Yalil Guerra —quien reside desde hace más de 17 años en EE.UU.—, comenzó a escribir la música a finales de marzo, y a mediados de abril concluyó la grabación y producción. En ese tiempo récord no solo mantuvo intercambios sistemáticos con el realizador inglés y el resto de sus colaboradores; sino que además debió hacer frente al desafío de subordinar cada uno de los temas a las necesidades expresivas del director, sin perder de vista las particularidades que también implica contar una historia a través de un lenguaje sonoro propio.
“Lo que más me atrajo fue la posibilidad de ser yo cien por ciento. Es decir, como creador me sentí en casa, ya que pude escribir la música que he respirado y de la cual he bebido por muchos años. Todas esas referencias en los estilos populares y clásicos tuve que sintetizarlos en un solo proyecto, con una coherencia estructurada y en función de la imagen audiovisual, que en este caso propone un enfoque que no es el que habitualmente se ha mostrado en otros documentales sobre La Habana.
“Leo siempre supo explicar su visión de una manera efectiva, simple; en ese sentido, el trabajo con él y su equipo fue muy ameno e interesante. Me enviaban una escena y me sugerían algunas ideas de lo que estaban buscando en cuanto a carácter, intención, velocidad de la música, etc. Yo debía entonces interpretar todas esas propuestas, y crear y unificar una idea musical que jugara, arropara y diera color auditivo a la escena. Es vital tener un director conocedor de su arte, como lo es Leo, si se quiere hacer una obra audiovisual de esta envergadura”.
En todo ese proceso —aseguró— la producción de la banda sonora es la parte más compleja, “pues uno tiene que delegar el trabajo en otras personas. Por suerte, cuento con un equipo maravilloso de músicos muy talentosos, que me conocen de la A a la Z y son capaces de interpretar lo que quiero decir en una partitura. La calidad del sonido final viene de la mano de un gran amigo y colaborador de varios años, Oscar Autie, quien logró de una manera eficaz sintetizar y unificar la banda sonora, a pesar de que incluye diversos géneros musicales”.
Weekend in Havana se estrenará el 18 de julio en la cadena pública estadounidense PBS. Hasta entonces, la fisonomía de la ciudad que Eaton revela en los testimonios del arquitecto Daniel de la Regata, la bailarina y coreógrafa Irene Rodríguez y el pianista Roberto Fonseca, queda resumida en un tráiler que intenta condensar esas aproximaciones y en el cual la música, según es posible advertir, forma parte vital de las rutas urbanas que explora Baer.
Las interioridades de esa geografía sonora pueden apreciarse en un álbum homónimo grabado por Yalil Guerra, que reúne en 20 pistas toda la música compuesta para el documental. Como antesala de la esperada presentación en las televisoras del país norteño, desde el primero de mayo la banda sonora íntegra está disponible en las plataformas más importantes de ventas discográficas online, entre ellas, Amazon, iTunes y CDBaby.
“En este disco, el tema principal, Solo un Milagro, Amor, es paseado por varias pistas, con variaciones en cuanto a velocidad, estilo y concepto”, explicó el también profesor universitario y presidente de RYCY Productions, quien ha logrado articular en Weekend in Havana un entramado de experiencias sensoriales, con nexos asidos a esta ciudad y a los afectos que lo unen a ella.
“La música para cine y televisión tiene diferencias respecto a la música clásica y la popular. Cada una te aporta y enriquece en diferente cuantía. Todas, y en especial este nuevo proyecto, llevan consigo quién soy y unifican las posibilidades de lo que hago en el campo de la música, al exponer en un mismo trabajo composiciones en diversos estilos: son, mambo, chachachá, danzón, guaguancó, bolero…
“Como sabes, siempre he estado involucrado en el mundo de la música popular. Ser hijo del dúo de cantantes Rosell y Cary, fue un punto de partida para conocer a Matamoros, Teofilito, Bola de Nieve, Rita Montaner, El Benny, y una extensa lista de artistas y músicos cubanos más contemporáneos de los cuales he bebido y considero geniales. Sin embargo —reconoció— no podemos olvidar que tengo una formación clásica como compositor, lo cual me permite viajar con facilidad desde un cuarteto de cuerdas a un son montuno. Es algo natural que no causa dolores en mi espíritu; al contrario, creo que lo disfruto en demasía”.