Por Jorge Fernández Era
Michelangelo Pistoletto, el artista italiano que hace solo unos días sacara de su letargo a la zona del Parque Central de La Habana primero con un perfomance y luego con la inauguración de una muestra personal en Cuba a la que asistieron cientos de espectadores, ofreció a parte de ese público, y en el mismo escenario de la antológica exposición —la Sala de Arte Universal del Museo Nacional de Bellas Artes—, una conferencia donde trazó los meridianos de su obra, esa que hoy lo coloca entre los artistas más emblemáticos del llamado arte povera o arte pobre.
Jorge Fernández, director de la institución, al agradecer a Pistoletto por «esta gran exposición donde ha dejado sus riñones, su corazón y su vida, después de tantos años no solo de pensar esta idea, sino de respirar la energía de Cuba y de conectar su obra con nuestro país», destacó que lo más importante de esta exposición organizada por el Centro de Arte Continua y el Consejo Nacional de las Artes Plásticas es mostrar «a un hombre en su vida, un hombre que está más allá de la historia. Las clasificaciones son un entretenimiento para justificarnos los críticos y los curadores. Su obra no es pop, no es povera, no es posrrealista: su actitud ante la vida ha sido el gran trabajo de Pistoletto».
Michelangelo explicó que esta exposición es un gran recorrido por su obra, desde sus primeras piezas hasta aquellas cuya inspiración ha sido Cuba. Sobre estas últimas destacó que las imágenes seleccionadas para sus cuadros-espejo son un reflejo de la realidad cubana, no la de ayer ni la del futuro, sino la de estos días. «Yo seleccioné las que más me emocionaban; son una muestra de la vida cotidiana de ustedes. Es una parte de todo el trabajo que he hecho en los últimos años con los espejos. Lo que está delante de ellos es la verdad de la vida. Dentro del cuadro está el espectador. El cuadro ya no es solo del artista, sino de todo aquel que se refleja dentro de la obra. Es el retrato del espacio y del tiempo. Que constantemente los espectadores se vean reflejado en él le da una dimensión de infinito».
El público cubano tendrá oportunidad hasta marzo del año entrante de acercarse a la antológica exposición de este icono del arte contemporáneo.