CIUDAD DE MÉXICO: En el Museo Nacional de Arte (Tacuba 8, Centro Histórico) se presenta hasta el 14 de febrero de 2010, la muestra Alfonso Reyes y los territorios del arte, en la que se da cuenta de la pasión del gran intelectual mexicano por las artes plásticas y sus relaciones con artistas nacionales e internacionales.
Se puede apreciar desde un lienzo de Robert Delaunay del Museo de Arte Moderno de Nueva York, hasta un Goya de la Hispanic Society, de Nueva York.
Para Alfonso Reyes el arte siempre fue parte de su vida cotidiana. “En los muros de la Capilla Alfonsina (su biblioteca) cuelgan algunos de los óleos, dibujos, grabados que Reyes pudo adquirir o que le fueron obsequiados a lo largo de su vida. Obras de Angelina Beloff, Diego Rivera, Julio Ruelas, Manuel Rodríguez Lozano, Ángel Zárraga, Roberto Montenegro, Daniel Vázquez Díaz, Foujita, Max Aub, José Moreno Villa, Pedro Coronel, Federico Cantú, Cándido Portinari, Dimitri Ismailovitch, Ismael Nery, Rafael Barbieri, entre otros artistas, muestran la amplitud de gustos de Reyes en este campo”, refiere Héctor Perea, escritor e investigador literario quien de 2006 a 2009, realizó la curaduría y el montaje de la exposición itinerante Alfonso Reyes, el sendero entre la vida y la ficción, en donde se exhibió por vez primera al polígrafo regio como conocedor, comentarista y coleccionista de arte.
A partir de esa experiencia y con el amplio conocimiento que ha ido adquiriendo sobre el escritor (se ha especializado en Reyes desde hace tres décadas), el investigador del Centro de Estudios Literarios del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, escribió el libro de ensayos Ojos de Reyes, que recientemente publicó la Dirección de Literatura de la UNAM.
“Para Reyes, la vida cotidiana era arte y el arte era parte de su vida cotidiana”, distingue Perea.
En 1924 se publicó Calendario, libro de Reyes que incluye el ensayo “Contra el museo estático.” Desde el punto de vista de Perea, Reyes con este texto se convierte en un visionario al adelantarse a su tiempo y hablar de los avances tecnológicos en 3D. “Simplemente atando cabos, acaso sin pensar en que la tecnología o la ciencia pudieran estar en ese nivel, llegó a esa conclusión. Una mente tan lúcida como la de Reyes podía ver con profundidad y ligereza hacia el pasado, y así mismo proyectar sus ideas. En ese texto, aborda el tema del museo dinámico, y cuando habla de los jarrones chinos piensa en la imagen proyectada del artesano en el momento de elaborar la pieza, misma que imagina se reflejará en 3D”.
Según el investigador literario, Reyes lamentaba que la crítica no hubiera contado con las herramientas filosóficas para estudiar a fondo el arte; y que, a su vez, la filosofía careciera de conocimientos precisos, de orden técnico, para entender el arte.
Fuente: Mary Carmen S. Ambriz, Milenio.com